KENSINGTON, Maryland — Parado afuera de la cerca de alambre que rodea el Templo de Washington D.C., Vidal Boyacá, un artesano de Colombia, habló sobre cortar, moldear y dar forma al mármol en el edificio renovado.
Llevaba puesto un casco de protección, un chaleco amarillo de construcción y un pañuelo rojo alrededor del cuello, sus manos cubiertas de polvo blanco y con el olor de construcción que aún impregnaba su ropa. Era la hora de almuerzo de Boyacá y él miraba el reloj para no llegar tarde a su turno de la tarde.
Su trabajo en otros templos santos de los últimos días lo dirigió a este edificio icónico, que ha llamado la atención de millones de personas que han manejado en la autopista Capital Beltway por 45 años.
El templo de 14.864 metros cuadrados sobre un terreno de 210.437 metros cuadrados está ubicado 16 kilómetros al norte del Capitolio de los Estados Unidos. El templo cerró en 2018 para que la Iglesia pudiera actualizar sistemas mecánicos y eléctricos, renovar acabados y muebles y mejorar el terreno. Se rededicará el 13 de diciembre.
Una de las actualizaciones en el interior del templo consta de combinar el mármol blanco Alabama — que define el acabado en el exterior del templo — y usarlo en el interior del templo.
Boyacá está colocando el mármol para el moldeado del interior del templo, asegurándose de que se ajuste perfectamente a las paredes y las escaleras del templo con bordes redondeados. El trabajo es tedioso; puede instalar 30 a 60 metros al día. Cuando se complete el proyecto, él habrá instalado alrededor de 6 kilómetros de moldeado base de mármol en el templo.
Boyacá y yo hablamos después de que me reuní con otros medios de prensa en el centro de visitantes cercano para escuchar al comité local del templo hablar sobre el templo. También publicaron representaciones del trabajo que Boyacá y unos 1.500 trabajadores más están llevando a cabo dentro del templo.
Boyacá no lo dijo, pero es obvio que este y otros templos son un símbolo de su propia trayectoria.
Nació en Colombia y estudió artesanía de mármol en una universidad en Bogotá. Después de terminar sus estudios, él trabajó haciendo lápidas y otros proyectos en el país.
Luego, le llegó una oportunidad que cambió su vida. Obtuvo trabajo en el Templo de Bogotá, Colombia. Esto condujo a invitaciones para trabajar en templos que se estaban construyendo o renovando en El Salvador, Honduras, Perú, México, Fiyi, Chile, Haití, Panamá y los Estados Unidos.
Él dijo que, en un principio, su trabajo en los proyectos de templo era solo un empleo. Pero después — justo cuando el mármol que define el exterior del Templo de Washington D.C. se convirtió en un elemento dominante en el interior del templo — el trabajo también comenzó a cambiar el interior de Boyacá.
Los santos de los últimos días que eran parte del personal del templo donde él trabajaba lo invitaron a los servicios de la Iglesia. Él oró y le pidió a Dios que lo ayudara a bautizarse.
Sus compañeros del proyecto de Washington D.C. le presentaron a los misioneros. Boyacá dijo que sintió felicidad al participar en las pláticas sobre la Iglesia.
Él comenzó a entender por qué su trabajo en los templos santos de los últimos días tenía que ser de la mejor calidad que él pudiera ofrecer. Al hacerlo, sus propios estándares comenzaron a cambiar. “Lo hago todo con cuidado y fe”, dijo él. “Confío en que Dios me ayudará. Quiero que quede perfecto”.
Después de poco, él podía ver que algo parecido ocurría en su interior.
Se bautizó el 23 de agosto de 2019.
“Después de mi bautismo, mi vida ha sido muy buena”, dijo él, indicando que ahora le encantan los domingos porque puede ir a la Iglesia.
Él dijo que cumplirá con sus convenios por sus 10 hijos y 14 nietos. “Cuando el padre de una familia se pone de pie y dice lo que es correcto y lo que es verdadero, tendrá un gran impacto”.
Es un impacto que todos podemos sentir en la Casa del Señor, el lugar donde se moldeó la fe de Boyacá a medida que él cortó y dio forma al mármol.