El élder Neil L. Andersen caminó a través del salón de baile del hotel lleno a capacidad en Bangkok, Tailandia, reconociendo con respeto una y otra vez a los miembros congregados ahí.
Con cada saludo, el élder Andersen del Cuórum de los Doce Apóstoles sintió la bondad de los santos de los últimos días tailandeses y no podía evitar el sentimiento de que, en un país de 63 millones de personas, ellos son una “luz sobre el monte”.
La reunión del 12 de enero fue parte de una asignación reciente para el élder Andersen en Tailandia, conocido como el “País de las sonrisas”.
Además de la reunión con los miembros, también se reunió con los jóvenes adultos solteros y los misioneros, donde testificó de Jesucristo y habló sobre el templo bajo construcción en el país. Lo acompañó el élder David F. Evans, presidente del Área Asia.
Los misioneros llegaron a Tailandia en 1968; hoy en día el país cuenta con más de 22.000 miembros de la Iglesia en cuatro estacas y dos distritos.
El Templo de Bangkok, Tailandia, el primero en el país, se anunció en abril de 2015 y servirá a los miembros en Tailandia y en todo el sureste asiático. Antes de que se anunciara el templo, el más cercano era el de Hong Kong, a más de 1.600 kilómetros de distancia.
El élder Andersen dijo que los miembros fieles, cuyos sacrificios y devoción ayudaron a preparar a Tailandia para tener un templo, eran excepcionales. “Todos están emocionados por su templo”, dijo él.
El élder Wisit Khanakham, un setenta de área, recalcó los comentarios del élder Andersen al decir que los miembros se sienten “totalmente emocionados, encantados y contentos” por el nuevo templo.
Nacido en Ban Pong, el élder Khanakham es de un pueblo muy pequeño, mayormente desconocido al público, sin electricidad ni fuente de agua fácilmente disponible.
Cuando los misioneros protestantes llegaron al área, los habitantes fueron poco amables con los forasteros lo que causó que el élder Khanakham empezara a cuestionar sus propias creencias. Su búsqueda lo condujo a su conversión a la Iglesia.
La mayor parte de la población santos de los últimos días en Tailandia son conversos como él, dijo el élder Khanakham, “con excepción de algunos pioneros locales de la Iglesia de segunda y tercera generación”.
Él dijo que el élder Andersen mostró un profundo conocimiento de los santos de los últimos días tailandeses. En un país donde los cristianos forman parte de la gran minoría, el élder Andersen le pidió a los miembros de la Iglesia que “profundicen su fe en el Señor Jesucristo”.
“Sus enseñanzas nos inspiraron a todos a hacer aún más por seguir a nuestro Salvador”, dijo el élder Khanakham.
El presidente Suchat Chaichana, quien ha prestado servicio como el presidente de la Estaca Bangkok Tailandia por los últimos cinco años, dijo que la visita del élder Andersen fue significativa. Como un líder local de la Iglesia, dijo que él se ha preocupado por encontrar trabajadores para el templo cuando se termine. Pero el mensaje del élder Andersen se convirtió en su consuelo, dijo él.
El élder Andersen le prometió a los líderes que tendrían a las personas que necesitaban si “nos preparamos para ser dignos de las bendiciones del templo”.
El presidente Chaichana dijo que le conmovió que el élder Andersen hiciera el esfuerzo por saludar a su familia personalmente y luego comentó haber visto al apóstol mostrar respeto a todos los que estaban reunidos para la reunión de miembros.
Un miembro le dijo al presidente Chaichana que, después de reactivarse en la Iglesia hace siete años, ella siempre quiso saludar a un apóstol. Estando sentada en la parte trasera del salón, ella se sintió decepcionada cuando anunciaron al final de la reunión que los miembros deberían permanecer sentados mientras el élder Andersen salía.
Pero en lugar de irse, el élder Andersen caminó fila por fila, lo cual llenó su “corazón con alegría”.
El presidente Chaichana dijo que todos en el salón aprendieron cómo ser un discípulo de Jesucristo gracias al ejemplo del élder Andersen.
El presidente de la Estaca Bangkok Tailandia Norte, Sathit Kaivalvatana, dijo que el élder Andersen les recordó a los miembros que su fe es importante.
“Somos una luz en el mundo”, dijo él. “Tenemos que brillar”.