Los líderes adultos de los jóvenes de un barrio de Sandy, Utah, revisaron el calendario del mes de enero. “¿Deberíamos tener una actividad combinada este mes?”, preguntó el obispo Scott Anderson.
El mes estaba repleto. Los líderes estaban cansados. Ya se habían llevado a cabo varios eventos que involucraban a los jóvenes. Así que, decidieron que no.
Sin embargo, eso cambió rápidamente debido a un mensaje de texto grupal que involucraba a la presidencia del cuórum de presbíteros. Los hombres jóvenes se pusieron de acuerdo con la presidencia de clase de las Mujeres Jóvenes. Juntos, decidieron que querían una actividad, y comenzaron a planearla.
“Nos tragamos nuestro orgullo y dijimos: ‘Bueno, ¿cómo podemos ayudarlos?’”, recuerda el obispo Anderson con una risa entre dientes.
Para muchos líderes adultos, la transición de permitir que los jóvenes lideren es más sencilla en la teoría que en la práctica. Sin embargo, tal como observó el obispo Anderson, “se está manifestando lo que todos, incluidos los profetas, nos han estado diciendo durante años — esa capacidad de estos jóvenes es mayor del crédito o la responsabilidad que podríamos haberles dado”.
El obispo Anderson — junto con sus consejeros, la presidencia de las Mujeres Jóvenes y los asesores del Sacerdocio Aarónico — está comenzando a reconocer la fortaleza, capacidad y disposición de los jóvenes de su barrio, en especial de aquellos que han sido llamados a dirigir clases y cuórums. Él ve esa capacidad en acción durante el consejo de barrio para la juventud — un nuevo consejo que reemplaza al comité de obispado para la juventud, tal como lo anunció el élder Quentin L. Cook en la conferencia general de octubre.
Recientemente, las presidencias generales de los Hombres y las Mujeres Jóvenes se sentaron con Church News para conversar sobre lo que desean que los líderes adultos sepan sobre el consejo de barrio para la juventud y cómo pueden los jóvenes beneficiarse y contribuir a medida que se levantan y lideran en la obra de salvación y exaltación del Señor.
1. Los jóvenes son apartados para recibir revelación. Confíen en ellos.
Los jóvenes que prestan servicio en las presidencias de clase y de cuórum han sido llamados por Dios y apartados bajo la autoridad del sacerdocio para dirigir a los miembros de sus clases y cuórums. Junto con esta labor viene la responsabilidad de ministrar a las personas a quienes prestan servicio y recibir inspiración en favor de ellas, dijo la hermana Bonnie H. Cordon, presidenta general de las Mujeres Jóvenes.
“Los jóvenes son muy capaces”, dijo ella. “Están listos y dispuestos a dirigir. Y con líderes adultos como guías, crecerán rápidamente en habilidad y experiencia”.
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Al participar en el consejo de barrio para la juventud, “esperamos que los jóvenes comprendan su capacidad de recibir revelación, puedan compartirla en un consejo, reciban inspiración adicional al deliberar en consejo y sepan qué hacer con ella”, dijo la hermana Becky Craven, segunda consejera en la presidencia general de las Mujeres Jóvenes.
Uno de los obstáculos que el obispo Anderson ha visto al permitir que los jóvenes sean líderes en sus barrios es que él u otros líderes adultos sienten la necesidad de proponer una solución, en especial cuando existe la más mínima duda entre el liderazgo joven.
Cuando deliberan en consejo y planifican, él ha aprendido a “dar un paso atrás y ejercer un poco más de paciencia” y no esperar que todo salga perfecto. “Está bien cuando no todo sale de acuerdo con el plan que hay en la mente de los líderes adultos”, dijo él.
Lucas Hansen, de 18 años, primer asistente del cuórum de presbíteros en el barrio del obispo Anderson, describió la creciente responsabilidad de dirigir como “intimidante pero emocionante”.
“Es atemorizante ser quien debe dirigir y reunir a todos y coordinar con las mujeres jóvenes”, dijo Hansen. “Sin embargo, comprender que puedes hacerlo y que, aunque seas el líder, tienes toda la ayuda que necesitas a tu alrededor de parte de tu obispo, tus asesores e incluso tus consejeros”.
2. El consejo de barrio para la juventud sigue el patrón del consejo de barrio.
El hermano Stephen W. Owen, presidente general de los Hombres Jóvenes, dijo: “Lo que antes se consideraba una simple reunión de calendario ahora sigue el patrón del consejo de barrio. Las mismas cosas que ocurren allí pueden ocurrir en el consejo de barrio para la juventud — pero bajo la dirección de los jóvenes”.
El cambio del comité de obispado para la juventud al consejo de barrio para la juventud no es solo un cambio de nombre. “Tiene que ver con involucrar a los jóvenes y beneficiarnos de sus capacidades y fortaleza en la obra de salvación”, dijo el hermano Douglas D. Holmes, primer consejero en la presidencia general de los Hombres Jóvenes.
El propósito del consejo de barrio para la juventud es “ayudar a los individuos a edificar testimonios, recibir las ordenanzas salvadoras, guardar sus convenios y convertirse en seguidores consagrados de Jesucristo”.
El obispo preside el consejo, que usualmente se reúne una vez al mes y se compone del obispado, un asistente del obispo en el cuórum de presbíteros, los presidentes de los cuórums de maestros y diáconos, la presidenta de clase (si es una sola) o presidentas de clases (si son varias) de las Mujeres Jóvenes y la presidenta de las Mujeres Jóvenes (ver Manual 2, 18.2.9).
Durante el consejo de barrio para la juventud, los jóvenes deliberan juntos sobre las preocupaciones o desafíos que enfrentan los jóvenes y sus familias. Conversan sobre temas tales como: la ministración, la obra misional, la retención, la activación y la obra del templo y de historia familiar. Este también es un momento apropiado para que el obispo enseñe habilidades de liderazgo a los jóvenes.
Tal como el obispo delega asignaciones en un consejo de barrio, “esperamos que ocurra lo mismo en el consejo de barrio para la juventud. Luego viene el seguimiento, para que comprendan el patrón”, dijo el hermano M. Joseph Brough, segundo consejero en la presidencia general de los Hombres Jóvenes.
“Los jóvenes llevan ideas o preocupaciones desde sus reuniones de presidencia al consejo de barrio para la juventud, y llevan la información del consejo de nuevo a sus reuniones de presidencia”, dijo el hermano Owen, tal como lo haría una presidenta de la Sociedad de Socorro o un presidente del cuórum de élderes en su organización.
“Luego, las presidencias de cuórums y de clases pueden involucrar a todos los miembros de sus clases y cuórums para satisfacer las necesidades del barrio. A medida que involucramos a los jóvenes, se convierten en un recurso poderoso para bendecir al barrio”, añadió la hermana Cordon.
Esta reunión no es para planificar actividades. Sin embargo, coordinar actividades y hacer asignaciones puede tomar una parte de la agenda, añadió el hermano Brough.
3. Esta es una forma en que los jóvenes pueden participar del batallón del Señor. Él los necesita.
El presidente Russell M. Nelson ha desafiado a los jóvenes de la Iglesia a alistarse en el batallón de jóvenes del Señor para recoger a Israel. “El consejo de barrio para la juventud proporciona una manera de cumplir con ese encargo del profeta”, dijo el hermano Holmes. “El Señor necesita a los jóvenes”.
A medida que participen, “se verán a ellos mismos más allá de su responsabilidad en el cuórum o clase y comenzarán a ver cómo pueden contribuir a fin de ayudar al obispo, al barrio y ayudarse los unos a los otros”, dijo la hermana Cordon.
Cuando se trata de involucrar a los jóvenes, “a menudo no queremos estresarlos, así que retenemos la responsabilidad. Es demasiado fácil para los adultos asumir la responsabilidad debido a que los jóvenes están tan ocupados”, dijo la hermana Michelle Craig, primera consejera en la presidencia general de las Mujeres Jóvenes.
Sí, puede que tengan la práctica de fútbol o la clase de arte o de piano, pero “no podemos tener miedo de darles responsabilidades a los jóvenes”, dijo ella.
“Esperamos que los jóvenes se vean a ellos mismos como un componente clave para ayudar al obispo con los asuntos del barrio”, añadió la hermana Craven.
Con esa responsabilidad, los jóvenes aprenderán, crecerán y se sentirán útiles. “Son una generación que necesita sentir que su vida tenga sentido”, dijo el hermano Holmes.
“Quieren ser parte de una causa. Queremos que el evangelio de Jesucristo y la obra de salvación sean su causa”, dijo la hermana Cordon.
4. Es una oportunidad para que los jóvenes y adultos aprendan los unos de los otros.
Si bien el consejo de barrio para la juventud es una oportunidad de que los jóvenes aprendan, “los adultos tienen tanto que aprender de los jóvenes”, dijo la hermana Craig. “Es una oportunidad para que, tanto los jóvenes como los adultos, aprendan del cielo y los unos de los otros”.
“Si nosotros estamos ahí como líderes para escuchar y aprender sobre lo que hablan los jóvenes, creo que descubriremos un gran cambio y recurso para ayudar al barrio a avanzar”, dijo la hermana Cordon. Los jóvenes tienen “ideas originales” y una perspectiva diferente.
El entorno que crean el obispado y la presidenta de las Mujeres Jóvenes en el consejo de barrio para la juventud es crítico, dijo el hermano Brough. “Queremos un entorno en el que los jóvenes puedan hablar y decir lo que piensan”.
También es importante para los jóvenes ver que el obispo confía en ellos. “Esta es una oportunidad para los jóvenes de estar con quien tiene las llaves del barrio y aprender, observar y edificar relaciones”, dijo él.
5. El consejo de barrio para la juventud los prepara para llamamientos futuros.
Además de la experiencia de liderazgo, al participar en el consejo de barrio para la juventud, los jóvenes ganarán habilidades de comunicación — habilidades que usarán por el resto de su vida.
Por ejemplo, los hombres y mujeres jóvenes aprenderán como trabajar y deliberar juntos. “Cuando los hombres y mujeres jóvenes comparten sus pensamientos e ideas — y se escuchan mutuamente — están aprendiendo habilidades de relaciones que los bendecirán ahora y en el futuro, aun en el cortejo y el matrimonio”, dijo el hermano Owen.
La experiencia en el consejo de barrio para la juventud también bendecirá a los misioneros. “Cuando los misioneros llegan al campo misional, deben asistir a los consejos de barrio y participar en consejos de liderazgo misional”, dijo él. “Si comenzamos desde ahora, deliberar en consejo será algo familiar para ellos. Será algo que ellos comprenden”.
Estos jóvenes son los futuros líderes de la Iglesia. “En verdad, estamos entrenando a las futuras presidentas de Sociedad de Socorro y a los futuros obispos”, dijo el hermano Brough.
“Imaginen cuánto mejores serán en los consejos misionales, familiares y de barrio si ayudamos a nuestros jóvenes a aprender en este contexto cómo deliberar en consejo de forma eficaz”, dijo el hermano Holmes.
La hermana Craig añadió: “A medida que los jóvenes comiencen a ver que realmente se les necesita y se les involucra en la obra de salvación, se producirá un efecto dominó — verán que tienen un lugar en la Iglesia y permanecerán involucrados cuando dejen los Hombres y las Mujeres Jóvenes para ir al cuórum de élderes y a la Sociedad de Socorro.
“Su testimonio y fe en Jesucristo habrán sido fortalecidos en la medida que tengan estas experiencias y aprendan cómo es buscar y recibir revelación en favor de otros”.