Para los santos de los últimos días en Argentina y en todo el continente sudamericano, la familia Ballard y la temporada navideña están sagradamente vinculadas.
Hace casi un siglo, el día de Navidad de 1925, el élder Melvin J. Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, visitó el parque Tres de Febrero en Buenos Aires, Argentina, y dedicó toda Sudamérica para la predicación del evangelio.
Durante su trabajo en Argentina, el apóstol imaginó un día “cuando [Sudamérica] será un poder en la Iglesia”.
Hoy en día, la profecía del élder Ballard se realiza de nuevo cada vez que un peruano o brasileño entra en las aguas del bautismo o adora dentro de uno de los muchos templos que marcan el continente.
El sábado, 12 de diciembre, los santos de los últimos días en Argentina y más allá se reunieron una vez más para escuchar las palabras proféticas de otro apóstol de los últimos días llamado Ballard —el presidente M. Russell Ballard, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles y nieto del élder Melvin J. Ballard.

Hablando a través de Zoom desde la sede de la Iglesia en Salt Lake City, el presidente Ballard compartió saludos de Navidad y consejos prácticos con los participantes del Seminario de los santos de los últimos días en América del Sur 2020.
Se le unió en la reunión virtual el élder Mark A. Bragg, un setenta autoridad general quien recientemente sirvió en la presidencia del Área Sudamérica Sur.
El presidente Ballard reconoció que el último año ha sido un año difícil para muchos. Sigue siendo así.
“Pero si tienes el evangelio en lo profundo de tu corazón, no importa”, dijo él. “Pase lo que pase, puedes soportarlo. ¿Por qué? Porque eres hijo o hija de Dios y Él te ama. Él velará por ti. Las cosas pueden ser difíciles, pero sabes quién eres —y eso te da el valor para tratar de hacer las cosas correctas por las razones correctas”.
El presidente Ballard no es ajeno a Argentina y las naciones de América del Sur. Él ha visitado el continente con frecuencia en asignaciones eclesiásticas. El hombre de 92 años dijo que espera poder disfrutar de al menos un viaje más a la región cuando se haya resuelto la pandemia del COVID-19.
Habló del histórico servicio de su abuelo en Argentina en una época en la que había pocos materiales didácticos en español. El Libro de Mormón aún no había sido traducido formalmente, por lo que él y sus asociados aprendieron a ser ingeniosos al compartir el evangelio. Ellos fueron impulsados por su obediencia y fe.
“Mi abuelo comenzó la obra del Señor en Sudamérica a través de esa humilde oración dedicatoria que pronunció bajo la dirección del presidente de la Iglesia”, dijo el presidente Ballard.
Como lo profetizó el élder Ballard hace décadas, la Iglesia en Sudamérica ha llegado a ser “como un poderoso roble” cuyas raíces son profundas y seguras.

El presidente Ballard animó a su audiencia el sábado, 12 de diciembre, a compartir las experiencias proféticas de su abuelo con sus seres queridos como parte de sus celebraciones navideñas. “Díganles que es una bendición maravillosa que el presidente Heber J. Grant —el presidente de la Iglesia— haya enviado a uno de sus apóstoles a Argentina para dedicar todas las tierras de América del Sur”.
Para el élder Melvin J. Ballard, viajar de Salt Lake City a Buenos Aires “no fue una tarea fácil”. El apóstol abordó trenes y barcos para llegar a Argentina. El viaje requirió varias semanas, pero sus sacrificios impulsados por el evangelio bendicen a Sudamérica hasta el día de hoy.
Durante la temporada navideña, el presidente Ballard a menudo lee el relato de Tomás en el Nuevo Testamento, uno de los apóstoles originales de Cristo. Tomás no estaba presente cuando el Jesús resucitado se apareció inicialmente a Sus discípulos. Tomás, por supuesto, dudó del relato milagroso de Su visita. No podía aceptar que el Señor realmente se hubiera levantado de entre los muertos.
Ocho días después, fueron nuevamente visitados por Jesucristo. El Señor invitó a Tomás a sentir las huellas de los clavos en Sus manos y la marca en Su costado —“y no seas incrédulo, sino creyente”. (Juan 20:27).
Las lecciones de fe que Tomás aprendió ese día se aplican a todos los seguidores del Salvador en la actualidad, dijo el presidente Ballard. “Creemos que Jesús es el Cristo. … No tienen que ser un apóstol para saberlo con certeza”.

El apóstol animó a sus oyentes virtuales a fortalecer su creencia en Cristo al vivir Sus mandamientos, participar de la Santa Cena todos los domingos y compartir el Libro de Mormón con amigos y seres queridos.
La visita del Señor y Su Padre al joven José Smith, agregó él, abrió la última dispensación, marcando el comienzo de la Restauración del evangelio. “Qué tesoro es, hermanos y hermanas, el saber que Jesucristo, en presencia de nuestro Padre Celestial, se apareció a un joven hace 200 años”.
El presidente Ballard también testificó sobre el Salvador y Su sacrificio expiatorio. Él pronunció una bendición sobre los participantes del sábado, “que el poder de Jesucristo penetre en sus corazones, mentes y hogares de tal manera que encuentren el gozo, la paz y la felicidad que provienen de aquellos que creen”.
Nunca dejen pasar la oportunidad de arrepentirse, dijo el presidente Ballard.
“Esfuércense por vivir las enseñanzas de Jesús”, dijo él. “Y cuando cometan un error, lo cual sucederá, no duden en arrepentirse y permanecer en la senda del convenio del que habla el presidente Russell M. Nelson. … Es el camino de regreso a la presencia del Padre y del Hijo”.
En sus breves declaraciones del sábado, el élder Bragg habló de su gratitud por los santos de los últimos días de Suramérica.
Su “gran base” de crecimiento, dijo él, continúa construyéndose por todo el continente.
“Al servir, amar y tender la mano, uno por uno, ustedes bendecirán a toda Sudamérica y serán un instrumento en la mano del Señor para cumplir la profecía que fue tan bellamente articulada por el élder Melvin J. Ballard”.