Tan solo dos semanas después de que los líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días suspendieran las reuniones en todo el mundo en marzo, en medio de la creciente pandemia de COVID-19, el presidente M. Russell Ballard reflexionó sobre los tiempos pasados de agitación y explicó por qué miraba al futuro con serena resolución.
“Desde el comienzo de los tiempos ha habido circunstancias similares a esta. De algún modo, las superaron, y nosotros superaremos esta”, dijo el presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, quien, a los 91 años, ha servido como autoridad general más tiempo que cualquier otro líder de la Iglesia con vida. El mundo ganará esta “guerra contra el coronavirus”.
En los seis meses siguientes, otros líderes —incluido el presidente Russell M. Nelson y sus consejeros en la Primera Presidencia, así como los miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles— también hablarían acerca de la pandemia mundial.
El resultado es una serie de Church News que documenta el consejo y la guía que dieron los líderes de mayor antigüedad de la Iglesia a medida que los 16 millones de miembros de la iglesia comenzaban a participar de servicios semanales de adoración en sus hogares, veían a la obra misional cambiar con la ayuda de la tecnología y aprovechaban las oportunidades limitadas para la adoración el en templo.
De esas entrevistas surgieron 12 temáticas instructivas para quienes buscan guía en un mundo que se define cada vez más por la confusión y el conflicto:
El remedio para el temor es la fe en el Señor Jesucristo.
Mirando hacia el futuro, el presidente Nelson dijo que los santos de los últimos días deberían ver al conflicto con una perspectiva eterna. “El camino por delante siempre tendrá baches, pero el destino será sereno y seguro”, dijo él.
Lo “crucial”, agregó el presidente Henry B. Eyring, es “conectarse con Dios” —sentir que “Dios está caminando contigo. Es un sentimiento de confianza en el Señor, de que Él está velando por ti. … La única forma de lidiar con el temor es la fe”.
Primera Presidencia: En medio del temor, el aislamiento y el dolor —la respuesta al conflicto es la fe
El élder Jeffrey R. Holland dijo que los momentos de pruebas son una “oportunidad preciada para demostrar fe. … En nuestra era moderna no tenemos que preocuparnos por partir el mar Rojo porque tenemos ingenieros que pueden construir un puente para atravesarlo. De vez en cuando, necesitamos algunos recordatorios de que esos puentes bellamente diseñados pueden colapsar, por así decirlo”.
El élder Holland dijo que “la oportunidad de responder ante los problemas y la agitación con una fe cada vez mayor está registrada una y otra vez en las escrituras —donde el amor de Dios, el sacrificio de Cristo y Sus muchas manifestaciones de misericordia son las grandes constantes al enfrentar adversidades de uno u otro tipo”.
El Señor bendice a Su pueblo en momentos de pruebas y desaliento.
El presidente Nelson dijo que un aprendizaje importante de su vida es que, “aun en medio de las nubes de pesar, pueden hallarse destellos de esperanza”.
“Nos estamos dando cuenta de cuán preciosas son nuestras familias, cuán preciosos son nuestros vecinos, cuán preciosos son nuestros hermanos miembros de la Iglesia”, dijo el presidente Ballard. “Hay lecciones que estamos aprendiendo ahora que nos harán mejores personas”.
El presidente Dallin H. Oaks dijo que los desafíos que han definido el año 2020 no carecen de precedentes; a lo largo de la vida de muchas personas de la actualidad, el mundo ha enfrentado guerras, pestilencias, sequías y depresión.
La historia articula esta resistencia, dijo el presidente Ballard. “Desde el comienzo de los tiempos ha habido circunstancias similares a [la pandemia de COVID-19]. De algún modo, las superaron, y nosotros superaremos esta. …
“No nos desesperamos”, dijo el presidente Ballard. “Sino que descubrimos cómo hallar una nueva manera”.
El Señor prepara a Su Iglesia y Su pueblo para capear las tormentas de la vida.
Las revelaciones proféticas en años recientes han preparado a los santos de los últimos días para la actualidad, dijo el élder Ulisses Soares.
Las revelaciones, dijo el élder Quentin L. Cook, han guiado la creación e implementación de nuevas iniciativas y directivas que ahora forman “un patrón entrelazado de fortaleza” que sostiene y apoya a los miembros que enfrentan la pandemia y otras crisis. Estas iniciativas incluyen lo siguiente: mejorar la observancia del día de reposo, introducir enseñanzas del evangelio que emulen al Salvador, hacer cambios en los cuórums del Sacerdocio de Melquisedec, cambiar el programa de las maestras visitantes y los maestros orientadores por la ministración, expandir las responsabilidades de los cuórums de élderes y las Sociedades de Socorro, instituir un curso de estudio integrado, y desarrollar el programa Niños y Jóvenes.
Debido a la revelación, dijo el élder Dale G. Renlund, los líderes de mayor antigüedad de la Iglesia nunca han expresado temor a medida que la pandemia del COVID-19 ha afectado a la población mundial. “No existe ni una pizca de temor. En lugar de ello, nos preguntamos: ‘¿Cómo podemos hacer mejor las cosas? ¿Cómo podemos mejorar? ¿Cómo podemos bendecir a nuestro pueblo?’. No tenemos temor”.
El élder Soares dijo que las revelaciones que están recibiendo hoy en día los líderes de la Iglesia “son parte de la preparación para el mañana, o el año próximo, o los años que vendrán”.
Los desafíos son una oportunidad para la reflexión personal.
El élder Holland dijo que el COVID-19 es “una especie de día de reposo obligatorio —un momento donde nos apartamos de nuestra rutina cotidiana, de la vida normal, y reflexionamos en nuestra dependencia de Dios y en las bendiciones que Él nos da y que muy a menudo damos por sentadas”.
Es un “tiempo poco común de soledad forzada” para “sumergir[nos] en las cosas del alma que siempre queremos abordar, y sabemos muy bien que deberíamos hacerlo, pero a veces en el alboroto de la vida diaria no aprovechamos la oportunidad para hacerlo. …
“Este tipo de momentos nos invitan a mirar dentro del alma y evaluar si nos gusta lo que vemos”.
El élder Cook dijo que, en ocasiones, los líderes de mayor antigüedad de la Iglesia de Jesucristo conversan sobre lo que “nos impide despertar ante Dios”.
Muchas veces, es “no reconocer que la Expiación [del Salvador] vence la injusticia de la vida y las malas decisiones de quienes ejercen su albedrío y hacen daño a otras personas”, dijo el élder Cook. “Ahora, la mayoría de nosotros estamos pasando un tiempo considerable en casa y tenemos la oportunidad de pensar en despertar ante Dios. Quizás, los eventos recientes pueden ser un reloj de alarma espiritual que nos enfoque en lo más importante. Si es así, será una gran bendición en este período el concentrarse en las cosas que podemos perfeccionar en nuestra vida y en cómo podemos bendecir la vida de los demás a medida que despertamos ante Dios y avanzamos por la senda de los convenios”.
Los tiempos de pruebas y agitación son oportunidades para cambiar y mejorar.
El élder Neil L. Andersen dijo que el COVID-19 es una pausa que puede ser un momento de gran aprendizaje, un tiempo para cambiar nuestro enfoque de una perspectiva temporal a una eterna. “Una vez que calmemos nuestras preocupaciones por la salud de nuestra familia, el empleo y las interrupciones que tenemos delante, sabemos que debemos orar de la siguiente manera: ‘¿Qué debo hacer? ¿Qué debo aprender? ¿Cómo voy a crecer en esta época inusual?’”, dijo el élder Andersen.
“Nunca te encontrarás en un momento en el que el Señor no te enseñe, si eres justo. Esta vida es un momento para llegar a ser, no solo para experimentar. Es un momento para recibir enseñanza de lo alto”.
Los miembros de la Iglesia de Jesucristo —como toda la raza humana— seguirán enfrentando épocas desafiantes, dijo el élder Dieter F. Uchtdorf. Esos desafíos serán diferentes para cada persona, en cada lugar y en cada circunstancia. Todos ellos son una oportunidad para aprender.
Como discípulos de Jesucristo, los miembros pueden elevarse y fortalecerse unos a otros. Esa es una forma en la que el Señor cuida de Sus hijos, dijo el élder Soares. “Estas lecciones nos ayudarán a establecer un marco para el futuro”, dijo él. “No podemos ver esta pandemia como una barrera, sino como algo que tiene el potencial de ayudarnos a volvernos mejores en cada aspecto de nuestra vida”.
Aun en medio de los desafíos, la obra del Señor avanza.
El élder David A. Bednar enseñó que “ninguna mano impía puede detener el progreso de esta obra, así como tampoco lo hará ninguna pandemia. En medio de todos los desafíos que enfrentamos ahora al lidiar con este virus, la obra sigue adelante”.
El élder Andersen dijo que cada persona que busque con sinceridad será bendecida con la misma resolución segura: “Todo el mundo está en manos del Señor. Todas las cosas están bajo Su control”.
Por ejemplo, los líderes de la Iglesia han estado examinando las prácticas misionales —donde la actividad tradicional de “hallar personas” se ha visto limitada por las comunidades cerradas, la inaccesibilidad a los edificios de apartamentos y el cambio en las prácticas de comunicación social— durante muchos años, dijo el élder Uchtdorf.
“El COVID-19 aceleró enormemente nuestra consideración sobre este asunto y abrió nuestros ojos a nuevas maneras”, incluido el uso de la tecnología, dijo él. “El Espíritu puede trabajar de maravilla conforme nos valemos de formas nuevas y desconocidas de comunicarnos unos con otros”.
Además, en un momento en el que la pandemia ha detenido los viajes, los líderes de la Iglesia “siguen recibiendo asignaciones para hablar en todo el mundo”, dijo el élder Ronald A. Rasband. “No podemos ir en persona y no sería sabio debido a la pandemia mundial”. Sin embargo, mediante la tecnología, “podemos reunir a nuestros miembros de cualquier parte del mundo. Y mediante videos o, al menos, audios, podemos comunicarnos con ellos. … Estamos marchando hacia adelante cada fin de semana”.
Los momentos difíciles brindan una oportunidad para reflexionar sobre la pertenencia.
Este es un tiempo que requiere “una consciencia constante del bienestar de quienes los rodean”, dijo el élder D. Todd Christofferson. “Hay mucho que podemos hacer los unos por los otros”.
Esa “consciencia constante sobre el bienestar del otro” representa una “llegada a Sion o el establecimiento de Sion”. Eso es contrario a la cultura actual del mundo, donde existe una tendencia natural a mirar hacia uno mismo y preguntarse: “¿Qué hay de mí? ¿Qué necesito yo? ¿Cómo voy a ser feliz?”, dijo el élder Christofferson. Él pidió a los santos de los últimos días que “nos reorientemos un poco más hacia los demás y hacia el bienestar los unos de los otros”.
El élder Soares dijo que ha permanecido físicamente distante de su familia y amigos —pero aun así está pasando tiempo con ellos. “Usamos la tecnología. Compartimos escrituras. Compartimos sentimientos y hablamos unos con otros”.
El élder Gerrit W. Gong dijo que el Señor está cerca de Sus hijos en tiempos de pruebas y que las personas deberían conectarse unas con otras. “Puede haber un poco de distancia física”, dijo el élder Gong, “pero no significa que estemos espiritualmente distantes”.
El Señor permite que Sus hijos sean altamente favorecidos de Él.
El élder Gary E. Stevenson dijo que, durante la pandemia de COVID-19, ha meditado en la primera oración de la primera página del Libro de Mormón, escrita por el antiguo profeta Nefi.
“Yo, Nefi, nací de buenos padres […] y habiendo conocido muchas aflicciones durante el curso de mi vida, siendo, no obstante, altamente favorecido del Señor todos mis días” (1 Nefi 1:1).
Nefi comienza su propio registro sagrado con la clara comprensión de que las dificultades siempre han sido parte de la experiencia humana. También confirma que ser altamente favorecido del Señor en el trayecto de la vida mortal no lo exime a uno de las dificultades y desafíos de la vida.
Para añadir a las palabras de Nefi, el élder Stevenson dijo: “En medio de la aflicción y la decepción, el Señor también permite que seamos altamente favorecidos de Él”.
La revelación personal ayudará a los hijos de Dios a atravesar la agitación.
Durante épocas de incertidumbre —incluida la actual pandemia de COVID-19 — los santos de los últimos días pueden recibir la guía del Espíritu Santo “que trae certeza”, dijo el élder Renlund. “Dios sabe que todos nosotros necesitamos revelación personal para nuestras propias circunstancias”.
El virus que causa el COVID-19 es indiscriminado, explicó él. “Es proteína y ácido ribonucleico. No tiene alma, temperamento ni personalidad”.
Sin embargo, afecta a las personas de formas diferentes, y a menudo lo hace al aprovechar las debilidades individuales, tales como condiciones de salud comprometidas e incluso enfermedades subyacentes desconocidas.
Debido a esto, “es una bendición incomparable que Dios nos haya bendecido con la oportunidad de recibir revelación personal para que, en nuestras diversas circunstancias, podamos ser inspirados”.
El élder Soares dijo que la adoración dominical ha ayudado y continuará ayudando a los santos de los últimos días que viven en una era de duda y temor a aumentar la fe en su Padre Celestial y Su Hijo, Jesucristo, a brindarles fortaleza y protección, y a recibir revelación.
El COVID-19 “está cambiando mi manera de pensar”, dijo el élder Soares. “Estoy aprendiendo nuevas maneras de prepararme mejor para otros desafíos futuros de la vida que me puedan sobrevenir. Estoy viendo cosas que antes no veía. Me siento más inclinado a pensar más en otras personas y acercarme a ellas en vez de enfocarme en mis propias necesidades”.
Los líderes de la Iglesia también dependen de la revelación para dirigir la Iglesia y a sus miembros, dijo el élder Gong. Los líderes han meditado sobre preguntas que impactan a la Iglesia y a sus miembros, vecinos y amigos en todo el mundo. “Tal como dijo el presidente Nelson, todos queremos dos cosas”, señaló el élder Gong. “Queremos saber lo que el Señor desea y queremos saber cómo bendecir a Sus hijos”.
Hay poder en las enseñanzas de Jesucristo y la forma en que la Iglesia las comunica.
Un enfoque muy importante “es el poder de la palabra y la forma en que la comunicamos”, dijo el élder Rasband.
“Nuestro papel como los Doce Apóstoles es comunicar la palabra del Señor —tanto mediante las palabras que usamos como el espíritu con el cual podemos expresarlas”, dijo él.
El COVID-19 trajo “nuevos modelos, nuevas formas de pensar en lo que significa estar conectados”, dijo el élder Gong. “Creo que todos estaremos agradecidos de volver a la Iglesia. Pero no queremos perder los sentimientos, pensamientos y modelos que hemos tenido mientras estábamos en casa”.
Este momento, dijo el élder Cook, “es fundamental y permitirá que, en el futuro, la Iglesia crezca, toque más vidas y lleve a cabo más que nunca la obra de salvación. Recordaremos esto como un momento fundamental de preparación y no solo como algo que tuvimos que soportar”.
Los hijos de Dios pueden mirar hacia el futuro con confianza.
Con esta confianza, los santos de los últimos días han aprovechado las oportunidades durante los últimos seis meses para aumentar su enfoque en el servicio, adoptar la adoración centrada en el hogar y completar la obra de historia familiar. “He aprendido lo maravillosos que son nuestros miembros”, dijo el presidente Nelson. “Han surgido héroes individuales. Por ejemplo, innumerables profesionales y proveedores de la salud han arriesgado sus propias vidas para cuidar a otros”.
Además, el hogar ahora “ha vuelto a ser coronado como el santuario principal de su fe”, los misioneros “están enseñando más que nunca” y las ofrendas de ayuno voluntarias y las contribuciones de ayuda humanitaria de los santos de los últimos días han aumentado, dijo el presidente Nelson.
Los miembros de la Iglesia, dijo el presidente Eyring, “causan sorpresa por lo bien que se adaptan y atraviesan los tiempos difíciles. Me ha impresionado enormemente la respuesta de los miembros al mantenerse firmes”.
El presidente Ballard alentó a quienes se sientan desalentados a tomar las escrituras y estudiarlas; usar la tecnología para ver un video de la Iglesia o para mantener contacto con su familia, amigos o miembros del barrio; y continuar sonriendo. “Estemos felices y sigamos avanzando y haciendo lo mejor que podamos, y estas circunstancias cambiarán”, dijo él.
Los momentos de pruebas son una preparación para la eternidad.
Sin la perspectiva del evangelio, muchos desafíos, muchas de las dificultades de la vida, “serían insoportables”, dijo el élder Bednar. “Pero, debido a que podemos reconocer la extensión de la eternidad y ver más allá de la tumba, podemos tener valor y seguir avanzando”.
“Con la perspectiva eterna que brinda el evangelio restaurado y la gracia que viene de la Expiación del Salvador, podemos aprender lecciones de la adversidad de la vida mortal que nos preparan para las bendiciones de la eternidad”, dijo el élder Bednar. “Debemos orar. Debemos buscar. Debemos pedir. Debemos tener ojos para ver y oídos para oír. Pero podemos ser bendecidos de formas extraordinarias para aprender lecciones que nos bendecirán ahora y para siempre”.