Los Santos de los Últimos Días y sus vecinos en todo Puerto Rico fueron despertados repentinamente el martes por la madrugada cuando un terremoto de magnitud 6,4 azotó la isla caribeña que sigue afligida por los desastres naturales recientes.
El evento de hoy siguió un terremoto de menor intensidad en Puerto Rico el lunes que midió 5,8.
Todos los misioneros que prestan servicio en Puerto Rico están seguros y presentes y estuvieron en contacto con sus familias el martes por medio de mensajes de texto. Mientras tanto, no hubo informes iniciales de lesiones a los miembros de la Iglesia.
Murió un hombre de la ciudad sureña de Ponce, donde el terremoto del martes fue más intenso, y varias personas más fueron lesionadas. Cientos de personas han acudido a las calles de Ponce, demasiado asustadas para regresar a sus hogares después del terremoto principal y los temblores subsiguientes, reportó la Associated Press.
Las interrupciones eléctricas fueron comunes en toda la isla el martes por la mañana debido a las líneas eléctricas derrumbadas y apagones voluntarios para permitir el mantenimiento y la inspección de infraestructura que se pudo haber visto comprometida.

El presidente de la Estaca Ponce, Puerto Rico, Franki Ruiz, dijo que temblores fuertes lo sacaron de la cama el martes poco después de las 4 a.m. Él esperaba un gran terremoto debido a la actividad sísmica frecuente en la isla en los últimos días.
“Me desperté y le dije a mi esposa, a mis padres y a mis hijos que este era el [grande], así que teníamos que salir de la casa”, dijo él. “Salimos con calma y todos mis vecinos también estaban dejando sus hogares”.
De inmediato, el presidente Ruiz comenzó a comunicarse con otros líderes de la Iglesia en el área.
“No tenemos informes de miembros que se hayan lesionado o informes de que sus hogares se hayan dañado gravemente”, dijo él. “Todavía estamos tratando de ubicar a todos, pero por ahora, todo parece estar bien con los miembros”.
El terremoto principal del martes y los temblores frecuentes subsiguientes han dejado a algunas personas en la región de Ponce gravemente asustadas, dijo el presidente Ruiz.
“Las personas se están estacionando en las calles y las autopistas principales para esperar. Aún estamos en una situación de emergencia hasta ahora”.

Mientras tanto, los líderes locales en la estaca de Ponce hicieron evaluaciones estructurales preliminares de los centros de reuniones locales y no descubrieron ningún daño obvio.
El presidente de la Misión San Juan Puerto Rico, David Smart, le dijo a Church News poco después del terremoto del martes que los élderes y las hermanas que prestan servicio en la isla estaban presentes, seguros y con buen ánimo.
“Todos los misioneros recibieron teléfonos inteligentes justo antes de la Navidad, así que ahora todos estamos conectados”, dijo él. “Alrededor de las 4:30 o 5 de la mañana, comenzamos a recibir mensajes de los misioneros indicando que habían sentido el terremoto, pero que no había lesiones ni problemas”.
Todos los misioneros, agregó él, les han enviado mensajes por teléfono a sus padres para avisarles que están seguros.
Quizá no haya misión en la Iglesia con más experiencia en lidiar con desastres naturales últimamente que la Misión San Juan Puerto Rico. Después del Huracán María en 2017, los misioneros de tiempo completo fueron evacuados para asegurar su bienestar.
“Desde el huracán, hemos mantenido kits de 72 horas y un suministro de agua en todos los apartamentos de misioneros”, dijo el presidente Smart.
En la capital de San Juan en la parte norte de la isla, los residentes y los miembros se vieron sujetos a interrupciones eléctricas extensas, pero estaban agradecidos que el terremoto no causó más daño.
“Estamos bien”, dijo el presidente de la Estaca San Juan, Puerto Rico, Wilfred Rosa. “Todos están medio asustados ahora mismo, pero no es tan mal como con un huracán”.

Él y otros presidentes de estaca en la isla se estaban comunicando unos con otros poco después del terremoto principal.
A pesar de estar a más de una hora manejando de Ponce, “sentimos el terremoto muy fuerte aquí en San Juan”.
El presidente Rosa dijo que Puerto Rico es una región sísmica y él y sus compatriotas están acostumbrados a los temblores ocasionales. La mayoría de los edificios más nuevos están diseñados para soportar los terremotos.
Aún así, agregó él, muchas personas en todo Puerto Rico viven en casas o apartamentos más antiguos o menos estables que permanecen susceptibles a los desastres naturales.