Si deseas llamar la atención de Elden Wood, debes hablar en francés. Hasta el día de hoy él sonríe y se une a la conversación, canta un himno o recuerda experiencias que tuvo hace tiempo como misionero en Francia en 1952; o cuando su familia vivió en Charleroi, Bélgica, mientras él ayudaba a construir una capilla allí de 1962–1966; u otras experiencias de las siete misiones que ha servido, seis de las cuales fueron con su esposa, Picola Wood.
Picola Wood también se une a la conversación, ya que su esposo se está volviendo mayor — él tiene 94 y ella, 89 — y ella rápidamente aclara o agrega detalles a sus recuerdos, porque ha formado parte de casi todos ellos. Esos recuerdos son amplios, a pesar de los desafíos de memoria que enfrenta Elden Wood y del paso del tiempo.
Música y amor
Elden y Picola Wood se conocieron en enero de 1949. Ambos estudiaban música, y sus clases y presentaciones los unieron. Seis meses después, se casaron en el Templo de Salt Lake. “Cuando nos casamos”, dijo Elden Wood, “decidimos que cualquier cosa que el Señor nos pidiera, la haríamos”. Poco se imaginaban cuán a menudo estarían a la altura de esa decisión.
“No sabíamos que estábamos tomando decisiones importantes en ese momento”, dijo Elden Wood. “Simplemente orábamos y hacíamos lo que parecía correcto. Por ejemplo, cuando estudiaba ópera con orientación principal en canto y dirección coral, me dijeron que debía elegir, como área de interés secundaria, entre alemán, francés o italiano. Elegí el francés y rápidamente me enamoré del idioma”.
Se graduó en 1950 y comenzó a trabajar en una tienda de música.
Servicio en Francia
“Luego, en 1952, fui llamado a servir una misión de tiempo completo en Francia (En esa época, un hombre joven y casado podía recibir un llamamiento). El día que recibí mi llamamiento, Picola Wood se enteró de que estaba embarazada de nuestro segundo hijo. Aun así, tuve su apoyo. Y era hábil con el idioma. Así que, estaba listo para servir. Amaba a mi esposa, amaba a mi hijo y amaba al bebé que estaba en camino. Sabía que los extrañaría, pero era mi responsabilidad ser un misionero”.
El élder Wood sirvió primero en París y luego en Lyon antes de volver a ser llamado a París como contador de la misión. “Podía hablar francés con un montón de gente que venía a la oficina, en su mayoría misioneros y miembros de la Iglesia. También viajé bastante con el presidente de misión y su esposa”. A menudo iba a Ginebra, Suiza, cuando procesaba las finanzas de la misión. Y enseñó el evangelio a muchas personas quienes se convirtieron en miembros de la Iglesia.
Enviaba cartas regularmente a su hogar para expresar su amor por Picola Wood y agradecerle por su apoyo. “Testificaba del evangelio en todas sus cartas”, dijo Picola Wood. “Cuando llegó a casa, trató de enseñarme francés, pero todo lo que aprendí fueron un montón de canciones para niños”.
Construir para el futuro
“Luego de mi misión”, dijo Elden Wood, “tuve varios trabajos, pero finalmente mi obispo me ofreció un trabajo en su negocio de construcción. Trabajé con hormigón, carpintería, todo tipo de cosas. No pensaba que aprender sobre construcción pudiera llevarme a otra misión; solo hacía lo que tenía que hacer para llegar a fin de mes. Luego, de 1962 a 1966, mi esposa y yo fuimos llamados a mudarnos con nuestros cinco hijos pequeños y supervisar la construcción de una capilla de 464 metros cuadrados en Charleroi, Bélgica”. Su sexto hijo nació mientras servían allí.
Elden Wood supervisó un equipo de hombres jóvenes que habían sido llamados como misioneros de construcción. Provenían de Alemania, Holanda, Francia, Canadá y los Estados Unidos, y uno venía de África del Norte. “Algunos de ellos en verdad nunca habían sostenido un martillo”, recuerda Picola Wood. “Sin embargo, cada mañana a las 6 a. m., Elden Wood reunía a sus misioneros, iba al sitio de la capilla, tenían media hora de estudio del evangelio, media hora de estudio del idioma y luego trabajaban en la construcción de la capilla. Sus edades iban desde los 15 años. Uno de los hombres tenía 30 y tantos. No comenzaron siendo buenos constructores, pero tenían un buen maestro”. Los inspectores de construcción y arquitectos estaban impresionados con la calidad de su trabajo.
“De hecho”, dijo Elden Wood, “muchos de esos misioneros de construcción siguieron carreras dentro del área de la construcción y muchos han servido en posiciones de liderazgo en la Iglesia”.
Cuando ella y Elden Wood estuvieron separados, Picola Wood recibió una bendición específica de que recibiría el don de lenguas. “Pensé: ‘Eso es lo que les dicen a todos’. Pero luego, se me dijo: ‘Lo repito, este es un don especial para ti. Serás bendecida con el don de lenguas’”. En Bélgica, compró algunas grabaciones y libros de texto del idioma y los estudiaba a diario, pero tuvo poco éxito. Entonces, un domingo, sentada en la reunión sacramental, se dio cuenta de que entendía cada palabra. Luego de eso, su capacidad de comunicarse cambió de forma dramática.
Los niños también fueron bendecidos. “¿En qué otro lugar podríamos haber asistido a escuelas de habla francesa y aprender tan bien la cultura?”, dijo una de sus hijas, Ann. “Tuvimos innumerables oportunidades de amar y servir a otros y de amar y recibir su servicio. Bélgica fue nuestro hogar”.
Luego de tres años y medio, cuando la capilla estaba lista para ser dedicada, Picola Wood escribió y dirigió una producción musical escénica para la inauguración pública del edificio. Tradujo todas las letras del inglés al francés, lo que demostró que en verdad había recibido el don de lenguas.
Edificar Burley
Cuando la familia volvió a los Estados Unidos, Elden Wood trabajó en la construcción en Salt Lake City, Utah, durante algunos meses. Luego, le ofrecieron un trabajo de enseñanza en Burley (Idaho). Aceptó, y la familia se mudó allí en 1966. Elden Wood comenzó una carrera como músico y maestro de francés, dirigiendo un coro que obtuvo calificaciones superiores y llevó a cabo presentaciones por todo Utah e Idaho. Picola Wood enseñó clases privadas de piano y canto y se involucró en las actividades de la comunidad, en las que, a menudo, sus alumnos hacían presentaciones. Ella y su esposo organizaron un festival musical de la ciudad y abrieron su propia tienda de música.
“La tienda nunca generó mucho dinero”, dijo Elden Wood, “pero se convirtió en un lugar de reunión donde las personas podían aprender canto, piano y guitarra”. El cartel de la tienda decía: “Tienda de música Wood: Ven con los Wood si quieres música”. En 1983, Elden Wood fue honrado como el Educador Musical del Año de Idaho.
Elden y Picola Wood también sirvieron fielmente en sus llamamientos en la Iglesia, muchos de ellos relacionados con la música. Elden Wood sirvió como consejero en un obispado y luego como obispo durante cinco años.
Muchas misiones
Luego de que Elden Wood se retirara en 1990, él y Picola Wood sintieron la urgencia de servir otra misión. Cuando enviaron sus papeles, pensaron que servirían como una pareja mayor, pero se sorprendieron cuando Elden Wood fue llamado como presidente de la Misión Indias Occidentales, con sede en Barbados. En su misión, pudieron usar nuevamente sus habilidades musicales y el idioma francés (en algunas áreas), y sirvieron desde 1991 hasta 1994.
Al volver a casa, fueron llamados a trabajar en el Templo de Boise Idaho. Cada viernes por la mañana, desde 1995 hasta el año 2000, conducían 260 kilómetros (160 millas) desde Burley hasta Boise, trabajaban durante su turno en el templo, se quedaban con familiares o en un hotel, trabajaban durante otro turno el sábado y luego conducían 260 kilómetros de regreso a Burley. También sirvieron durante muchos años en el Templo de Twin Falls Idaho.
En el año 2000 sintieron que deberían servir en el campo misional otra vez. Fueron llamados a una misión del Sistema Educativo de la Iglesia en la Misión Francia Burdeos y pasaron toda su misión en Lyon, trabajando con jóvenes adultos. Una de las cosas que hicieron fue organizar un coro. Hasta el día de hoy, uno de los miembros del coro, Phillippe Simonet (quien ahora es director regional de Seminarios e Institutos de Religión), recuerda la forma en que Elden Wood los dirigía.
“Estábamos en una conferencia para todos los jóvenes adultos solteros de habla francesa de Europa”, dijo el hermano Simonet. “Los jóvenes adultos estaban entusiasmados por estar juntos y estaban conversando y riéndose mientras el élder Wood intentaba organizar un coro que cantaría para una autoridad visitante dos días después. El élder Wood no era un hombre alto con voz fuerte. Intentó varias veces calmar al grupo, pero no tuvo éxito.
“Podía ver en sus ojos que no estaba enojado, simplemente muy triste. Al final, se puso de pie frente al grupo y puso su dedo en su boca. Luego, esperó. Al cabo de unos minutos, todos lo estaban mirando. El silencio llegó. Luego, con una voz muy suave dijo: ‘No pueden cantar y conversar al mismo tiempo. Deben elegir. Si eligen conversar, no podrán transmitir el hermoso mensaje de esta canción por medio del Espíritu. Pero si escuchan a la voz suave y apacible y si cantan con sus corazones, Él hablará a la audiencia y testificará de la verdad’. Luego de eso, fue el único que habló mientras ensayábamos y ensayábamos.
“Cuando llegó el momento de la presentación, de repente ocurrió algo maravilloso. Todos tuvimos la impresión de que estábamos cantando con una hueste de ángeles. Algunos de los cantantes comenzaron a llorar, y la audiencia también comenzó a derramar lágrimas.
“Nunca olvidaré a este hombre simple, de estatura pequeña, con 60 cantantes fijados en dirección a él. ¡Qué gran regalo del Espíritu recibimos todos nosotros ese día!”.
“Eso fue típico de muchas de nuestras experiencias”, dijo Picola Wood. “Es maravilloso compartir el evangelio y sentir el Espíritu. Luego de eso, llegábamos a casa de una misión y era como si hubiera algo que nos empujaba a irnos nuevamente. Luego de descansar un poco y visitar a la familia, decíamos: ‘Bueno, creo que debemos enviar nuestros papeles otra vez’”.
Eso llevó a misiones en el Templo de Berna Suiza desde 2003 hasta 2005, en el Templo de Accra Ghana desde 2008 hasta 2010 y en el Templo de Halifax Nueva Escocia desde 2013 hasta 2015.
“No sabíamos que todo esto ocurriría cuando comenzamos”, dijo Elden Wood. “Simplemente oramos e hicimos lo que parecía correcto. Hemos estado casados durante 70 años y es maravilloso compartir tantos recuerdos centrados en el evangelio”.