LISBOA, Portugal — Explorar. Descubrir. Volver a casa.
Eso ha sido una parte fundamental de la historia de Portugal por más de cinco siglos.
Y por segunda vez en la última mitad de siglo, un apóstol de los últimos días ha evocado las imágenes y logros de los exploradores portugueses que navegaron el mar desde el siglo XIV al XVI en una dedicación clave para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en este país europeo.
El élder Neil L. Andersen, del Quórum de los Doce Apóstoles, dedicó el Templo de Lisboa Portugal el domingo 15 de septiembre — actualmente el templo en funcionamiento N°166 de la Iglesia en todo el mundo — llamando la atención hacia la fascinante historia de Portugal en lo que respecta al descubrimiento global y comparándola con los santos de los últimos días que van al templo como exploradores buscando descubrir algo mucho más grande que tierras o riquezas.
Sintetizando sus palabras dedicatorias planeadas para Lisboa en entrevistas anteriores con Church News, el élder Andersen recalcó los logros históricos de los exploradores portugueses tales como Bartolomé Díaz, quien ayudó a mapear la línea costera de África; Vasco da Gama, que siguió la ruta inicial de Díaz y continuó para trazar un camino por mar hacia la India; Fernando de Magallanes, a quien se le acredita el primer viaje alrededor del mundo, navegando por Sudamérica y por el estrecho que hoy lleva su nombre; e incluso Cristóbal Colón, que pasó siete años en Portugal observando y aprendiendo de otros exploradores.
El élder José A. Teixeira, un nativo de Portugal y miembro de la Presidencia de los Setenta que acompañó al élder Andersen en su asignación del Templo de Lisboa, dijo: “No pueden separar a la ciudad de Lisboa del océano— es parte integral de quiénes somos. … La historia de los portugueses se trata del descubrimiento del mundo”.
El élder Andersen explicó la analogía con el nuevo Templo de Lisboa Portugal. “En esta casa del Señor dedicada y consagrada, nosotros también somos exploradores, no en búsqueda de nuevas tierras, sino de algo mucho más precioso”, dijo él, y luego citó Juan 17:3: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”.
“Como discípulos de Jesucristo, entramos en esta casa para descubrir las cosas de la eternidad y para prepararnos para algún día viajar a través del velo de regreso a nuestro hogar celestial”.
Esta temática para la dedicación del Templo de Lisboa Portugal se remonta a la oración ofrecida el 22 de abril de 1975 por el élder Thomas S. Monson, del Quórum de los Doce Apóstoles, cuando dedicó la tierra de Portugal para la obra misional.
“Reconocemos, Padre, que de esta tierra salieron navegantes y marineros en días de antaño, y que el pueblo portugués ha tenido un espíritu aventurero al confiar en ti mientras buscaban tierras desconocidas”, oró el entonces futuro presidente de la Iglesia en las afueras de Lisboa, con vista a la costa atlántica del país. “Permite que ellos confíen en ti ahora, mientras buscan aquellas verdades que los llevarán a la vida eterna”.
Treinta y cinco años después, durante la conferencia general de octubre de 2010, el presidente Monson anunció la construcción de un templo ubicado en Lisboa.
Los miembros del distrito del Templo de Lisboa Portugal pueden, tal como espera el élder Andersen, usar su adoración y servicio en el templo para explorar y descubrir las bellezas, misterios y bendiciones inestimables del cielo.
“Con paciencia y rectitud, nuestra exploración traerá como resultado los descubrimientos que buscamos”, dijo él. “Llegaremos a conocer a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo, Jesucristo”.
Además, reconoció una ruta compartida para esta exploración eterna: “Primero venimos al templo a obtener nuestra propia investidura y sellamientos. Ponemos a nuestra familia en un curso hacia el Reino Celestial, entendiendo que debemos ser fieles a los convenios que hemos hecho”.
Travesías pasadas hacia el templo
El élder Teixeira y su esposa, la hermana Filomena Teixeira, lo saben todo acerca de las largas travesías para asistir al templo. Ambos se cuentan entre los miembros pioneros del país — él se unió a la Iglesia con su familia a los 16 años, en 1976, cuando había menos de 400 miembros en todo Portugal; ella y su familia, los Teles Grilo, se bautizaron al año siguiente.
Cuando las dos familias estuvieron listas para sus primeras ordenanzas y sellamientos del templo, el templo de la Iglesia más cercano en funcionamiento estaba en Berna, Suiza — una distancia de ida y vuelta de casi 5000 kilómetros que implicaba dos días y una noche en colectivo cada vez, recordó el élder Teixeira.
Desde entonces, los miembros portugueses han continuado viajando grandes distancias para participar en el templo más cercano — primero en Berna; luego en Londres, Inglaterra; Frankfurt, Alemania; y, recientemente, Madrid, España.
En un artículo de la revista Ensign de hace más de tres décadas, el padre de la hermana Teixeira — Arnaldo Teles Grilo, que fue el primer patriarca del país — dijo que “soñaba con el día en que hubiera un templo en Portugal”.
El élder Teixeira, por su parte, contó que, durante más de una década, sus padres viajaron alrededor de 600 kilómetros de ida y 600 de vuelta para servir regularmente en el Templo de Madrid España, ya que su padre era sellador allí. Fernando Teixeira habló en la ceremonia de la palada inicial del Templo de Lisboa, el 5 de diciembre de 2015, y había estado esperando con ansiedad el nuevo templo, pero falleció el pasado abril.
“Estoy seguro de que hoy se está regocijando”, dijo el élder Teixeira.
Dedicación y ceremonia de la piedra angular
Durante la asignación de la dedicación de este fin de semana, en Lisboa, el élder Andersen y el élder Teixeira estuvieron acompañados por sus esposas, la hermana Kathy Andersen y la hermana Teixeira, junto con el élder Gary B. Sabin, un setenta autoridad general, presidente del Área Europa, y su esposa, la hermana Valerie Sabin; y el élder Kevin R. Duncan, también setenta autoridad general y director ejecutivo del Departamento del Templo de la Iglesia, junto a su esposa, la hermana Nancy Duncan.
La dedicación del domingo se llevó a cabo en tres sesiones en el templo, en las que el élder Andersen dijo unas palabras y también ofreció la oración dedicatoria en portugués. Con la excepción de alguna rara conversación en inglés, los procedimientos de las tres sesiones del domingo se llevaron a cabo en el idioma local.
La primera sesión contó con la tradicional ceremonia de coronación de la piedra angular, la única parte pública de la dedicación, ya que el resto del servicio solo estuvo disponible para los miembros que poseen recomendaciones o boletos especiales recibidos de sus líderes locales y firmados por ellos.
El élder y la hermana Andersen — y otros que fueron invitados — usaron paletas para colocar cemento alrededor de la piedra angular, que dice: “Erigido em 2019” (“Erigido en 2019”). La colocación del cemento — que es temporal durante la ceremonia y luego es reemplazada por profesionales — simboliza la terminación del templo, y les recuerda a los miembros que la Iglesia está construida sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. (Efesios 2:20).
Además, los servicios de la dedicación se transmitieron vía satélite para los miembros reunidos en centros de reuniones a lo largo de todo el distrito del templo, y hubo cientos que asistieron al templo y al centro de estaca adyacente para las reuniones de las 9 a.m., el mediodía y las 3 p.m.
Debido al espacio limitado, no todos los que quisieron asistir a una sesión dedicatoria pudieron hacerlo. Otros tuvieron diferentes motivos para no poder participar en persona.
Inês Amaral, una miembro pionera de 94 años de Portugal, había esperado con mucha ansiedad para asistir a la dedicación. Décadas atrás, ella y su fallecido esposo, Fernando Dos Reis Amaral, fueron la primera pareja de Portugal en sellarse en el templo.
Pero en la semana previa a la dedicación, sufrió una caída seria, que la dejó en el hospital y con la cadera gravemente quebrada, así que no pudo asistir. Había estado angustiada y llorando por tener que perderse esa oportunidad, hasta que los líderes locales hicieron arreglos para ayudarla a ver una transmisión especial de la dedicación del domingo, desde su habitación en el hospital.
Gabriela Melo también esperaba la dedicación con ansias, pero una nueva posición en el hotel de Lisboa en el que trabaja le requirió estar presente en una capacitación durante los dos días del fin de semana de la dedicación.
Sin embargo, ella estaba trabajando en la recepción en diferentes momentos en los que el élder y la hermana Andersen y el élder y la hermana Duncan se registraron en su hotel. Ella los reconoció, se presentó como una santo de los últimos días y habló con ambas parejas acerca de la dedicación. Los Andersen volvieron más tarde para poder conversar con ella de nuevo.
Si bien estaba decepcionada por perderse la dedicación, Melo dijo que esas interacciones la ayudaron a disminuir el sentimiento de ausencia. “Y de una forma pequeña”, dijo ella, “tuve la oportunidad de ayudar”.
‘Sin aminorar la marcha ni volvernos atrás’
Desde el reconocimiento oficial por parte del gobierno en 1974 hasta los primeros misioneros que llegaron al final de ese año y la dedicación del país en abril del siguiente, la Iglesia ha tenido un crecimiento significativo en Portugal a lo largo de las décadas. En julio de 1975, los miembros de la Iglesia en el país ya eran 100; tres años después, eran 1000. En 1981 se estableció la primera estaca y, luego, cuatro estacas más antes del fin de la década.
Hoy en día, Portugal es hogar de más de 45.000 santos de los últimos días, así como seis estacas, 68 congregaciones, una misión y cuatro distritos.“Todo eso ocurrió en los últimos 45 años”, dijo el élder Andersen, al reconocer lo que significa para Portugal el tener un nuevo templo en Lisboa.
“Luego de que el Salvador vuelva a la Tierra y la verdadera historia de Portugal se haya escrito, la dedicación de esta santa casa será un momento culminante de esta gran nación”.
Él dijo que esos 45 años desde la dedicación de Portugal como país hasta la dedicación de su primer templo fueron “una época de enorme satisfacción espiritual”, y añadió “Ahora tenemos la Casa del Señor, que es un símbolo de que permaneceremos aquí hasta el regreso del Salvador”.
“No podemos aminorar la marcha, no podemos volver atrás”.
Solo avanzar — para explorar, descubrir y volver a casa.