LISBOA, Portugal — Sonriendo con los ojos llenos de lágrimas y sentado en el centro de reuniones, Joaquim Moreira escuchó la historia de conversión de dos hermanos de hace varias décadas en Porto, Portugal.
Era su propia historia — contada por un apóstol de los últimos días frente a más de 300 otros miembros “pioneros” portugueses como una representación de sus propias conversiones, perseverancia y regocijo por el nuevo templo en Lisboa.
Luego de reunirse y aprender de los misioneros, Laurentino Moreira oró con una pregunta: “¿Era José Smith un profeta de Dios?”. Inmediatamente sintió paz y gozo; con una sonrisa, se dijo a sí mismo: “Bueno, esta es la respuesta”.
Laurentino invitó a su hermano, Joaquim, a asistir a su bautismo y escuchar a los misioneros y él aceptó. Cuando le pidieron que orara luego de la primera lección, Joaquim dudó — sería la primera oración de su vida. “Me levanté — y sentí que estaba volando”, recordó él, y le pidió a los misioneros que le ayuden a entender ese sentimiento, que venía acompañado de paz, luz y gozo.
Ambos hermanos pronto sirvieron misiones, su padre se unió a la Iglesia poco tiempo después de que Laurentino se fue, y Joaquim tuvo el privilegio de bautizarlo. Su madre se negó a siquiera leer las cartas de sus hijos misioneros, así que Joaquim le envió una con la plegaria de que su corazón se ablandara.
Ella leyó esa carta y más tarde fue bautizada por su esposo.
“Qué felices estamos de que ese Joaquim hoy sea el élder Joaquim J. Moreira,” dijo el élder Neil L. Andersen del Quórum de los Doce Apóstoles, señalando al setenta de área que vive en Lisboa, sentado detrás suyo, así como a su hermano, Laurentino, sentado en un banco cercano al púlpito.
“Estaba sorprendido”, dijo el élder Moreira humildemente. “No sabía que él iba a hacer eso”.
El élder Andersen relató la historia en una reunión por la tarde de santos de los últimos días pioneros de Portugal, que se llevó a cabo el sábado 14 de septiembre en un centro de estaca adyacente al nuevo Templo de Lisboa Portugal. Dos reuniones mas — una sesión matutina con misioneros de la Misión Portugal Lisboa y un devocional por la noche con los jóvenes locales — formaron parte del trío de reuniones del día previo a la dedicación del templo del domingo.
El pasado, presente y futuro de Portugal
El élder Andersen presidió y brindó instrucción fundamental durante las tres reuniones que representaban el pasado, el presente y el futuro de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días en Portugal — los misioneros representan el esfuerzo actual de esparcir el evangelio en una nación donde la Iglesia tiene menos de medio siglo, los pioneros representan las raíces de ese “árbol” de 45 años, y la juventud simboliza los brotes y ramas que crecen cada vez más alto.
“Nunca podremos ver a la Iglesia de la misma manera una vez que la Casa del Señor esté aquí”, dijo el élder Andersen, añadiendo: “Estamos entrando en un nuevo capítulo de la Iglesia en Portugal”.
Su esposa, la hermana Kathy Andersen, lo acompañó a Lisboa, así como el élder José A. Teixeira de la Presidencia de los Setenta y su esposa, la hermana Filomena Teixeira; el élder Gary B. Sabin, un setenta autoridad general y presidente del Área Europa, y su esposa, la hermana Valerie Sabin; y el élder Kevin R. Duncan, un setenta autoridad general y director ejecutivo del Departamento del Templo, y su esposa, la hermana Nancy Duncan. Todos ellos participaron al menos una vez compartiendo un mensaje o testimonio en las reuniones del sábado.
El sábado comenzó apropiadamente con una reunión matutina con los misioneros, dado que los misioneros fueron el catalizador que impulsó el crecimiento de la Iglesia en Portugal.
Durante las breves pero efectivas negociaciones que se hicieron en 1974 con el gobierno militar que reemplazó a la antigua dictadura derechista de Portugal, la iglesia recibió reconocimiento oficial y permiso para que los misioneros ingresaran al país costero del extremo suroeste de Europa.
Eso ocurrió inmediatamente después de la presentación del presidente Spencer W. Kimball a los líderes de la Iglesia en abril de 1974, titulada “Cuando el mundo sea convertido”. Él proyectó un aumento global en el acceso y los esfuerzos de los misioneros, con la expectativa de que otros países ajenos a Estados Unidos enviaran misioneros a otras naciones. Por ejemplo: misioneros de Latinoamérica que son enviados a servir en Europa.
El élder William Grant Bangerter, un ex presidente de misión en Brasil que entonces estaba sirviendo en ese país sudamericano como representante regional de la Iglesia, pronto fue llamado a crear una misión en Portugal. En su autobiografía, él recordó que los líderes de Brasil “se transformaron por el entusiasmo. Sintieron el espíritu del profeta en la posibilidad que tendría Brasil de ayudar a convertir a su madre patria”.
“Estamos entrando en un nuevo capítulo de la Iglesia en Portugal”.
Bangerter le propuso al presidente Kimball que la mitad de los misioneros enviados a Portugal fueran de Brasil. El presidente Kimball aceptó, y se enviaron dos élderes norteamericanos y dos compañeros brasileños a Lisboa en noviembre de 1975 junto con los Bangerter. Al mes siguiente llegó otro cuarteto de misioneros de constitución similar, y el patrón EE. UU./Brasil quedó establecido por varios años.
Para julio de 1975, Portugal tenía 100 conversos; para julio de 1978, el número llegaba a 1000, y luego a 5000 a mediados de 1985. En 1981 se creó la primera estaca en Lisboa. Para fines de esa década, Lisboa ya tenía una segunda estaca, junto con estacas adicionales en Porto, Matoshinhos y Setubal.
En la actualidad, Portugal es hogar de más de 45,000 miembros, seis estacas, 68 congregaciones y la Misión Portugal Lisboa (luego de haber tenido hasta tres misiones a la vez). También es hogar del templo más nuevo de la Iglesia, el N° 166 en funcionamiento.
La fuerza misional en Portugal sigue siendo una combinación internacional, que incluye hablantes de portugués procedentes de África.
“En mi país no tenemos un templo”, dijo el élder Fernando Zuca de Beira, Mozambique, “así que, para mí, es un gran privilegio escuchar a un apóstol y ver el templo”.
El élder Andersen invitó a los misioneros a escribir las cosas que ellos creen. Ese ejercicio elevaría su propia fe y los prepararía para fortalecer la fe de los miembros y futuros miembros de Portugal, dijo él.
“Escriban aquello en lo que realmente creen”, dijo, pidiéndole a los misioneros que escriban cinco escrituras que les impacten de manera personal, tanto del Nuevo Testamento como del Libro de Mormón, y luego discutan sus creencias y escrituras en las futuras reuniones que tengan juntos.
También los alentó a encontrar maneras de mostrar a las personas que contacten la cobertura de video que muestra al presidente de Portugal, Marcelo Rebelo do Sousa cuando visitó el Templo de Lisboa el 29 de agosto, durante la casa abierta.
El élder Andersen habló sobre la redacción de la oración dedicatoria — que era parte de su asignación de presidir la dedicación — como “una experiencia muy espiritual”. Contó que luego de haber enviado la oración a la Primera Presidencia, tuvo la impresión de añadir un párrafo que bendecía a los miembros para tener “confianza espiritual” para compartir el evangelio.
El impacto de los miembros pioneros
Los protagonistas del día no fueron únicamente los misioneros que sirven actualmente, sino que un número de misioneros retornados que sirvieron hace tiempo en Portugal asistieron a la reunión por la tarde con los miembros pioneros — y tuvieron la oportunidad de renovar amistades y regocijarse en el crecimiento continuo de la Iglesia.
“Fue una experiencia tan grandiosa poder ser uno de los primeros misioneros en venir en esa época y compartir el evangelio con el pueblo portugués, sin siquiera soñar que algún día habría un templo y más de 45000 miembros de la iglesia aquí”, dijo Don Chandler, de Twin Falls, Idaho, que sirvió en Portugal de 1976 a 1978, cuando algunas de las ramas más pequeñas de Porto tenían aproximadamente una docena de miembros cada una.
El sábado, en su primera visita de regreso a Portugal, pudo reencontrarse con Alcino y Maria Nazaré Silva que, siendo una pareja joven en 1976, escucharon la noticia de que habían llegado misioneros a Porto y de inmediato se toparon con un par de ellos en su puerta. Aceptando las verdades recién descubiertas, el joven arquitecto y su esposa se bautizaron el 12 de febrero de 1977 — ella tenía algunas dudas debido a su embarazo, las altas temperaturas y el hecho de que el bautismo se haría por la noche y al aire libre en un gran contenedor a semejanza de una piscina de plástico en el jardín infestado de pollos detrás de la residencia de los misioneros.
Ambos recuerdan haber sentido todo menos frío luego de bautizarse. “Salí del agua y dije: ‘Está muy cálida, me siento muy cálido’”, dijo Alcino Silva. “No puedo expresar el sentimiento — fue algo maravilloso”.
Esos sentimientos maravillosos perduraron a través de los años en los Silva. Alcino Silva fue llamado a servir como el primer presidente de estaca en Porto.
También este sábado, Chandler pudo conocer a los dos hijos de los Silva — Simão Pedro, del que su madre estaba embarazada cuando se bautizó, y su hermano menor, Tiago. Al igual que su padre, Simão Pedro Silva es un arquitecto que vive en Porto — y fue contratado para ayudar con el diseño del Templo de Lisboa.
Al igual que los Moreira y los Silva, los Teixeira son miembros pioneros prominentes. El élder Teixeira sirvió como misionero desde 1980 hasta 1982 en su Portugal nativo y en las Azores, las islas portuguesas que se encuentran a unos 1287 kilómetros en el norte del océano Atlántico.
Los Teixeira hablaron en varias reuniones el sábado acerca de su conversión y la conversión de sus familias. La familia de la hermana Teixeira — los Teles Grilo— había vivido en Angola previamente, porque su padre trabajaba en la banca allí. Sin embargo, perdieron una cantidad considerable de dinero y posesiones cuando Angola y otras ex colonias de Portugal recibieron la independencia a mitad de la década de 1970. Los años de guerras civiles y disturbios habían provocado que la gente de Portugal o de descendencia portuguesa regresara a Europa.
La familia Teles Grilo se bautizó en 1977, un año luego que la familia Teixeira. Las dos familias se sellaron en el Templo de Suiza, lo que implicaba un viaje en autobús de unos 2500 kilómetros que duraba dos días y una noche de ida y luego de vuelta.
En el templo, los hijos se sellaron a sus padres — y luego los padres se sellaron a sus respectivos padres. Además, como se enteraron tiempo después el élder y la hermana Teixeira, ambas familias se sellaron el mismo día y en el mismo templo.
“Fue un día glorioso”, dijo la hermana Teixeira durante uno de sus mensajes del sábado, emocionada por lo que para ella y su esposo era más que la mera coincidencia de una fecha compartida.
Mirar hacia adelante
Además de enfocarse en el pasado y el presente, el élder Andersen ayudó a quienes lo escuchaban a volver su vista hacia el futuro. Invitó a los misioneros en servicio a volver a Lisboa en 2069 para ayudar a celebrar el 50° aniversario del templo — “Si es que el Señor todavía no ha llegado”, añadió el.
También invitó a la misma reunión a la multitud de jóvenes en el devocional de la noche.
“En 50 años yo no estaré aquí, el élder Teixeira no estará aquí, pero muchos de ustedes sí estarán”, dijo él. “Recordarán haber estado aquí hoy y especialmente mañana, y el Espíritu que sintieron durante las sesiones de dedicación del templo. Si están sentados en esta capilla dentro de 50 años, significará con toda probabilidad que han sido fieles y leales durante toda su vida. Es una gran meta que anhelar”.
El élder Andersen reiteró el consejo que dio el presidente Nelson a la juventud de la Iglesia en junio de 2018, diciendo: “Su consejo es atemporal y vale la pena repasarlo una y otra vez”. Luego, tocó los cinco puntos claves:
- Desconéctense en cierta medida de las redes sociales.
- Hagan un sacrificio semanal de tiempo al Señor.
- Manténganse en la senda de los convenios. Evalúen dónde están en esa senda.
- Oren diariamente para que todos los hijos de Dios reciban las bendiciones del evangelio de Jesucristo.
- Destáquense. Sean diferentes. Sean una luz. Recuerden el folleto “Para la Fortaleza de la Juventud”.
Además, dejó varias bendiciones para los jóvenes en diferentes partes de su mensaje — que el Señor esté con ellos y sepan a quién hablarle para compartir el evangelio y qué decir; que el domingo durante la dedicación sientan el poder que descansa sobre el templo y que ese sentimiento “penetre en sus corazones como fuego”; que tengan la determinación de guardar los mandamientos y ayudar a fortalecer a la Iglesia en Portugal; y que reciban respuestas a sus oraciones “y sepan cuán importantes son para su Padre Celestial y para Su Hijo, Jesucristo”.
La hermana Andersen habló tanto en la reunión de misioneros como en la de los jóvenes, y enfatizó la importancia del templo. En la primera sesión, compartió cómo, cuando ella y el élder Andersen eran un matrimonio joven que vivía en Florida, viajaron a la dedicación del Templo de Atlanta Georgia y las experiencias que tuvieron al ayudar como acomodadores de último minuto y estar en un cuarto cerca del salón celestial y escuchar más voces que cantaban en la sesión de dedicación de las que realmente había en el coro.
A los jóvenes, les contó cómo su padre la ayudó a cumplir una meta que tenía como mujer joven de hacer bautismos por los muertos, cumpliendo su promesa al conducir unos 4023 kilómetros hasta el Templo de Salt Lake — el más cercano para ellos en esa época.
Tanto la reunión de los jóvenes como la de los miembros pioneros se llevaron a cabo totalmente en portugués, y además de juntarse con otros líderes para apretar las manos de los misioneros previo a la reunión, el élder Andersen sorprendió a los miembros pioneros al anunciar que al final de la sesión estaría feliz de saludar y conocer a quienes lo desearan.