ASUNCIÓN, Paraguay — Siempre que el élder D. Todd Christofferson se reúne con el Cuórum de los Doce Apóstoles, se sienta a uno o dos asientos del recordatorio viviente del milagro de la construcción de templos de Sudamérica.
Cuando el compañero apóstol del élder Christofferson, el élder Ulisses Soares, sirvió una misión de tiempo completo en su Brasil nativo, lo hizo sin haber puesto un pie en un templo hasta las últimas semanas de su servicio. Para el joven élder Soares y para legiones de otros fieles Santos de los Últimos Días sudamericanos, adorar en un templo dedicado no era una opción. Era solo esperanza y sueños.
“Y eso”, señaló el élder Christofferson, “no fue hace muchos años”.
El primer templo del continente, el Templo de São Paulo, Brasil, abrió en 1978, convirtiéndose en el primer capítulo de un período continuo de construcción prolífica de templos.
Hoy en día, hay 20 templos en funcionamiento a lo largo del continente — desde Barranquilla, Colombia, en el norte, hasta Concepción, Chile, en el sur. Además, hay otros diez futuros templos en Sudamérica que están en construcción o se han anunciado.
Asunción se cuenta entre las muchas “ciudades del templo” de la Iglesia en Sudamérica.
Hace casi 18 años, el presidente Gordon B. Hinckley dedicó el único templo de Paraguay. A diferencia del élder Soares, la mayoría de los futuros misioneros de Paraguay han tenido acceso al templo durante años, lo que les ha permitido servir, aprender y crecer.
Sin embargo, en los últimos dos años, los Santos de los Últimos Días locales han pasado por un período desafiante en el que no contaron con fácil acceso a un templo. En 2017, el Templo de Asunción Paraguay cerró debido a la necesidad de una reparación y renovación importantes.
Luego de una exitosa casa abierta, el domingo 3 de noviembre marcó un día de celebración y renovación sagrada en todo Paraguay. El élder Christofferson rededicó el Templo de Asunción en el idioma español que aprendió hace décadas, cuando era un joven misionero.
Su presencia y consejo apostólicos este domingo enriquecieron la reapertura gozosa del amado edificio, ubicado en la intersección de prominencia histórica de Avenida España y Avenida Brasilia.
“Este templo”, dijo Arami Paredes, miembro de la Iglesia de Asunción, “ha sido un refugio del mundo para mí desde mi niñez”.
El regreso de un apóstol a suelo sagrado
El joven Todd Christofferson dejó su hogar en los Estados Unidos en 1964 para cumplir su llamamiento misional en Argentina. Al trabajar bajo la dirección de su presidente de misión y predecesor apostólico, Richard G. Scott, el élder Christofferson desarrolló un amor por Sudamérica que nunca ha perdido.
Este domingo, fue imposible verlo sin sonreír a medida que saludaba a viejos amigos y nuevos conocidos. Su español todavía es fluido gracias a los años de deberes eclesiásticos cumplidos a lo largo de Latinoamérica.
Además, una sección del distrito del Templo de Paraguay Asunción abarca parte de la provincia noroeste de Corrientes, donde él sirvió como misionero y desarrolló un aprecio por la cultura indígena guaraní y la historia colonial y poscolonial de la región.
Servir una misión en el sur de Sudamérica “fue obviamente una época formativa de mi vida”, le dijo a Church News. “Pero es lindo reflexionar en esos momentos, y luego pensar a dónde hemos llegado”.
El domingo fue la primera vez que el élder Christofferson presidió en la dedicación o rededicación de un templo. Así que estar en Sudamérica parecía lo apropiado para cumplir una asignación tan trascendental.
“Es difícil poner en palabras los sentimientos que uno experimenta al volver a donde sirvió una misión, y luego ver el desarrollo de la Iglesia en ese tiempo — junto con la promesa de lo que aún está por venir”.
El élder Christofferson reconoció el poderoso simbolismo personal de la rededicación del domingo. Los templos, al igual que las personas, son estructuras físicas que envejecen y requieren mejoras y cambios. Algunas veces es necesario que haya una rededicación.
“Y eso no es algo malo, sino que nos da la oportunidad de hacer lo mismo por nosotros en nuestras propias vidas”, dijo él.
En tiempos antiguos, las personas llevaban ofrendas al templo. Luego de la expiación y resurrección de Cristo, el Salvador puso fin a tales sacrificios. En lugar de ello, dijo el élder Christofferson, las personas que vienen al Templo de Asunción o a cualquier otro de estos edificios sagrados, deben ofrecer “un corazón quebrantado y un espíritu contrito”.
Eso solo viene mediante el arrepentimiento, el progreso personal y el guardar los convenios.
Antes de entrar al templo, podemos preguntarnos: “¿Qué puedo hacer en mi vida que me convertiría en una ofrenda más digna?… ¿Qué me haría una persona más santa?”, dijo el élder Christofferson. “Si examinan su vida, puede que haya cosas que sean indignas y necesiten quitar de su vida. O quizás hay atributos cristianos que desean incorporar más completamente en su vida.
“Esas son las ofrendas en las que debemos pensar. Nuestra dádiva al Señor somos nosotros mismos, cada vez que venimos al templo”.
Durante el tiempo en que ha sido presidente de la Iglesia, el presidente Russell M. Nelson ha brindado mucha instrucción sobre el papel que cada Santo de los Últimos Días tiene en el recogimiento de Israel.
Los templos, tales como el Templo de Asunción Paraguay rededicado, son “elementos centrales del recogimiento prometido del que el Señor ha hablado por tanto tiempo a través de Sus profetas”, dijo el élder Christofferson.
Los convenios que hacemos en el templo, añadió, permiten el recogimiento tanto de los vivos como de los muertos.
Además, la rededicación del único templo de Paraguay “disminuirá la influencia del adversario aquí y fortalecerá la influencia del Espíritu Santo… Creo que esta nación puede prosperar, y el templo y la influencia de los Santos de los Últimos Días tendrán un efecto en el país”.
El domingo, en el Templo de Asunción Paraguay, élder Christofferson estuvo acompañado de su esposa, la hermana Kathy Christofferson.
“Sabemos cuán especial es este lugar”, dijo ella. “Todo lo que hay en este edificio enseña cuánto ama el Señor a Sus hijos. Él desea bendecirlos a medida que hacen convenios de servirle”.
El Templo de Asunción, señaló ella, no es un edificio grande. “Sin embargo es la Casa del Señor. Es muy especial, y todos los que entran lo saben”.
Además, en la rededicación del domingo participaron dos setentas autoridades generales: el élder Kevin R. Duncan, que sirve como director ejecutivo del Departamento de Templos, y el élder Benjamín De Hoyos, que preside el Área Sudamérica Sur. Estuvieron acompañados de sus esposas, las hermanas Nancy Duncan y Evelia De Hoyos.
Fe sincera
Debido a su ubicación cercana al centro del continente, Paraguay es conocido apropiadamente como “El corazón de américa”. Sin embargo, los Santos de los Últimos Días locales dicen que el apodo va más allá de la geografía. Es también una tierra de personas sensibles al Espíritu que experimentan el evangelio en sus corazones.
Las dos primeras congregaciones de Santos de los Últimos Días en Paraguay se organizaron en 1951, dos años después de la llegada de los misioneros. Desde esos primeros días, los esfuerzos combinados de los misioneros de tiempo completo y los miembros locales dedicados han dado como resultado un crecimiento continuo.
En la actualidad, hay casi 95.000 miembros en este país sin litoral. La piedra en el exterior inmortaliza la apertura del Templo de Asunción Paraguay en 2002. Ahora, el año 2019 puede agregarse a la lista de años importantes para los Santos de los Últimos Días locales.
La rededicación del domingo se llevó a cabo luego de una casa abierta que recibió a unas 20.000 personas en el templo.
“Durante la casa abierta, muchos miembros que no habían entrado al templo antes pudieron visitarlo y han expresado sus testimonios del templo”, dijo el presidente de la Estaca Asunción Paraguay, Horst Eschgfaller. “Hemos visto a los miembros fortalecer su testimonio con respecto al templo y su obra. Están ansiosos por llevar a cabo sus propias ordenanzas. También hemos recibido mucho interés y preguntas por parte de personas que no son miembros de nuestra Iglesia”.
El presidente de la Misión Paraguay Asunción Norte, Richard L. Millett, dijo que los misioneros están entusiasmados por las oportunidades que el templo rededicado les brindará.
“El espíritu de Elías es tan fuerte ahora, con la dedicación del templo”, dijo él. “Nuestros misioneros han compartido experiencias en que las personas a las que les enseñan están recibiendo la influencia de sus ancestros desde el otro lado del velo.
“Ahora, con un templo dedicado, esperamos que nuestros conversos recientes sean fortalecidos aún más por la posibilidad de ir al templo poco después de su bautismo para hacer la obra por sus seres queridos que han muerto”.
Los miembros paraguayos Julio y Arami Paredes sirvieron juntos como guías durante la casa abierta. Pudieron ver cómo llegaban los visitantes al templo, con sus nociones preconcebidas sobre la Iglesia, solo para irse poco tiempo después con una nueva comprensión y aprecio por el Templo de Asunción.
“Estaba muy feliz de ver que otras personas que no son de nuestra fe también pudieron disfrutar de la paz y tranquilidad de este lugar santo”, dijo Arami.
Para Julio, reconectarse con el Templo de Asunción evoca sentimientos de rededicación espiritual.
“Mi esposa y yo amamos el evangelio, y nos esforzamos por seguir sus enseñanzas”, dijo él. “También añoramos ser una familia eterna, y sé sin ninguna duda que el templo es fundamental para lograrlo”.
Un refugio para todos los paraguayos
Sin dudas, el renovado Templo de Asunción es paraguayo. En las pinturas decorativas y esquemas de colores de todo el edificio se puede apreciar una versión estilizada del árbol y la flor nacional del Paraguay — el lapacho.
El color lavanda distintivo del lapacho también se encuentra en las telas, los vitrales y la cantería del templo. Además, los muebles son de un estilo colonial español, inspirado por la arquitectura y muebles antiguos del Paraguay.
El diseño y la belleza del templo reabierto — junto con su propósito centrado en la familia — ayudaron a los visitantes de la casa abierta, como Elianne Cáceres, que no es Santo de los Últimos Días, a descubrir la esperanza.
Al caminar por los quietos pasillos y salones del Templo de Asunción, “sentí una paz que no he sentido durante años”, dijo ella. “Pude sentir cómo se iban todos mis problemas. “Sé que cada persona tiene una forma diferente de vincularse con Jesucristo, pero considero que el templo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es uno de los lugares más perfectos y hermosos para conectarse con Dios”.