En la conferencia general de octubre, el presidente Russell M. Nelson dijo que la “primera y fundamental responsabilidad” del obispo es cuidar de los jóvenes de su barrio.
Al anunciar cambios organizativos que tienen por objetivo centrarse más en los jóvenes — los cuales incluyen la disolución de las presidencias de Hombres Jóvenes de barrio —, el élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo: “Confiamos en que, debido a este enfoque concentrado expresamente en ellos, más hombres y mujeres jóvenes aceptarán el desafío y se mantendrán en la senda de los convenios”.
Sin embargo, para un obispo lleno de responsabilidades, este “enfoque concentrado expresamente” en los jóvenes puede ser más fácil de decir que de hacer.
Al principio, muchos obispos se sintieron abrumados por estos cambios organizativos. Algunos se preguntaron cómo podrían administrar todos sus deberes para con el barrio — deberes que parecían aumentar con la idea de relevar a las presidencias de Hombres Jóvenes de barrio.
“La preocupación que tienen muchos obispos es que, sin una presidencia de Hombres Jóvenes, tendrán que cargar con una responsabilidad adicional. Eso no es cierto”, dijo el hermano Stephen W. Owen, presidente general de los Hombres Jóvenes.
“El obispo siempre ha sido el presidente del Sacerdocio Aarónico. Todavía lo es. Y todavía contará con la misma cantidad de líderes adultos involucrados. El propósito es acercar a la juventud al obispo”.
Aunque se espera mucho de los obispos, no están solos en su servicio en el barrio. A medida que las presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro tomen la iniciativa y el obispo continúe delegando, este podrá centrarse en fortalecer a los jóvenes, que son los líderes en desarrollo de la generación futura.
Lo que pueden hacer las presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro: Involucrarse en la obra de salvación
Cuando la hermana Jean B. Bingham, presidenta general de la Sociedad de Socorro, visitó Sierra Leona en junio, conoció a una mujer llamada Mariatu Songo, quien estaba sirviendo como presidenta de Sociedad de Socorro de barrio. Al caminar de casa en casa con la hermana Songo por el pueblo, la hermana Bingham notó que todos la conocían. La hermana Songo parecía conocer todas las preocupaciones de aquellas familias.
“Conocía tan bien a estas personas, y estaba trabajando para ayudarlos en sus desafíos. Estaba ministrando a todos. Estaba cuidando de los necesitados. Estaba acercándose a los ancianos”, dijo la hermana Bingham. “No creo que ninguna de esas personas estuviera ocupando mucho tiempo del obispo, debido a que ella estaba tomando esa responsabilidad sobre sí misma”.
Esta hermana es un ejemplo de una presidenta de Sociedad de Socorro que se involucra activamente en ayudar a aliviar la carga del obispo y bendecir al barrio, dijo la hermana Bingham.
En una notificación a los líderes de estaca y de barrio con fecha del 6 de octubre de 2018, se delegaron las responsabilidades de la obra misional de los miembros y la obra del templo y de historia familiar a las presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro. Las presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro también deben supervisar los esfuerzos de la ministración.
El élder Craig C. Christensen, un setenta autoridad general y presidente del Área Utah, dijo: “Tal como lo indicó la primera presidencia el pasado octubre, las presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro deben asumir la principal responsabilidad por la obra de salvación en el barrio, trabajando bajo las llaves del obispo”.
“Esto debe hacerse para que los obispos puedan delegar mucha de la responsabilidad cotidiana que sienten de ministrar a las familias y de hacer avanzar la obra, y puedan centrar la mayoría de sus esfuerzos en los jóvenes”, dijo él.
La coordinación entre el cuórum de élderes y la Sociedad de Socorro al trabajar en la ministración, la obra misional y la obra del templo y de historia familiar es clave, dijo la hermana Bingham.
“Pero no esperen para comenzar”, añadió ella. Una presidencia de Sociedad de Socorro podría comenzar con estas preguntas: “¿Cómo podemos acercarnos y ministrar mejor a nuestras hermanas? ¿Qué podemos hacer para ayudarnos unas a otras a ser mejores misioneras? ¿Qué podemos hacer para ayudar a las hermanas a asistir al templo más a menudo? ¿Cómo podemos ayudarlas a sentirse más cómodas haciendo historia familiar?”
Una vez que reúnan ideas específicas, coordínense con el cuórum de élderes para definir cuáles ideas pueden ser más efectivas a nivel barrio.
El consejo de barrio es otro lugar para coordinar esas ideas y mantener informadas a todas las organizaciones. La hermana Bingham dijo que ella conoce consejos de barrio que se centran en la ministración dos semanas del mes; en la obra misional, una semana; y en la obra del templo y la historia familiar, otra semana. “De esa forma, no tienen reuniones adicionales”, dijo ella.
Otra forma en la que las presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro pueden ayudar a aliviar la carga del obispo es ayudando más con los asuntos de bienestar. De acuerdo con el Manual 2: Administración de la Iglesia, “el bienestar es fundamental en la labor del cuórum de élderes y de la Sociedad de Socorro”. Mientras que el obispo supervisa la ayuda financiera y el uso de las ofrendas de ayuno en el barrio, las presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro pueden trabajar con las familias para enseñarles principios de autosuficiencia y abordar asuntos de bienestar.
Las presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro también pueden cumplir un papel más importante en brindar consejo a los adultos de su barrio. Algunos ejemplos pueden ser el empleo, el uso de un presupuesto, o los desafíos en las relaciones familiares.
“En lugar de comenzar con el obispo, los miembros deben aprender a comenzar con las presidencias de Sociedad de Socorro y de cuórum de élderes”, dijo la hermana Bingham.
Las presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro deben tomar la iniciativa para acercarse a los miembros, identificar problemas y dar un paso adelante para ayudar, “en lugar de permitir que las personas sientan que deben recurrir al obispo por cada asunto”, dijo el élder Christensen.
Además, el obispo debe aprender cómo derivar a aquellos que recurren a él a las presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro — incluidos algunos de los casos que puedan ser sensibles, añadió.
“Existen algunos asuntos de dignidad en los que el obispo debe involucrarse. Sin embargo, con el permiso de la persona, puede involucrar a otros. Para mí, es un desafío cultural importante en comparación con la costumbre que ha estado establecida por muchos, muchos años”, dijo el élder Christensen.
A los obispos que puedan tener dificultades con delegar, la hermana Bingham les dijo: “A veces, como líderes, a menudo pensamos que debemos hacer todo. O que nadie más puede hacerlo igual de bien. Sin embargo, una vez que aceptamos renunciar a un poco de ese control, descubrimos que es una gran bendición porque también ayuda a otros a crecer”.
A medida que el obispo desarrolla líderes en su barrio al delegar tareas a las presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro, está estableciendo un patrón a seguir para los líderes adultos de la juventud, para que aprendan cómo delegar tareas a los jóvenes. El hacerlo ayudará a los jóvenes a convertirse en líderes también, dijo ella.
Lo que pueden hacer las presidentas de Mujeres Jóvenes y los asesores de los cuórums del Sacerdocio Aarónico: Desarrollar jóvenes líderes
Uno de los resultados deseados de los cambios organizativos anunciados en la conferencia general de octubre para los hombres y mujeres jóvenes es ayudar a los jóvenes a convertirse y ser líderes, dijo el hermano Owen.
“¿Qué es lo que buscamos en los jóvenes de 18 años?”, preguntó el hermano Owen. “Buscamos mujeres y hombres jóvenes que estén convertidos al evangelio de Jesucristo y que puedan dejar su hogar, tenerlo en sus corazones y seguir en ese camino”.
Sin embargo, si el obispo está muy ocupado con los adultos, los jóvenes no estarán en su radar.
“Los jóvenes necesitan tener un obispo en sus vidas. Yo necesité un obispo en mi vida a medida que crecía”, dijo el hermano Owen. “Si el obispo pasa más tiempo con los jóvenes, ellos querrán ir a verlo cuando tengan una dificultad y necesiten recurrir al cielo”.
“Se me ocurren muchas situaciones en las que conozco a un obispo centrado en la juventud y puede verse que los jóvenes se elevan y siguen la senda de los convenios”.
El hermano Owen dijo que los cambios en la organización de los Hombres Jóvenes permiten que el obispo trabaje de forma directa con ellos y los fortalezca individualmente. Antes, era difícil para los jóvenes ser líderes cuando tenían un presidente y asesores de los Hombres Jóvenes que podrían haber “tomado el control” por ellos.
Aunque la presidencia de Hombres Jóvenes de barrio no exista más, la cantidad de líderes adultos para los hombres jóvenes no ha disminuido, explicó el hermano Owen.
Cada cuórum tiene un asesor para apoyar al obispo en su deber de presidir sobre el Sacerdocio Aarónico, así como guiar a la juventud a medida que sirven en las presidencias de cuórums. Para posibilitar “el liderazgo tanto a corto como a largo plazo” en cada cuórum, también se puede llamar un especialista a largo plazo. Además, se pueden llamar a especialistas a corto plazo para eventos grandes tales como un campamento, una conferencia para la juventud o un trek.
“Cada uno de estos líderes adultos tiene un papel esencial en elevar a los hombres jóvenes y apoyar al obispo en su deber”, dijo el hermano Owen.
La hermana Bonnie H. Cordon, presidenta general de las Mujeres Jóvenes, dijo que el cambio de permitir que la presidenta de Mujeres Jóvenes rinda cuentas directamente al obispo, en lugar de a un consejero del obispo, es una oportunidad de que las mujeres jóvenes también estén más cerca del obispo.
“A medida que el obispo y la presidenta de las Mujeres Jóvenes deliberen en consejo”, dijo la hermana Cordon, “ella puede guiar a las presidencias de clases a medida que ellas hacen su parte para sostener y apoyar al obispo y servir a los miembros del barrio”.
Las presidencias de clases y cuórums pueden ser “contribuyentes activas” a medida que participan del “rebautizado y revitalizado” consejo de barrio para la juventud.
“A medida que involucramos a las presidencias de clases y cuórums, añadimos más de una decena de líderes jóvenes y capaces que están listos y dispuestos a ayudar al barrio entero”, dijo ella. “Al permitirles cumplir sus llamamientos, comenzarán a ministrarse unos a otros y a fortalecer el barrio — lo que aliviará la carga del obispo”.
Bajo la dirección del obispo, los jóvenes de 14 años o más también pueden recibir la asignación de ayudar a construir la unidad y el sentimiento de pertenencia dentro del barrio al participar de la ministración. “Las mujeres jóvenes son buenas compañeras de ministración para las hermanas de la Sociedad de Socorro”, dijo la hermana Cordon, tal como los hombres jóvenes son útiles como compañeros de los hermanos en los cuórums del Sacerdocio de Melquisedec.
Las presidentas de las Mujeres Jóvenes también pueden cumplir un papel mayor en aconsejar a las mujeres jóvenes que necesiten un oído adicional para escucharlas, añadió. Los líderes siempre deben invitar a los jóvenes a reunirse con el obispo para discutir temas de dignidad o abuso. También deben volver a los jóvenes hacia sus padres para “fortalecer esos lazos eternos”.
Lo que pueden hacer los miembros: Confiar
El élder Paul B. Pieper, setenta autoridad general y presidente del Área Sudoeste, dijo que, para que la Iglesia restaurada se convierta en lo que el Señor desea que se convierta, los miembros deben creer en la estructura que Él ha establecido y en dónde ha depositado Sus llaves.
“La estructura del barrio ayudará a la Iglesia a progresar y proteger a los santos a medida que continuamos avanzando hacia este enfoque centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia”, dijo el élder Pieper. “No es una estructura nueva — simplemente no la hemos usado muy bien. Pero debemos aprender a hacerlo. Para mí, es un gran cambio de mentalidad que debemos tener como miembros”, dijo él.
Este cambio de mentalidad, dijo, incluye dos cosas: primero, confiar en los hermanos y hermanas ministrantes; segundo, confiar en las presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro. Depender de ellos en lugar de depender del obispo ayudará a aliviar la carga de este.
En abril de 2018, los miembros de la Iglesia recibieron el llamado de ministrar “de una manera más santa y elevada”. Uno de los mayores desafíos que los miembros han informado al élder Pieper es cuando visitan a quienes ministran y les preguntan: “¿Qué podemos hacer para ayudarle?”. La respuesta, usualmente, es la siguiente: “Nada. Estamos bien”.
“Necesitamos confiar en que nuestros hermanos y hermanas ministrantes han sido llamados y asignados por Dios para ayudarnos”, dijo él. “Debemos creer que ese es el primer recurso del Señor para llegar a nosotros. Debemos utilizarlo”.
“Es un gran cambio de mentalidad que debemos tener como miembros”.
Los miembros no deberían tener miedo de llamar a sus hermanos ministrantes para pedirles bendiciones o buscar consejo de ellos cuando tengan desafíos. Los hermanos y hermanas ministrantes también deben aprender cómo entender mejor las necesidades de aquellos a quienes ministran.
“Debemos tener oídos para oír y ojos para ver sus necesidades”, dijo el élder Pieper. “Todos tenemos necesidades. … Creo que el aprender cómo tener relaciones más profundas y dulces en las que podamos vincularnos y apoyarnos unos a otros de formas nuevas y mejores es parte de la ‘manera más santa y elevada’”.
Si los hermanos y hermanas ministrantes no tienen las herramientas necesarias para ayudar, pueden llamar a un miembro de la presidencia del cuórum de élderes o de la Sociedad de Socorro.
Recuerden, dijo el élder Pieper, que el presidente del cuórum de élderes tiene llaves del sacerdocio y, cuando se aparta a la presidenta de la Sociedad de Socorro, ella también recibe autoridad.
“Ambos pueden ser magnificados al igual que los obispos para ayudar a satisfacer las necesidades de los miembros”, añadió. “Ustedes no necesitan acudir al obispo para acceder a ese poder del sacerdocio.
“Sin embargo, el obispo es apartado como el juez en Israel y debemos procurar su ayuda si hay algo en nuestra vida que afecte nuestra dignidad como miembros de la Iglesia”, agregó él.
¿Qué debería motivar a los miembros a confiar más en sus hermanos y hermanas ministrantes y presidencias de cuórum de élderes y de Sociedad de Socorro?, preguntó el élder Pieper. El futuro de sus niños y jóvenes.
“Creo que, como adultos, debemos ser muy, muy sensibles al hecho de que puede que seamos una de las causas por las que la juventud de la Iglesia tiene desafíos”, dijo él. “Porque somos quienes estamos ocupando el tiempo de la persona que tiene las llaves para ellos”.