SHARON, Vermont — Debajo de un manto de brillantes hojas de otoño, las huellas de hace dos siglos de las ruedas de las carretas permanecen en un puente de piedra.
No muy lejos, las piedras del cimiento marcan las dimensiones de lo que una vez fue el modesto hogar de troncos de los abuelos de José Smith.
Colina arriba, permanece la piedra original de la chimenea de la casa donde nació el Profeta José.
Esta silenciosa y rústica localidad, en la parte rural de Vermont, es desconocida, oculta para la mayoría del mundo.
Pero para el presidente M. Russell Ballard y para el élder D. Todd Christofferson, lo significa todo.
“Aquí, el 23 de dic. de 1805, un bebé con la responsabilidad de restaurar a la Tierra la plenitud del sempiterno Evangelio, había nacido”, dijo el presidente Ballard, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles.
Caminando a través de un sendero flanqueado de árboles y entre los brillantes colores del otoño, el sábado 19 de octubre, los líderes hablaron con “profunda reverencia y aprecio” por este lugar y del profeta al que honra.
“No puedo ir a ningún lugar cercano a este sitio del nacimiento sin tener un profundo afecto y amor por el profeta José Smith”, dijo el presidente Ballard. “Me siento obligado a hacer cualquier cosa que pueda para declarar y enseñar que el evangelio está nuevamente en la Tierra”.
Élder Christofferson, también del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo que este sitio es sagrado.
“Guarecido entre estos árboles llegó a la Tierra el profeta José Smith”, dijo él, hablando del bebé nacido en “humildes circunstancias”; quien “cambiaría el rumbo” de la historia.
‘José Smith es todo lo que decimos que es’: presidente Ballard, élder Christofferson declaran su testimonio del profeta en el lugar de su nacimiento
Colina arriba, un monumento de granito de 15.2 m (50 pies) — incluyendo un obelisco de 11.8 m (38.5 pies), un pie por cada año de vida del profeta José Smith — conmemora su nacimiento, sus logros y su misión. Solo a metros de distancia del obelisco está el sitio de la granja, de aproximadamente 74.322 m cuadrados (800 pies cuadrados), donde José Smith pasó los años formativos de su vida con sus padres, Joseph y Lucy Mack Smith. Este monumento fue erigido en el aniversario número 100 del nacimiento de José Smith.
“Es un lugar sagrado, uno siente eso aquí”, dijo el élder Christofferson. “Creo que todos podemos sentir en nuestras vidas el espíritu que está aquí, dondequiera que estemos”, agregó al pensar en una Iglesia fuerte con una membresía internacional ahora de 16 millones.
La familia Smith se mudó a la granja en la rural Vermont — que pertenecía al padre de Lucy, Solomon Mack — justo antes del nacimiento de José. Presidente Ballard y élder Christofferson hablaron de lo que la vida pudo haber sido para José y su hermano mayor, Hyrum — quienes habrían trabajado en estos campos y encontrado cobijo jugando entre los árboles.
“Cualquiera que hubiera estado aquí cuando [José Smith] nació”, dijo el presidente Ballard, “hubiera tenido una sensación de profunda reverencia, aprecio y amor por nuestro Padre Celestial… de que Él nuevamente levantó — por última vez, de acuerdo con Sus propias palabras — un profeta para darnos la plenitud del evangelio sempiterno de Jesucristo, con el sacerdocio, la autoridad y el poder para actuar en el nombre de Dios”.
El hijo de Hyrum, el presidente de la Iglesia Joseph F. Smith regresó a este lugar 100 años después del nacimiento de José Smith — acompañado por algunos otros líderes de la Iglesia — para dedicar el monumento y los terrenos adyacentes, el 23 de diciembre de 1905. “Que pueda ser reverenciado por Tu pueblo”, oró el presidente Smith. “Que Tu bendición permanezca sobre este sitio, que sea un lugar bendecido, donde Tu pueblo lo visite de cuando en cuando y se regocije al contemplar Tu bondad al haber restaurado Tú a la Tierra la plenitud del evangelio de Tu Hijo, con todo el poder y la autoridad necesarios para administrarlo, y también todas las ordenanzas para todos los habitantes de la Tierra, para su salvación y para la redención de sus muertos”.
En su servicio como apóstol, el presidente Ballard dijo que siente la influencia de sus ancestros: José Smith, Hyrum Smith y Joseph F. Smith, de los que tiene estatuillas en su oficina. “Pienso que los oigo diciendo: ‘ponte en marcha muchacho, haz algo que valga la pena. Dile al mundo lo que ha pasado’”, dijo el presidente Ballard.
Entonces, mirando al monumento que conmemora este sagrado lugar, él agregó: “Espero que cuando el día llegue, tenga la oportunidad de encontrarlo [José Smith] en el otro lado, y pueda decirle que aun sentado [cerca de la chimenea de la cabañita donde él nació] fue un tiempo espiritual muy importante en mi vida”.