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Confía en Dios — 'Estarás bien', dice el converso SUD/nuevo Setenta Autoridad General

Justo semanas antes de embarcarse en un viaje histórico a través de varios continentes, el presidente Russell M. Nelson llamó a Mathias Held como un Setenta Autoridad General.

Los dos eventos no parecen estar relacionados, pero mire un poquito más de cerca.

Los bien documentados viajes del presidente Nelson a través de Europa, África y Asia, reuniéndose con decenas de miles de miembros de muchas culturas, marcan la creciente huella internacional de la Iglesia.

Y el élder Held y su esposa, Irene, acertadamente personifican esa presencia global.

Los dos son colombianos, de ascendencia alemana, que se unieron a la Iglesia siendo adultos. Empleos y enseñanza los han llevado de su hogar en Sudamérica a Canadá, Alemania, Guatemala, Brasil y, finalmente, de regreso a Colombia.

Y en cada país ellos se han ajustado a nuevos idiomas y costumbres.

“Pero la Iglesia es exactamente la misma dondequiera que hemos ido”, dijo el élder Held, quien fue sostenido como Setenta Autoridad General el 31 de marzo. Esa “semejanza” espiritual ancló a la pareja mientras criaban a sus tres hijos y crecían en el Evangelio.

Amigos de toda la vida

Los Helds fueron compañeros de clase en su niñez en una escuela de idioma alemán en su ciudad nativa de Bogotá. Los dos tuvieron parientes que eran de Alemania, así que crecieron con lazos muy unidos a sus ancestrales y adoptadas patrias.

Un desayuno perfecto, dijo la hermana Held sonriéndose, incluye un schnitzel (plato típico de Alemania) y arepas colombianas.

No fueron criados en hogares formalmente religiosos, pero como jóvenes, Mathias e Irene compartieron casi innatas creencias en Jesucristo, en el poder de la oración y en su conexión personal con lo divino. Y ellos rápidamente agregan: “fuimos bendecidos” por crecer en familias amorosas.

“Tuve cuatro abuelos que vivían todavía cuando yo era joven, y los veía a todos regularmente”, dijo el élder Held a Church News. “Siempre estábamos juntos. Era un ambiente altamente familiar”.

La amistad de la pareja gradualmente se convirtió en una relación romántica. Se casaron en 1985 después de que Mathias obtuvo un diploma en ingeniería mecánica en Bogotá y una maestría en administración de negocios en Canadá.

Oportunidades de trabajo después llevaron a la joven pareja a Hanover, Alemania.

Un cambio de vida (esperado) llamó

La hermana Held llegó a Europa con una poderosa impresión de que sus vidas pronto iban a cambiar. “Le dije a Mathias que tenía el sentimiento de que recibiríamos un mensaje del cielo”, dijo ella.

Ese “mensaje celestial” llegó una tarde lluviosa de 1987 con una llamada en la puerta de su casa. De pie y con abrigos estaban unos misioneros mormones hablando alemán con acento estadounidense.

“Uno de esos jóvenes me preguntó: ‘¿Podemos tomar dos minutos de su tiempo? ’ ”, recuerda ella. “Tuve una fuerte impresión de dejarlos entrar”.

Les dijo a los élderes que su visita no era una sorpresa. De alguna manera ella había estado esperándolos. Emocionados y posiblemente un poco sorprendidos, los misioneros pasaron unos minutos con su anfitriona hablando acerca del Salvador antes de preguntarle si podrían regresar y continuar cuando su esposo estuviera en casa.

Mathias no compartió el entusiasmo de su esposa de que la familia tuviera una cita con los misioneros. “Estaba muy preocupado”, dijo él.

Aparte de compartir las nuevas de la Restauración y el Libro de Mormón, los élderes estaban ansiosos porque la hermana Held y su, de alguna manera renuente, esposo conociesen a los mormones de su vecindario.

“Los misioneros nos invitaron a la Iglesia y nos gustó; tuvimos un buen sentimiento”, dijo el élder Held. “Vimos familias con niños. Tuvimos la impresión de que era una iglesia viviente. Todos trataban de hacer lo mejor para vivir las enseñanzas del Evangelio”.

Por los siguientes 10 meses, los Helds estudiaron con los misioneros e hicieron amigos en la congregación local. Pero el desarrollar un testimonio del Libro de Mormón sucedió gradualmente.

“Fue un proceso para nosotros...pero vimos los frutos del Evangelio, lo cual es fácil de ver con tu corazón más que con tus ojos”, dijo él.

Con el tiempo llegaron a comprender un principio que continúa sirviéndoles bien: la revelación llega después de acceder al poder del Espíritu Santo. Después de mucha oración y seria reflexión, recibieron la confirmación espiritual de la veracidad del Evangelio. Fueron bautizados en 1988.

Los Helds no recibieron respuesta a todas sus preguntas. Todavía no la tienen. Pero ellos supieron que podían confiar en el Señor.

Su aprendizaje y progreso no terminó en la pila bautismal. A pesar de batallar con sus inseguridades y temores, los dos aceptaron llamamientos en su congregación local. Esperaron el día en que pudieran aprender más en el templo.

Su día a día los acercó a un crecimiento espiritual personal, línea por línea, precepto por precepto; y culminó cerca de un año después de su bautismo, cuando fueron sellados en el Templo de Frankfurt, Alemania.

Hogar: dondequiera que los Santos de los Últimos Días se reúnan.

A pesar de haber pasado la mayor parte de sus vidas sin conocer a un miembro de la Iglesia, la Iglesia pronto llegó a ser la brújula guiadora para el élder y la hermana Held al tiempo que criaban a sus tres hijos y seguían sus profesiones.

El élder Held trabajó más de 25 años para Daimler-Benz, cuyos deberes gerenciales lo llevaron alrededor del mundo. La hermana Held trabajó como terapeuta de arte y como orientadora de vida. En cada parada ellos confiaron en el Señor, hicieron nuevos amigos y disfrutaron de nuevos desafíos.

“Nos mudamos varias veces junto con nuestros hijos, pero sabíamos que a dondequiera que fuéramos, ahí estaría la Iglesia”, dijo la hermana Held.

Y con cada nuevo capítulo, ellos habían dado “saltos de fe”, igual como la hermana Held hizo años atrás después de invitar a un par de empapados misioneros a pasar a su sala.

“No importan las tribulaciones por las que uno pase”, dijo, “si estás comunicándote con el cielo, estarás bien“.

Como un Setenta Autoridad General, el élder Held sirve ahora a personas de todos los rincones del mundo. Con su compañera a su lado y con una oración en su corazón para tener revelación, él está anhelante de ponerse a trabajar.

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