Un descendiente de uno de los primeros miembros de la Iglesia en la Polinesia Francesa sirvió como guía este mes para LeGrand R. Curtis Jr., Setenta Autoridad General e historiador de la Iglesia, y su esposa, la hermana Jane C. Curtis, mientras visitaban la isla de Tubuai.
Papa Titaha Temarohirani, de 78 años, les mostró al élder y a la hermana Curtis algunos de los sitios importantes de la isla, informó la Sala de Prensa de la Iglesia en el Pacífico (en inglés). Esos sitios incluyeron la playa donde los misioneros desembarcaron por primera vez, el sitio del primer centro de reunión de palma de coco, el río donde se realizaron los primeros bautismos y el edificio de la primera capilla en Mahu.
Temarohirani y otros descendientes de los primeros miembros de la Iglesia tuvieron un almuerzo especial con los Curtis — una comida polinesia tradicional llamada ahi ma’a que se cocina en el suelo durante muchas horas.
El élder Curtis habló sobre cómo llegó Addison Pratt en 1844.
“Se dirigían a las islas Sandwich, pero la mano del Señor los trajo aquí”, dijo el élder Curtis. “Aunque no conocían el idioma, la gente, la cultura o el medio ambiente, la gente generosa y benévola de Tubuai les dio la bienvenida y pudieron seguir adelante con la enseñanza del evangelio de Jesucristo”.
Muchas personas se unieron a la Iglesia. Varias partes de la Polinesia Francesa pronto tuvieron prósperas congregaciones de santos. Pero en 1852, las regulaciones gubernamentales obligaron a Pratt y a los demás a regresar a los Estados Unidos. En 1892, nuevos misioneros regresaron y fueron recibidos por los miembros fieles que aún estaban allí.
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El Pacífico Sur ahora es el hogar de casi 600 000 miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Las islas de la Polinesia Francesa tienen 96 congregaciones, 50 edificios de la Iglesia y un templo.
La Sala de Prensa de la Iglesia en el Pacífico (en inglés) informó que el élder Curtis se sintió conmovido porque tiene una conexión personal con las islas: su abuelo, Alexander Curtis, sirvió como misionero de 1896 a 1899 en Tubuai, Tahití y otras islas polinesias.
“Me sentí muy honrado de estar donde estuvieron los primeros conversos y misioneros, incluyendo mi abuelo”, dijo el élder Curtis. “Estoy muy agradecido de que llevó un diario. Debido a que él escribió su historia, puedo imaginarlo como un joven misionero aquí en Tahití. Puedo leer sobre todas las cosas que hizo y cómo creció espiritualmente. Si él no lo hubiera hecho, nunca hubiera sabido nada de eso y el amor que tenía por el pueblo polinesio”.