BOUNTIFUL, Utah — “Dividimos un mapa y comenzamos a llamar”, recordó la hermana Susan H. Porter cuando se le preguntó acerca de los comienzos de un proyecto de servicio comunitario que comenzó hace cinco años.
La hermana Porter, primera consejera de la presidencia general de la Primaria, acababa de ser llamada en ese momento como consejera de la presidencia de la Sociedad de Socorro de su estaca.
Esas primeras llamadas telefónicas condujeron a una reunión. La reunión condujo a una idea. La idea llevó a cinco años de actividades de servicio comunitario (con una pausa en 2021 debido al COVID-19).
Entre los que respondieron a las llamadas de la hermana Porter y otros miembros de esa presidencia estaban Stacey Oliveto de la Iglesia Católica St. Olaf (en inglés), Katie Harwood de la Iglesia Episcopal de la Resurrección (en inglés) y Shelley Blundell de la Iglesia Comunitaria de Bountiful (en inglés).

Blundell se rio un poco cuando recordó las primeras reuniones.
“Todas estábamos un poco rígidas”, dijo ella. “Pero al final de la segunda reunión, todas éramos amigas”.
El grupo de mujeres comenzó compartiendo lo que sus congregaciones habían estado haciendo para ayudar a satisfacer las necesidades de las personas en su comunidad y en lugares de todo el mundo.
La congregación de cada mujer no sabía lo que hacían las demás. Entonces nació la idea de tener un día de servicio donde los miembros de cada iglesia y la comunidad circundante pudieran venir y servir en una variedad de causas.
La hermana Porter dijo que nadie en la sala les dijo a los demás qué tenían que hacer.
“La pregunta que todas nos hicimos fue, ‘¿Qué debemos hacer?’”, dijo ella.
Ella ya había visto proyectos como este funcionar en otros lugares. Específicamente, recordó una reunión de un grupo que representaba diferentes religiones en Boston, Massachusetts.
“En todos los lugares donde he estado, he conocido a otras mujeres interesadas en el servicio”, dijo ella. “Este tipo de cosas es muy factible en todas partes”.

Un sábado en la Iglesia de St. Olaf
El Women of Faith Service Project [Proyecto de Servicio de Mujeres de Fe] de este año se llevó a cabo en la Iglesia Católica St. Olaf en Bountiful el sábado, 19 de marzo. Cada iglesia se ha turnado para organizar el evento.
Oliveto sonreía de oreja a oreja mientras iba de mesa en mesa asegurándose de que cada grupo tuviera lo que necesitaba para completar sus proyectos.
Originalmente, ella y los demás pensaron que tenían más trabajo del que podían hacer en las tres horas que habían programado. Pero 45 minutos después de que se abrieron las puertas, un camión ya estaba lleno y muchos proyectos estaban casi terminados.

Cientos de mujeres de todas las edades se habían presentado y habían trabajado rápidamente en sus oportunidades de servicio. La hermana Porter trajo a una amiga como voluntaria este año — la presidenta Jean B. Bingham, presidenta general de la Sociedad de Socorro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
“He vivido cerca durante varios años y estoy emocionada de ser voluntaria hoy”, dijo la presidenta Bingham.
Ella y la hermana Porter intentaron pasar tiempo ayudando en cada proyecto y hablando con las otras voluntarias en el camino.
Harwood estaba emocionada por la participación y dijo, “Este ha sido un año de renacimiento”.
“Realmente esperábamos que no hubiera una nueva variante [de COVID-19] y que pudiéramos dar a conocer lo que las personas ya están haciendo y lo que no recibe la atención que debería”.
Un ejemplo de ello, dijo ella, es el proyecto de ensamblaje de kits de higiene para los Davis School District’s Homeless Teen Centers [Centros para Adolescentes sin Hogar del Distrito Escolar de Davis, en inglés].
“No sabíamos que había esta necesidad”, dijo ella. “Y no sabíamos que era tan grande”.
El grupo reunió 400 kits para esos centros — 50 para cada escuela preparatoria atendida por los centros.
“Para las congregaciones con recursos limitados, este tipo de proyecto se lleva a cabo durante todo el año”, dijo ella.
Harwood no quiere decir que el proyecto en sí continúe durante todo el año, sino que las relaciones iniciadas y fortalecidas por la participación también continúan.
“Algunas de nuestras congregaciones no tienen muchas adolescentes, así que cuando se reúnen de otras iglesias para servir juntas, eso es importante para ellas y para todos nosotros”.

Diversidad de dones, diversidad de oportunidades de servicio
No todas las que querían servir podían quedarse por la mañana con el grupo más grande de voluntarias. Pero todas tuvieron la oportunidad de participar. Uno de los proyectos consistió en fabricar las cobijas necesarias para las familias afganas que se están reubicando en nuevos hogares.
Christine Streeter, de la Estaca Central Bountiful, Utah, dijo que las organizadoras del proyecto se enteraron de una mujer que tenía ocho bolsas grandes de tela de lana sobrante. Cuando fue a verla, se emocionó cuando la mujer accedió a donarlo todo para ayudar a las familias necesitadas.
“Las mujeres pueden entrar y obtener una bolsa de tela de lana con instrucciones sobre cómo hacer la cobija en las dimensiones correctas”, dijo ella.
Las instrucciones a las que se refirió surgieron de su propia experiencia al hacer una cobija para asegurarse de que sabía exactamente cómo hacerlo y cómo enseñar a otras a hacerlo.
Cada voluntaria tendrá un mes para completar su cobija antes de que las 19 sean donadas al Comité Internacional de Rescate (en inglés) en Salt Lake City.

Otros proyectos incluyeron la creación de kits de manualidades para INN Between (en inglés), un centro de hospicio donde las personas sin hogar pueden acudir en lugar de morir en las calles.
Las voluntarias también prepararon kits de agradecimiento para los trabajadores de la salud locales. Escribieron notas y prepararon bolsas de refrigerios para mostrar su agradecimiento por el arduo trabajo que los trabajadores de la salud han realizado durante los últimos dos años.
Leisa Hanks, la actual presidenta de la Sociedad de Socorro de la Estaca Central Bountiful, dijo que su comunidad no es el único lugar donde se puede organizar un grupo como este.
“Pónganlo en marcha, pruébenlo”, dijo ella. “Les sorprenderá ver que se satisfacen las necesidades. Aprenderán sobre la adoración de los demás”.

Las diferencias religiosas fueron irrelevantes cuando las voluntarias trabajaron juntas para satisfacer las necesidades de los demás en la comunidad. Mientras que algunas se fueron diciendo, “Nos vemos el próximo año”, otras se quedaron en sus mesas riéndose entre ellas incluso después de que se terminaron los proyectos y se cargaron los camiones — el compañerismo se fortaleció a través de otro exitoso día de servicio.