Consciente de que su audiencia de unos 9.000 jóvenes adultos Santos de los Últimos Días en Logan, Utah, se cuentan entre la generación etiquetada como “Generación Z”, el élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, advirtió contra las trampas del razonamiento que reclaman sus compañeros.
Citando varias generalizaciones de la Generación Z extraídas de las principales encuestas, el élder Christofferson pidió a sus oyentes que renuncien al relativismo moral y, en cambio, se mantuvieran fieles a discernir y seguir la verdad. Advirtiendo contra los extremos en la búsqueda del éxito, alentó a encontrar el equilibrio en la autosuficiencia y el servicio.
Él y su esposa, la hermana Kathy Christofferson, hablaron en un devocional del Instituto de Logan, Utah, el 29 de agosto, que se llevó a cabo en The Spectrum en el campus de la Universidad Utah State. El devocional tuvo lugar en la víspera del comienzo de las clases del semestre de otoño.
“Estoy convencido de que representan lo mejor de la Generación Z”, dijo el apóstol. “Su vida tiene una gran promesa. Sé que si se mantienen cerca del Salvador, esa promesa se hará realidad, a pesar de las pandemias, a pesar de la agitación en el mundo, a pesar de las divisiones en nuestra sociedad, a pesar de las dificultades personales o incluso de las tragedias. Ustedes son preciosos a los ojos del Señor”.
Citó la promesa tranquilizadora de Cristo, que se encuentra en Juan 16:33: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad; yo he vencido al mundo”.
Y agregó: “Con Él, también vencerán y triunfarán”.
Un fulgor perfecto de esperanza
Reconociendo los males sociales actuales, las luchas políticas, la persistente pandemia, las tendencias económicas y la ridiculización de la religión, la hermana Christofferson dijo que es fácil preocuparse por el futuro personal en un mundo aparentemente de cabeza.
“Algunos de nosotros nos vemos afectados por esto en nuestras propias vidas y en las vidas de quienes nos rodean”, dijo. “Sería fácil cerrar la puerta a lo malo y aferrarse a su propia supervivencia”.
Sin embargo, la clave es mirar el mundo con una perspectiva más allá de lo que el hombre natural puede ver y tener en cuenta que los profetas han visto los últimos días y se han regocijado, agregó. “No solo los primeros días en que se restauró el Evangelio, sino también nuestros días. Sí, hay desafíos, pero también grandes posibilidades. Necesitamos tener esperanza en eso”.
Ella relató las experiencias de Nefi en el Libro de Mormón, de uno de los primeros líderes de la Iglesia William Clayton y del presidente Gordon B. Hinckley como ejemplos de esperanza, perspectiva y optimismo a pesar de las dificultades y las pruebas.
“Que nosotros también crezcamos en nuestro entendimiento de las grandes bendiciones y promesas que el Señor nos ha dado. Y que entendamos que Su plan para nosotros es para nuestro propio bien y para nuestro crecimiento. Que podamos llegar y compartir estas verdades con los demás, y que lo sigamos lo mejor que podamos. Al hacerlo, testifico que podemos tener un ‘fulgor perfecto de esperanza’ (2 Nefi 31:20)”.
Relativismo moral vs. verdad
Al advertir sobre la primera generalización de la Generación Z, el élder Christofferson dijo que el relativismo moral niega la realidad de las verdades morales objetivas o absolutas, y que un individuo determina por sí mismo lo que es verdad o lo que es correcto.
“Se puede no estar de acuerdo con la percepción de otra persona, pero nadie puede desafiarla. Ustedes estudiantes de la Biblia y el Libro de Mormón reconocerán en estos conceptos ecos de Nehor y otros falsos profetas. Confío en que se encuentren entre la minoría fuerte y confiada de la Generación Z que rechaza el relativismo moral y sus implicaciones”.
Subrayó que creer en la verdad sigue la definición del Señor: “Y la verdad es el conocimiento de las cosas como son, como eran y como han de ser” (Doctrina y Convenios 93:24).
“Creemos que toda verdad de cualquier tipo — ya sea moral, espiritual, física o natural — comprende un gran todo y no puede ser inconsistente consigo misma. Por lo tanto, sea cual sea su origen o como se discierne, buscamos y aceptamos la verdad”, dijo.
En el propio aprendizaje y la búsqueda, el evangelio de Jesucristo y las cosas del Espíritu serán cruciales, agregó, refiriéndose al consejo del Salvador de que “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31–32).
Sus comentarios finales acerca de discernir y seguir la verdad vinieron con una súplica: “Hagan que sus interacciones con su Padre Celestial y el Salvador — mediante la oración sin prisas y el estudio y la meditación de Su palabra — sean parte de su día a día. Profundicen en su discipulado día a día mientras siguen su carrera universitaria día a día”.
Y recomendó las clases regulares del Instituto: “No solo lo que aprendan allí los bendecirá, sino que la afirmación espiritual que encuentren allí enriquecerá todos los demás aspectos de su carrera universitaria”.
Éxito, discipulado y servicio
El élder Christofferson reconoció una segunda percepción común con respecto a la Generación Z: “A ver si están de acuerdo: están impulsados a tener éxito. ¿Es eso cierto?”
Destacó un estudio reciente de que la ambición es un atributo generacional clave compartido entre los adultos jóvenes y adolescentes de hoy. Muchos ven el éxito no solo como una mera aspiración, sino como una fuente clave de identidad.
Ese impulso por el éxito puede crear una dicotomía entre ansiedad y empoderamiento, mostró el estudio. Aquellos que están ansiosos siempre, habitualmente tienen miedo al fracaso, ansiosos por decisiones importantes e inseguros sobre el futuro. Mientras tanto, aquellos que están empoderados generalmente se sienten capaces de lograr metas, satisfechos con las elecciones de la vida, preparados para la vida cotidiana, optimistas sobre el futuro y profundamente preocupados por los demás.
La ambición o el impulso para tener éxito puede conducir a resultados tanto positivos como negativos, dijo el élder Christofferson. “Ciertamente, puede ser fortalecedor y conducir a maravillosas recompensas y contribuciones a su felicidad y la de sus seres queridos e incluso a la sociedad en general. Es natural que el éxito se convierta en parte del sentido de uno mismo, pero es fácil ver que si se lleva al extremo, eso podría abrumar el matrimonio, la familia, el servicio a los demás e incluso el discipulado cristiano”.
Advirtió contra los extremos de sentirse abrumado por las propias expectativas de éxito y logros, así como por las expectativas percibidas de los demás — que pueden conducir a la ansiedad, el perfeccionismo o la depresión.
¿Cómo podemos esforzarnos por cosechar los resultados positivos y evitar los negativos en la vida? “Por mi propia experiencia, diría que es bastante claro: guarden los dos grandes mandamientos, y en el orden de prioridad dado — ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ (Mateo 22:37-39)”.
Añadió: “Amar y seguir a Jesucristo les dará propósito, equilibrio y significado a su vida. Los centrará en el servicio.
El élder Christofferson subrayó el énfasis de la Iglesia en la autosuficiencia — asumir la responsabilidad personal del propio bienestar y esforzarse por el bienestar temporal y espiritual de los miembros de la familia, incluyendo la familia extendida.
Por muy importante y valioso que sea el principio de la autosuficiencia, no es un fin en sí mismo, sino más bien un medio para alcanzar un fin superior, agregó. Una “ética desafortunada” desarrollada durante las generaciones pasadas ha dado como resultado un énfasis excesivo en la autonomía individual, y se deriva de la ausencia de fe y la convicción de que esta vida es todo lo que hay en la existencia de una persona.
“Es lo opuesto a una vida de servicio”, advirtió el élder Christofferson. “Con este paradigma, muchos llegan a la conclusión de que cada individuo debe concentrarse en su propia felicidad y satisfacción: obtengan todo el placer de la vida que puedan y no se sacrifiquen por los demás — su única gran preocupación es ustedes mismos. Les ruego que no caigan en esa trampa”.
El élder Christofferson cerró sus comentarios con una bendición.
“Como uno de Sus apóstoles, los bendigo para que encuentren felicidad y paz en Él en esta etapa de su vida, que tengan respuesta a sus oraciones, que las Escrituras se abran y que el Espíritu llene su mente con la verdad. Los bendigo con protección contra el adversario a medida que la buscan y, finalmente, con el gozo que solo Dios puede dar”.