Mientras el élder Neil L. Andersen viajaba a los sitios históricos de los Santos de los Últimos Días en el este de Estados Unidos del 27 al 29 de agosto, pensó en el profeta José Smith y la vida que el líder de los primeros años “vivió in crescendo”.
Si bien el profeta José tuvo momentos poderosos y personales con el Padre, el Hijo y otros tutores celestiales, también perdió hijos, tuvo amigos que lo abandonaron y lidió con desafíos físicos y financieros. Experimentó “euforia extrema y tristeza extrema”, dijo el élder Andersen.
El élder Andersen y su esposa, la hermana Kathy Andersen, visitaron Kirtland, Ohio; Palmyra, Nueva York; y el condado de Susquehanna, Pensilvania — reuniéndose con líderes de la comunidad, dirigiéndose a los misioneros y examinando los sitios históricos de la Iglesia que ahora forman parte de la asignación del élder Andersen como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles.
En el trayecto, reflexionaron sobre la vida y la misión de José Smith y otros primeros Santos de los Últimos Días.
Palmyra, Nueva York
Hace dos siglos, José Smith se arrodilló en una arboleda cerca de Palmyra y vio al Padre y al Hijo. Recibió el Libro de Mormón en el Cerro Cumorah, y el texto sagrado se publicaría más tarde en Palmyra. En 2020, el presidente Russell M. Nelson presentó una nueva proclamación al mundo, “La restauración de la plenitud del Evangelio de Jesucristo”, en la Arboleda Sagrada.
Durante años, el sitio ha sido un destino popular para los Santos de los Últimos Días — especialmente en los meses de verano durante el espectáculo al aire libre del Cerro Cumorah. Con la finalización del espectáculo al aire libre en 2019, la Iglesia ahora está participando en un proyecto a largo plazo para rehabilitar y preservar el sitio histórico sagrado.
“Cumorah está en medio de la transición”, dijo el élder Andersen, ya que los senderos naturales están reemplazando las carreteras pavimentadas y se están plantando miles de árboles.
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Condado de Susquehanna, Pensilvania
Emma Smith se crió en el condado de Susquehanna, donde José tradujo gran parte del Libro de Mormón y Juan el Bautista se le apareció a José y Oliver Cowdery para restaurar el Sacerdocio Aarónico en la tierra. José y Oliver también se bautizaron en el Río Susquehanna.
Durante su reciente visita, el élder y la hermana Andersen participaron en una reunión sacramental con los misioneros en la réplica de la casa de José y Emma Smith. “Fue muy significativo estar allí”, dijo el élder Andersen.
Kirtland, Ohio
José Smith recibió docenas de revelaciones en Kirtland — la sede de la Iglesia durante la década de 1830 y el sitio del primer templo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, construido por los santos “en lo más profundo de la pobreza”. En los días posteriores a la dedicación del templo, el Señor se le apareció a José Smith y Oliver Cowdery. Moisés, Elías y Elías el profeta también se aparecieron y entregaron las llaves divinas esenciales para el recogimiento de Israel y sellar a la familia de Dios.
La época también estuvo marcada por dificultades personales y económicas, apostasía y persecución.
De pie en la histórica Granja Johnson de la Iglesia en Hiram, Ohio — el élder Andersen contempló la visión que José recibió en el sitio. En Doctrina y Convenios 76, José y Sidney Rigdon vieron a Dios el Padre y a Jesucristo y aprendieron de los reinos de gloria. También fue aquí donde lo sacaron de su casa y le pusieron brea y plumas y donde enterró a su hijo adoptivo.
La obra del Señor
Después de recorrer estos sitios históricos, el élder Andersen dijo que es muy valioso saber que José Smith fue instruido por Dios. “Estas cosas pasaron y pasaron en estos lugares. Estar en el mismo lugar y recordar lo que sucedió aquí fortalece nuestra fe.
“Estos son los caminos que recorrió José”, dijo. “Hay poder para hacer realidad las revelaciones”.
Al pensar en los esfuerzos de tantas personas para adquirir y restaurar los sitios históricos, el élder Andersen agregó, “Me conmovió profundamente cómo el Señor hace que personas normales emprendan grandes proyectos”.
El élder y la hermana Andersen se reunieron con el hermano Karl y la hermana Joyce Anderson en Kirtland. En las décadas de 1970 y 1980, el hermano y la hermana Anderson tomaron medidas para ayudar a preservar el histórico Kirtland, obra que ahora la Iglesia puede apreciar.
Los sitios son un testimonio literal de que “la obra del Señor no se frustra”, dijo el élder Andersen.
Una y otra vez en los primeros días de la Iglesia, los críticos pensaban que la Iglesia no podría avanzar.
“Muchas veces la gente pensó que era el fin de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, pero nunca lo fue. Aunque hubo enormes dificultades, la Iglesia siguió adelante. Siempre había otro capítulo. El Señor siempre proporcionó los medios. El reino de Dios tenía un destino que cumplir tal como lo hace hoy. Las palabras de José resuenan en nuestros oídos: “Ninguna mano impía puede detener el progreso de la obra”.