El presidente Henry B. Eyring, segundo consejero de la Primera Presidencia, comenzó su discurso del sábado 26 de junio en el Seminario 2021 para Nuevos Líderes de Misión con un mensaje alentador para su extraordinaria audiencia: El Señor los ha llamado. Él los ama. Y Él conoce sus corazones perfectamente.
“El Señor confirmó ese testimonio cuando tuve la bendición de extenderles algunos de vuestros llamamientos de parte de Él”, dijo. “Al principio de aquellas entrevistas, les pregunté cómo el Evangelio había llegado a ser la parte central de sus vidas. Mientras escuchaba sus respuestas e historias, yo oraba en silencio para sentir la confirmación de que el Señor los había preparado y escogido para prestar este servicio.
“Ese testimonio vino a mí con cada llamamiento”.
El Señor ha prometido que Él estará con todos aquellos que se sumerjan en la obra misional por Él, agregó él. Como dice en Doctrina y Convenios 84:88 “Y quienes os reciban, allí estaré yo también, porque iré delante de vuestra faz. Estaré a vuestra diestra y a vuestra siniestra, y mi Espíritu estará en vuestro corazón, y mis ángeles alrededor de vosotros para sosteneros”.
El presidente Eyring dijo que los nuevos líderes de misión, reunidos para un seminario de tres días, tal vez no vean al Señor o Sus ángeles como lo hicieron José Smith y otros profetas.
“Pero, sentirán las impresiones y el consuelo que Él les enviará por medio del Espíritu Santo. Y verán la evidencia, una y otra vez, de que Él se ha adelantado para prepararles el camino a ustedes — y a sus misioneros.
“El Salvador promete que Él vela por los misioneros, cuando son fieles, a medida que avanzan en Su servicio, incluso cuando el adversario trata de atacarlos”.
La mano del Señor, agregó, “está en la asignación de cada misionero” que servirá junto con los nuevos líderes”. “Él los conoce perfectamente. Él conoce los deseos de sus corazones, sus fortalezas, sus debilidades y su potencial”.
El presidente Eyring dijo que sus experiencias extendiendo llamamientos a los misioneros le han asegurado que el Señor los conoce a todos. Oraba y ayunaba antes de ir a la sala donde se iban a hacer las asignaciones. La sala tenía varias pantallas de computadoras. En una de ellas se veía la foto de la persona que iba recibir la asignación, con una breve información biográfica. En otra pantalla estaban los nombres de las misiones y sus respectivas necesidades misionales.
“Mientras miraba esas pantallas, solo tenía unos minutos para recibir la revelación de asignar a cada hijo de Dios a lo que sabía que sería una experiencia transformadora para él o ella y para el presidente de la misión”, dijo. “En esos breves momentos, recibía una clara impresión. Entonces, hacía clic en el ratón de la computadora. En más de una ocasión me dirigí al ayudante del Departamento Misional que estaba a mi lado, ¿‘podría retirar la última asignación? Acabo de sentir una rectificación’”.
Al final de cada sesión, el presidente Eyring sentía “una clara seguridad” de que el Señor había hecho los llamamientos. Sus experiencias en la asignación de los misioneros ofrecen varias garantías a los líderes de misión.
“Primero, pueden estar seguros de que el Señor puso a ese misionero bajo su cuidado”, dijo. “Él los eligió a ustedes personalmente para que amen y cuiden a ‘este misionero’. El Señor magnificará lo que digan y hagan a los ojos de los misioneros que lideran y sirven. Él enviará al Espíritu Santo para manifestarles que lo que ustedes les enseñan y testifican es verdad.
“Lo que digan y hagan llevará esperanza y orientará a los misioneros más allá de sus capacidades naturales y su propia comprensión”.
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La segunda garantía espiritual, agregó, es que el Señor conoce perfectamente a quienes ha llamado para liderar Sus misiones.
“Nunca deberán preguntarse por qué reciben a un misionero que necesita atención especial y paciencia. Sepan que, el Señor sabía que ustedes estarían preparados para darle el amor que Él quiere para Su hijo o hija. Pueden tener la certeza de que el Señor puso a esos misioneros bajo su liderazgo porque los entiende perfectamente a ellos y conoce perfectamente su capacidad para darles el amor y el liderazgo que sería mejor para ellos”.
La tercera garantía del presidente Eyring para los líderes misionales es que el Señor los llamó, en este momento, con la intención de bendecir sus respectivos matrimonios y sus familias.
Cuando entrevista a las parejas para una posible asignación de liderazgo misional, el presidente Eyring generalmente comienza preguntándoles cómo llegó el Evangelio a sus vidas. Por lo general, invita a la esposa a hablar primero.
“A medida que ella habla, la emoción aumenta en su voz”, dijo. “Veo el amor y la admiración en los ojos de su esposo. Mientras él la escucha y observa, se inclinan el uno hacia el otro. Sus ojos se encuentran, siento que sus corazones están unidos por el amor. Se han convertido en grandes compañeros espirituales. Tengo la certeza de que el Señor los ha preparado”.
Después, el presidente Eyring le pide al esposo que comparta su historia, la cual suele entrelazarse perfectamente con la de su esposa. Sus historias son una sola. Son verdaderos compañeros.
“Cuando sus misioneros observen su matrimonio y su amor a la familia, esas observaciones bendecirán sus vidas y su servicio. Verán en sus ejemplos lo que significa ser un compañero de misión”.
La cuarta garantía espiritual del presidente Eyring para los líderes de misión es que “lo mejor está por venir” para la obra misional en la Iglesia del Señor.
“La pandemia de COVID-19 podría haber parecido un obstáculo. En cambio, hizo que nos arrodilláramos para pedir por nuevas formas de invitar a la gente a venir y ver y así recibir las enseñanzas del evangelio de Jesucristo.
“Los misioneros no pudieron realizar el trabajo de la misma forma que se había hecho durante generaciones. A través de la oración, el trabajo arduo y la abundante revelación, encontramos mejores maneras. El Señor fue delante de nuestra faz en esto, como siempre lo hace”.
Los hombres y mujeres reunidos para el seminario 2021 entran en el campo misional en un momento en que los misioneros han trabajado fielmente a través de las pruebas creadas por una pandemia mundial. Quizás algunos de esos misioneros sean sus propios hijos o nietos.
“Lo que ellos y ustedes aprendieron es que, para los fieles, las pruebas producen una mayor fe”, dijo el presidente Eyring. “Esa y otras bendiciones siempre vienen a los que perseveran en el servicio del Señor. Eso será verdad para ustedes y para sus misioneros”.
Concluyendo, el presidente Eyring dijo que ora para que los nuevos líderes de misión — y los misioneros a quienes sirven — sientan alegría en su servicio a Dios. “Que vean Su mano en su trabajo y en sus familias. Les prometo que los ángeles los asistirán, a ustedes y a sus misioneros”.