El élder Jeremy R. Jaggi y su esposa, la hermana Amy Jaggi, han pasado mucho tiempo al aire libre — caminando, andando en bicicleta y disfrutando de la naturaleza, así como haciendo senderismo y escalando muchas montañas diferentes. En especial, los cañones de rocas rojas en los parques nacionales de Capital Reef, Bryce Canyon y Zions en Utah que fueron difíciles, pero les trajeron mucha satisfacción.
“Con superficies escarpadas, grietas angostas y rocas que se desprenden, algunas montañas son simplemente difíciles de escalar”, dijo el Setenta Autoridad General durante la transmisión de un devocional en BYU-Idaho el martes 15 de junio. “Escalar montañas es un símbolo de nuestro recorrido, a veces abrumador, pero al mismo tiempo feliz hacia Dios”.
El élder y la hermana Jaggi, de pie uno al lado del otro en el púlpito, hablaron sobre el mandamiento del Señor de “levántate y sube al monte” (1 Nefi 17:7) y la importancia de asistir al templo.
“Las escrituras están repletas de referencias de visitas proféticas en los montes”, dijo el élder Jaggi.
Por ejemplo, la primera interacción de Moisés con Dios en un monte fue el encuentro con la zarza ardiente (Éxodo 3).
“El hermano de Jared también tuvo una hermosa experiencia en un monte” dijo la hermana Jaggi. Él subió al monte Shelem con 16 piedras blancas para que el Señor las tocara y produjeran luz.
“Había preparado las piedras a través del proceso de fundición de rocas, lo cual puede ser un símbolo de nuestro propio proceso de refinamiento espiritual antes de subir al monte para comulgar con Dios”, dijo.
Mientras disfrutaba de los frutos de la tierra que llamaron Abundancia, tras un viaje de ocho años por el desierto, a Nefi también se le mandó que subiera al monte.
“A nosotros también se nos manda ‘sube al monte’ (1 Nefi 17:7), al monte de nuestra época: el templo” dijo el élder Jaggi.
La hermana Jaggi compartió una experiencia que tuvo cuando su madre tenía algunos problemas de salud hace unos años. “Para nuestra familia, este desafío era un monte que parecía imposible de subir”, dijo. Encontraron ayuda a través de la consejería, la oración individual y colectiva, el estudio y el ayuno, pero todavía se necesitaba más ayuda.
Una noche, la hermana Jaggi suplicó por su madre, entre lágrimas en una oración preguntándole al Padre Celestial qué podría hacer ella para ayudarla. “El Espíritu simplemente susurró, ‘Tráela a mí para que pueda sanarla’”.
Durante los días y semanas siguientes, estudió sobre cómo su madre podría acceder mejor al poder sanador de la Expiación de Cristo. Pronto se dio cuenta que la enfermedad de su madre había interrumpido su asistencia regular al templo y su trabajo de historia familiar.
La hermana Jaggi y su madre pronto comenzaron a asistir juntas al templo semanalmente. “No podemos refutar la sanación que, poco a poco, semana tras semana, se produjo en ambas tanto en la mente, como en el cuerpo y el espíritu mientras pasábamos esos momentos preciosos en el templo participando en las ordenanzas iniciatorias, de investiduras y sellamientos en representación de nuestros antepasados”, dijo la hermana Jaggi.
“El templo es un santuario de sanación y un refugio de felicidad”, dijo el élder Jaggi.
En el año 2001, Stewart, hijo del élder y la hermana Jaggi nació y solo vivió por unos minutos. Mientras preparaban a su hijo para sepultarlo en Salt Lake City, “nuestras almas estaban padeciendo”, dijo él. “La hermana Jaggi y yo anhelamos espíritu y luz”.
Durante ese tiempo, la hermana Jaggi pudo participar en una sesión de iniciatorias en el templo de St. George Utah. “Ella experimentó bendiciones directas e inmediatas ese día”, dijo el élder Jaggi. “Nos regocijamos juntos cuando ella salió del templo renovada, edificada y fortalecida”.
“A medida que nos preparamos para recibir el don de poder que se encuentra en las ordenanzas del templo, el Señor confirma que el templo es un lugar de santidad”, dijo la hermana Jaggi. “Al prepararnos podemos experimentar una paz más abundante”.
El élder y la hermana Jaggi han ayudado a sus hijos a prepararse para las ordenanzas y los convenios que se hacen en el templo al llevarlos a visitar los jardines del templo para que pudieran sentir su poder, y al cantarles canciones de la Primaria.
“Desde sus primeros años, nuestros hijos han aprendido que la asistencia al templo tiene una profunda influencia para bien en nuestras mentes, cuerpos y espíritus”, dijo el élder Jaggi. “Calculamos que debemos haber cantado ‘Me encanta ver el templo’ más de 22.000 veces durante su infancia. La preparación para ‘ir al monte’ es fundamental”.
Además de las cuerdas y otros equipos para escalar, la mayor protección del escalador se la brinda el asegurador, un compañero confiable que controla la cuerda de seguridad del escalador.
“¿Quién es ese compañero confiable, amigo o familiar en tu preparación para ‘entrar al monte’?”, preguntó el élder Jaggi. Les aconsejó a los oyentes que encontraran buenos amigos y familiares a través de la oración y una conducta fiel, y que recordaran que el Espíritu Santo es su compañero constante y el mejor de los aseguradores.
A las personas que se reúnen en los templos del Señor se les ha prometido que “las tormentas no las abatirán en el postrer día; sí, ni serán perturbadas por los torbellinos; mas cuando venga la tempestad, serán reunidas en su lugar para que la tempestad no penetre hasta donde estén; sí ni serán impelidas por los fuertes vientos a dónde el enemigo quiera llevarlas” (Alma 26:5-6).
“Cuando nos reunimos con amigos y familiares de confianza, el Señor nos bendice para superar nuestras tormentas y torbellinos mientras escalamos nuestros montes”, dijo la hermana Jaggi.
A lo largo de la pandemia, los miembros de la Iglesia se han reunido de formas nuevas y diferentes. Los familiares y amigos del élder y la hermana Jaggi se reúnen todos los domingos por videoconferencia para estudiar la lección más reciente de “Ven, sígueme”.
La gente de todo el mundo ha aumentado su sociabilidad con los demás a través de las varias plataformas de medios sociales. Aunque estas reuniones virtuales han aportado risas y entretenimiento, el élder Jaggi advirtió que, “cuando nuestro sociabilidad en línea se vuelve excesiva, demasiada indulgente y nos distrae de nuestra subida al monte, podemos perder a nuestro amado compañero asegurador, el Espíritu Santo. Él no puede morar en lugares oscuros.
Para terminar, el élder y la hermana Jaggi dieron testimonio del poder sanador del Salvador y del templo.
“La investidura en los templos sagrados proporciona un poder que sólo el Salvador puede dar”, dijo el élder Jaggi. “Con Él, les suplicamos a ustedes, nuestros hermanos y hermanas, que ‘se levanten y suban al monte’”.