Pocas cosas son tan armoniosas como la Pascua y una sesión de la conferencia general el domingo por la mañana.
El presidente Russell M. Nelson ancló la reunión del día de reposo de la Conferencia General Anual N°191, testificando a su vasta audiencia que el Evangelio restaurado de Jesucristo brinda esperanza a un mundo dividido y cansado.
“Mis queridos hermanos y hermanas, mi llamado para esta mañana de Pascua es que comiencen hoy por aumentar su fe”, dijo el presidente de la Iglesia. “A través de su fe, Jesucristo aumentará su capacidad para mover las montañas en su vida, aunque sus desafíos personales puedan ser tan grandes como el Monte Everest”.
La fe en el Salvador, aseguró, hace que todo sea posible.
La sesión del domingo por la mañana fue claramente internacional, reflejando una Iglesia global. Cada discursante provenía de un país diferente — y la música pregrabada fue interpretada por una variedad de coros de todo el mundo cantando en sus idiomas nativos.
El élder Ulisses Soares, del Cuórum de los Doce Apóstoles, originario de Brasil, dijo que la Pascua es una celebración gozosa del “acto más inconmensurable que ha ocurrido en toda la historia de la humanidad” — la Expiación de Jesucristo.
“Les aseguro que, si ponemos nuestra confianza en Jesucristo y Su Expiación, perseverando en nuestra fe hasta el fin, disfrutaremos de las promesas de nuestro amado Padre Celestial, quien hace todo lo que está a su alcance para ayudarnos a regresar a Su presencia un día”, dijo.
El élder S. Mark Palmer, de Nueva Zelanda, Setenta Autoridad General, dijo que el conocimiento de la Resurrección de Cristo da significado y propósito a la vida. “Invito a todos los que sienten dolor, a todos los que luchan con la duda, a todos los que se preguntan qué sucede después de la muerte, a que pongan su fe en Cristo”.
La hermana Reyna Isabel Aburto, nicaragüense y segunda consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, habló del dolor de perder a su hermano en un terremoto cuando era niña. Pero testificó que su hermano volverá a vivir gracias a la “Expiación redentora y la gloriosa resurrección de Jesucristo”.
El élder Edward Dube, de Zimbabue y Setenta Autoridad General, enseñó que las personas pueden enfrentar los desafíos de la vida terrenal si prosiguen adelante con fe en nuestro Padre Celestial y en Su Hijo.
“Mi humilde invitación para todos nosotros es que nunca nos rindamos”, dijo el élder Dube.
El élder José A. Teixeira de la Presidencia de los Setenta, un nativo de Portugal, dijo que el viaje de regreso a Dios requiere que una persona recuerde su herencia — y que recuerde orar y servir a los demás. “A medida que nos esforzamos por seguir a Jesucristo sirviendo y mostrando bondad a los demás, hacemos del mundo un lugar mejor”.
El élder Taniela B. Wakolo, nativo de Fiyi, Setenta Autoridad General, testificó que Dios demuestra Su amor al proporcionar relaciones eternas, llamar profetas y, cuando es necesario, reprender a Sus hijos.
“A veces Dios manifiesta Su amor al reprendernos”, dijo. “Es una forma de recordarnos que nos ama y que sabe quiénes somos”.
El élder Chi Hong (Sam) Wong, un Setenta Autoridad General que nació en Hong Kong, enseñó que la seguridad se encuentra anclando la vida a la Roca de Jesucristo. “Toda nuestra vida debe estar llena del evangelio de Jesucristo. El Evangelio no es parte de nuestra vida, pero nuestra vida es en realidad parte del Evangelio de Jesucristo”.
El élder Michael John U. Teh, de Filipinas, Setenta Autoridad General, declaró que “conocer” al Salvador es diferente a simplemente “saber” del Salvador.
“Me doy cuenta de que lo íntimamente que conozco al Salvador influye significativamente en mi capacidad para escucharlo, así como en mi forma de responder”, dijo el élder Teh.
Las oraciones en la sesión del domingo por la mañana fueron ofrecidas por el élder Terence M. Vinson, un miembro de la Presidencia de los Setenta nacido en Australia, y el élder Arnulfo Valenzuela, un Setenta Autoridad General de México.
