El presidente Russell M. Nelson inauguró las sesiones de fin de semana de la Conferencia General Anual N°191 de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días haciendo hincapié en que el Señor dirige la Iglesia — incluso durante la pandemia mundial de COVID-19.
“Algunas lecciones que conocí antes se han escrito en mi corazón de formas nuevas e instructivas. El Señor dirige los asuntos de Su Iglesia; Él ha ejecutado la aceleración de Su obra — incluso durante una pandemia mundial”, dijo el presidente Nelson.
Durante su cuarto año al frente de la Iglesia de Jesucristo, el presidente Nelson fue el primer orador de la sesión del sábado por la mañana de la conferencia general de abril de 2021.
“Mis queridos hermanos y hermanas, la fuerza de la Iglesia radica en los esfuerzos y el testimonio cada vez mayor de sus miembros”, dijo. “Los testimonios se cultivan mejor en el hogar”.
El presidente Dallin H. Oaks, primer consejero de la Primera Presidencia, dirigió la sesión y dio la bienvenida a los espectadores y oyentes a la sesión, y señaló que la conferencia se estaba transmitiendo en vivo en todo el mundo.
Para la tercera conferencia general consecutiva de la Iglesia durante la pandemia de COVID-19, las sesiones se llevaron a cabo de acuerdo con los protocolos locales, una vez más con distanciamiento social y mascarillas faciales. Además del personal técnico tras de cámaras, la asistencia a la sesión se limitó a los miembros de la Primera Presidencia, el Cuórum de los Doce Apóstoles, aquellos personas discursando y quienes ofrecieron oraciones y sus respectivos cónyuges.
Otros que hablaron en la sesión de dos horas fueron el presidente Henry B. Eyring, segundo consejero de la Primera Presidencia; tres miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles: el élder Dieter F. Uchtdorf, el élder Gary E. Stevenson y el élder Gerrit W. Gong; la presidenta general de la Primaria Joy D. Jones; y el hermano Jan E. Newman, segundo consejero de la presidencia general de la Escuela Dominical.
El élder Uchtdorf enseñó que “Dios está entre nosotros” y participa personalmente en la vida de Sus hijos y los guía activamente. “Abran sus corazones a nuestro Salvador y Redentor, sin importar sus circunstancias, pruebas, sufrimientos o errores”, dijo. “Pueden saber que Él vive, que los ama y que, gracias a Él, nunca estarán solos”.
La presidenta Jones enfatizó que las conversaciones simples pero esenciales sobre el Evangelio pueden llevar a los niños a saber lo que creen y por qué lo creen. “No permitamos que la conveniencia de los dispositivos electrónicos nos impida enseñar y escuchar a nuestros hijos y mirarlos a los ojos”, dijo.
El hermano Newman se centró en enseñar a la manera del Salvador. “Para que realmente cambie la vida, la conversión a Jesucristo debe involucrar toda nuestra alma e impregnar todos los aspectos de nuestra vida”, dijo.
El élder Stevenson enseñó que la bondad es un principio sanador fundamental del Evangelio. “El Señor espera que [los Santos de los Últimos Días] enseñen que la inclusión es un medio positivo hacia la unidad, y que la exclusión conduce a la división”, dijo.
Citando la invitación del Salvador a todos a llegar a ser como Él, el élder Gong pidió a los Santos de los Últimos Días que hicieran de la posada de Cristo — Su Iglesia — un refugio para todos de las tormentas de la vida. “Nos preparamos para Su Segunda Venida prometida como cada día lo hacemos con los ‘más pequeños de estos’ como lo haríamos con Él. El ‘más pequeño de estos’ somos cada uno de nosotros”.
Y en el discurso de clausura de la sesión, el presidente Eyring alentó a los miembros de la Iglesia a aumentar su deseo de ser dignos y estar listos para más oportunidades y experiencias en el templo que están por venir. “El templo es un lugar sagrado donde la revelación nos llega fácilmente si nuestro corazón está abierto a ella y somos dignos de ella”, dijo.
El élder Robert C. Gay, de la Presidencia de los Setenta y el élder James B. Martino, Setenta Autoridad General, ofrecieron las oraciones de esta sesión.
La música para la sesión fue previamente seleccionada y grabada por el Coro del Tabernáculo de la Manzana del Templo e incluyó “Ya rompe el alba”; “Levántate, oh, Dios, y brilla”; “Haz el bien”; “Hazme andar en la luz”, y “El Espíritu de Dios”. Se invitó a los oyentes a unirse para cantar el himno intermedio, “Bandera de Sión”.