Resumen del discurso:
El Salvador ha hecho todo lo esencial para nuestro exito viaje a través de la vida terrenal hacia el gozoso destino trazado en el plan de salvación de Dios.
“La resurrección [de Jesucristo] de entre los muertos es el pilar personal tranquilizador de nuestra fe. Agrega significado a nuestra doctrina, motivación para nuestro comportamiento y esperanza para nuestro futuro”.
La resurrección también proporciona un incentivo poderoso para guardar los mandamientos de Dios durante la vida terrenal y calificar para la mejor bendición prometida a los seres resucitados.
“La promesa de que la resurrección puede incluir la oportunidad de estar con los miembros de nuestra familia —esposo, esposa, hijos, padres y la posteridad— es un estímulo poderoso para cumplir con nuestras responsabilidades familiares en la vida terrenal. También nos ayuda a vivir juntos en amor en esta vida y nos consuela en la muerte de nuestros seres queridos”.
Un Cristo amoroso desafía a sus seguidores a enfocarse en Él, en lugar de en las cosas del mundo.
El Salvador siente y conoce las tentaciones, luchas, angustias y sufrimientos de cada individuo. Los experimentó con aceptación como parte de Su expiación.
“Nuestro Salvador experimentó voluntariamente todos los dolores y enfermedades mortales para saber cómo socorrernos o fortalecernos en nuestras aflicciones. Jesucristo hizo todo esto porque ama a todos los hijos de Dios”.