Gran parte del contenido publicado en las plataformas de redes sociales de hoy en día está más relacionado con la reputación que con el carácter. El presidente Bruce C. Kusch explicó la diferencia entre los dos en un devocional del Ensign College el 20 de abril.
“El carácter es lo que realmente eres, mientras que tu reputación es simplemente lo que otros piensan que eres”, explicó el presidente Kusch, citando al legendario entrenador de baloncesto de UCLA, John Wooden.
Las redes sociales se utilizan a menudo para crear reputación, pero sacrificando el carácter. “Lo que vemos a menudo no es una vista de “las cosas como realmente son”, más bien, “las cosas como quiero que piensen que son”.
Las pruebas de carácter son una parte necesaria de la mortalidad. Si bien los ejemplos de trampas, mentiras u otras formas de deshonestidad son rampantes en la sociedad actual, el presidente Kusch invitó a los estudiantes a resistirse a sucumbir a la presión de hacer lo mismo.
“Puede parecer la única opción en este momento en una situación muy competitiva o desesperada. ¡No lo hagan!” dijo él.
La esencia y el propósito del Ensign College es la edificación del carácter.
El presidente Kusch hizo eco del presidente Russell M. Nelson, quien enseñó que “El objetivo final de la verdadera educación es la edificación del carácter. Uno se entrena solo para las tareas, mientras que el carácter se convierte en la sustancia de la identidad eternal de uno”. La misión del Ensign College, según el presidente Nelson, es “desarrollar discípulos de Jesucristo capaces y confiables”.
Ser capaz significa tomar decisiones y actuar de forma diligente e intencionada. Ser de confianza requiere orientación “mediante una brújula moral interna — es decir, el Espíritu Santo y los dones espirituales relacionados que Él hace posibles”, dijo el presidente Kusch.
Convertirse en un discípulo capaz y confiable de Jesucristo es una elección que todos deben tomar.
Al invitar a los alumnos a tomarse un tiempo para reflexionar sobre sus propios esfuerzos por construir su carácter personal, les pidió que fueran amables con ellos mismos: “Cada uno de nosotros es un trabajo en progreso. Lo que más importa es que nuestros esfuerzos sean sinceros, constantes y consistentes”.
El presidente Kusch advirtió que “el carácter no se construye en el crisol de desafíos, pruebas y tribulaciones. Pero se prueba en medio de estos hornos ardientes. Cuando nos enfrentemos a ellos, y lo haremos, si nos encontramos faltos de carácter, será demasiado tarde para desarrollarlo en el momento de necesidad”.
Invitó a los oyentes a “proteger su carácter como lo harían con su propia vida”.
“Cuando el Señor sabe que se puede confiar en nosotros, los cielos se abren y se derraman bendiciones mucho más allá de lo que podamos imaginar”.
En preparación para su partida para servir una misión en México en 2012, el presidente Kusch y su esposa, la hermana Alynda Kusch, trasladaron sus pertenencias a una bodega en el sótano de su casa en Rexburg, Idaho. Durante el último año de su servicio misional, su casa en Rexburg se inundó y el sótano se llenó con 8 pies de barro, agua y escombros.
“Lo que quedó, después de que se bombearon aproximadamente 220,000 galones de agua y lodo, fue destrucción y daño más allá de lo que jamás podría haber imaginado”, describió la hermana Kusch.
De esta experiencia, la hermana Kusch aprendió cinco lecciones sobre “el arrepentimiento, el perdón y el amor de Dios por sus hijos”.
La primera lección fue la capacidad de tomar la decisión de cambiar. “Tomar la decisión de arrepentirse y volverse a Dios es tan vital para ustedes en su vida espiritual como lo fue nuestra decisión, a fin de evitar más daños, de limpiar y reparar nuestra casa”, enseñó la hermana Kusch.
“Limpiar puede ser difícil, pero es esencial”, fue la siguiente lección. Ella describió los grandes esfuerzos realizados para eliminar los materiales dañados en el sótano inundado, dejando solo los cimientos, pisos de cemento y puntales al descubierto.
“Las herramientas que se usaron para limpiar el barro que invadía nuestra casa eran palas, martillos y baldes. Sus herramientas serán la fe, la oración, las Escrituras y la Santa Cena”, dijo la hermana Kusch.
La siguiente lección fue que “la voluntad de reconstruir es poderosa”.
“¿Quieren tener el Espíritu Santo en su vida? ¿Quieren sentirse limpios y puro ante el Señor?” preguntó ella. “La voluntad de querer hacer lo que sea necesario para tener esto es algo poderoso”.
El costo de las reparaciones y la reconstrucción es alto, fue su cuarta lección. El seguro no cubrió ninguna de las tareas de limpieza o reparación, lo que hizo que la carga financiera de reconstruir la casa recayera únicamente en el presidente y la hermana Kusch.
En contraste, Jesucristo ya pagó el precio para otorgar todo el privilegio del arrepentimiento y el perdón.
La quinta lección fue que “no están solos”.
Debido a que los Kusch estaban en México, confiaron en la ayuda de familiares y amigos después de la inundación. “Obispos amorosos, padres y amigos están listos para ayudarlos a medida que se vuelven o regresan al Señor”, dijo la hermana Kusch.
“Estar limpio es una búsqueda de toda la vida” y “la esperanza brilla en medio de la tormenta” fueron las dos últimas lecciones.
La hermana Kusch concluyó dando testimonio del proceso de arrepentimiento. “Lo que estaba dañado, sucio e inhabitable, se volvió limpio, nuevo y hermoso”.