La obediencia y la rectitud personal para los misioneros de tiempo completo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son fundamentales para cumplir con sus grandes responsabilidades, merecer la compañía divina y establecer patrones de por vida, enseñó el élder Ulisses Soares en un devocional misional el 18 de marzo.
“La rectitud personal es uno de los requisitos más importantes para representar al Salvador ante el mundo”, dijo el miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles. “También nos califica para tener la compañía del Espíritu del Señor con nosotros”.
Las Escrituras brindan ejemplos de personas justas que pudieron lograr grandes cosas en la vida, incluyendo caminar con Dios, dijo. Citó Doctrina y Convenios 64:34 — “He aquí, el Señor requiere el corazón y una mente bien dispuesta; y los de buena voluntad y los obedientes comerán de la abundancia de la tierra de Sion en estos postreros días”.
El élder Soares agregó: “Si obedecen con un corazón dispuesto, le estarán demostrando al Señor su voluntad de seguirlo, su amor por Él y por nuestro Padre Celestial. Su progreso espiritual será más amplio. Llegarán a conocer al Salvador y esto marcará la diferencia en su misión y en su vida”.
El élder Soares y su esposa, la hermana Rosana Soares, hablaron en el devocional del 18 de marzo transmitido en todo el mundo a través del portal en línea de los misioneros. El élder W. Mark Bassett, Setenta Autoridad General y subdirector ejecutivo del Departamento Misional, dirigió el devocional, dio la bienvenida a los participantes y presentó a los Soares.
La hermana Soares: Aplicación de la obediencia
Antes del mensaje de su esposo, la hermana Soares enseñó que la obediencia es una herramienta para ayudar a quienes tienen preguntas, dudas o problemas.
Citó al presidente Boyd K. Packer, el ultimo presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles: “’Obedecer’ es una palabra de cuatro letras”, (por sus letras en inglés ‘obey’), escribió. “Es la palabra más protectora, la palabra más reveladora. Ustedes obedecen y no pueden equivocarse. Se les proveerá. No siempre es fácil obedecer, pero es sabio y correcto obedecer”.
La hermana Soares dijo que la fórmula de la obediencia se aplica a cualquier principio del Evangelio, como el ayuno y las ofrendas de ayuno, ministrar, aceptar llamamientos y escuchar la guía brindada por la Primera Presidencia. “Debemos recordar que muchas preguntas solo tendrán una respuesta satisfactoria si las basamos en la fe. La obediencia y la fe van de la mano”.
Recordando el énfasis de su esposo en Doctrina y Convenios 82:10 — “Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis”— La hermana Soares dio testimonio de su verdad por medio de muchas experiencias, incluso cuando esperaba respuestas por mucho tiempo.
“Nuestro Padre Celestial sabe lo que necesitamos y cuándo lo necesitamos”, dijo. “Y sé que a veces tenemos que cambiar nuestras expectativas, ser pacientes y tener más esperanza y fe… Puede que no tengamos todas las respuestas en este momento, pero algún día las tendremos. Lo llamamos ‘vivir por fe’”.
Ella concluyó: “Este Evangelio es perfecto en todos los sentidos. Somos tan bendecidos de tener profetas, videntes y reveladores en nuestros días. Jesucristo es nuestro abogado ante el Padre. Sabiendo esto, tengo el deseo en mi corazón de obedecerlo y seguirlo porque lo amo”.
‘Una luz especial dentro de ellos’
El élder Soares abrió sus comentarios recordando la conversión de su familia, cuando tenía 5 años. “Cada vez que los misioneros le enseñaban a mi familia, podía sentir algo diferente. Fue un sentimiento tan especial y cálido que no quería que esos misioneros concluyeran su visita”, dijo.
“Hoy sé lo que fue. Esos misioneros tenían una luz especial dentro de ellos; tenían el Espíritu del Señor como su compañero. Ese espíritu causó tal impresión en el corazón de mis padres, que les ayudó a decidir buscar realmente la verdad y recibir su propia respuesta. Después de recibir esa respuesta, decidieron cambiar por completo su vida y aceptar el verdadero evangelio de Jesucristo”.
Repasó el legado de fe establecido por sus padres, hasta que su padre falleció cuando ambos servían como misioneros en el Templo de São Paulo, Brasil.
“Todo esto comenzó con esos dos humildes misioneros que llevaban consigo una luz especial”, dijo el élder Soares, conteniendo sus emociones. “Cuando miro hacia atrás y veo todo lo que ha sucedido en mi vida desde la conversión de mis padres, me pregunto si esos dos misioneros alguna vez imaginaron el impacto que tendrían en la familia Soares cuando les enseñaron el Evangelio”.
Al reflexionar sobre lo que causó que esos misioneros tuvieran “una luz fuerte y un espíritu dulce dentro de ellos”, el apóstol comparte una impresión fundamental — la importancia de la obediencia y la rectitud personal.
Los misioneros son llamados por un profeta de Dios y apartados para representar al Señor y venir al Salvador y aceptar el evangelio restaurado mediante la fe en Jesucristo y Su expiación, el arrepentimiento, el bautismo, recibir el don del Espíritu Santo y perseverar hasta el fin.
“Se nos promete la compañía del Espíritu para lograr este gran esfuerzo, siempre que seamos dignos de ello”, dijo el élder Soares. “Tener el Espíritu con nosotros no es algo automático que viene con un llamado a servir”.
El élder Soares enumeró los principios de la obediencia y rectitud personal que se describen en “Normas misionales para los discípulos de Jesucristo” y Predicad Mi Evangelio”, así como numerosos pasajes de las Escrituras y declaraciones del presidente Russell M. Nelson.
Compromiso de obediencia
Les recordó a los élderes y hermanas de su compromiso antes de la misión de obediencia y dignidad que hicieron a los líderes que los entrevistaron y, en consecuencia, al Señor. Y citó “Predicad Mi Evangelio”: “La obediencia es la primera ley del cielo. Es un acto de fe. En ocasiones, es posible que se nos requira hacer cosas que no comprendemos completamente. A medida que obedecen, aumenta su fe, conocimiento, sabiduría, testimonio, protección y libertad. Esfuércense por ser obedientes al Señor, al profeta viviente y a su presidente de misión”.
Subrayó las bendiciones prometidas para aquellos que son obedientes. “Si decidimos no ser obedientes, no podremos representar al Salvador, ni tendremos el espíritu del Señor con nosotros. ¿Recuerdan ese espíritu que sentí cuando los misioneros llegaron a mi casa? Para tener una influencia positiva en la vida de las personas a las que enseñan, deben tener el espíritu del Señor con usted”.
Al enfatizar que Jesucristo es el ejemplo perfecto de fidelidad y obediencia, el élder Soares recordó a los misioneros que la indignidad de uno puede comprometer la capacidad de reflejar al Salvador en palabras, acciones y la influencia que guía el espíritu del Señor. Animó a que si se detienen a pensar en acciones equivocadas del pasado, busquen el arrepentimiento a través de los líderes apropiados.
“Se espera que los misioneros sean rectos, limpios y espiritualmente puros”, dijo. “Aquellos que poseen estos atributos estan seguros de que pueden ser guiados por el Espíritu Santo. Estos eran los dones que tenían esos dos misioneros que le enseñaron a mi familia. Por eso sentí algo especial en su presencia. Realmente tenían una luz especial”.
La obediencia no solo es importante durante el servicio misional sino durante toda la vida, dijo. “La obediencia es la base de nuestras decisiones de la vida y permite que Dios abra los cielos para derramar sus bendiciones sobre nosotros durante nuestra existencia terrenal y por la eternidad. Nuestra obediencia es una señal de nuestro amor, amistad y discipulado al Salvador a quien representan como misioneros. La obediencia a los mandamientos conduce a las bendiciones de Dios y muestra nuestro amor por Él y por Su hijo Jesucristo”.
El élder Soares concluyó con una invitación y una bendición: “Los invito a disfrutar estas bendiciones en sus misiones, comenzando en este momento. Les prometo que su vida será diferente. Disfrutarán de sentimientos de paz y amor por todos los hijos de nuestro Padre Celestial y tendrán la capacidad de transformar sus vidas por toda la eternidad”.
Además de su testimonio del Padre y del Hijo, el élder Soares pronunció una bendición apostólica sobre sus oyentes “para que tengan el poder y el valor de obedecer los mandamientos del Señor revelados a través de Sus profetas y líderes. Les bendigo con la capacidad de permitir que el Salvador dirija sus misiones a través del Espíritu Santo cuando elijen obedecer sus mandamientos. Si lo hacen, les prometo que disfrutarán de las bendiciones que les esperan de las manos del Señor durante y después de su misión”.