El élder Gary E. Stevenson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, habló a los estudiantes de la Universidad Brigham Young en Provo, Utah, el martes, 2 de marzo, sobre el vínculo indispensable entre las bendiciones y las responsabilidades de los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
“Muchos de nosotros estamos familiarizados con una expresión utilizada por una empresa en numerosas campañas publicitarias: ‘La membresía tiene sus privilegios’”, dijo el apóstol desde el Marriott Center, citando un eslogan de American Express en la década de 1990. “Bueno, no somos una organización secular. Somos la Iglesia restaurada de Jesucristo. Como tal, si tuviera que articular sentimientos similares como miembro de la Iglesia, podría sonar algo así como, ‘Pertenecer trae bendiciones’. Y sin embargo, hay más, ¿no es así? Pertenecer también conlleva responsabilidad”.
El élder Stevenson describió las cuatro responsabilidades principales de ser un Santo de los Últimos Días como se describe en el Manual General de la Iglesia:
- Vivir el evangelio de Jesucristo
- Unir a las familias por la eternidad
- Invitar a todos a recibir el evangelio
- Cuidar de los necesitados
“A medida que nos esforzamos por cumplir con estas responsabilidades divinamente asignadas como parte de la obra del Señor, la Iglesia proporciona una multitud de recursos”, dijo. “Estas son bendiciones que caen sobre nosotros desde el cielo. Vienen en muchas formas. Muchos se adaptan a nuestra edad, ubicación y circunstancias. Algunas de estas bendiciones son el resultado de convenios que hacemos como miembros de la Iglesia; otras bendicen la vida de todos los hijos de Dios”.
El élder Stevenson describió varias formas en que la Iglesia ayuda a los Santos de los Últimos Días a realizar el trabajo requerido en cada una de las cuatro áreas.
Vivir el evangelio de Jesucristo
¿Cómo ayuda la Iglesia a sus miembros a seguir los pasos de Jesucristo? Con su audiencia estudiantil en mente, el élder Stevenson señaló el fuerte enfoque de la fe en la educación. Combinando el número de inscripciones de las universidades y colegios de la Iglesia con el de Seminarios e Institutos, más de 900.000 estudiantes están inscritos en los esfuerzos educativos de la Iglesia, dijo.
También destacó las bendiciones de las conferencias Para la Fortaleza de la Juventud en más de 46 países; el plan de estudios “Ven, sígueme” que los miembros consultan semanalmente en todo el mundo; la disponibilidad del Libro de Mormón en 112 idiomas; el nuevo Programa para Niños y Jóvenes, que comenzó en 2020; transmisiones Cara a Cara, donde los jóvenes y jóvenes adultos pueden hacer preguntas a los líderes; y las más de 20.000 capillas de la Iglesia que ofrecen espacios para reunirse.
Unir familias por la eternidad
“Unir familias por la eternidad sería imposible sin la bendición de los templos por toda la Tierra”, dijo el élder Stevenson, “porque en la casa del Señor se llevan a cabo las ordenanzas que unen a las familias”.
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“Aquí hay una demostración dramática de la bendición de la proximidad del templo”, dijo el élder Stevenson. “Cuando nació el presidente [Russell M.] Nelson en 1924, sólo había seis templos en funcionamiento en la Iglesia en todo el mundo. Sesenta años después, en abril de 1984, cuando se convirtió en apóstol, había 26 templos operando. Con la visión inspirada del presidente [Gordon B.] Hinckley de construir más templos, para el año 2000 habían 100 templos en funcionamiento. Ahora hay 168 templos en funcionamiento en el mundo”.
La Iglesia tiene otros 35 templos en construcción y se anunció la construcción de 28, para un total de 231 templos. Cuando todo esté completo, dijo el élder Stevenson, “se estima que el 81% de los miembros de la Iglesia estarán a tres horas de viaje de un templo”.
Invitar a todos a recibir el evangelio
El élder Stevenson describió los sacrificios de algunos de los cientos de miles de misioneros de la Iglesia que han prestado servicio desde 1830. “Parece que cada generación de misioneros tiene la bendición de poder pararse sobre los hombros de quienes los precedieron”, dijo.
Hoy, a pesar de la pandemia, los misioneros continúan sirviendo. “La obra avanza”, dijo el élder Stevenson. “Los misioneros siguen diligentemente las pautas locales del COVID en las áreas en las que sirven. En algunos casos, enseñan afuera, socialmente distanciados. En otros lugares donde existen mayores restricciones, la enseñanza misional se origina en los apartamentos misionales, hecha virtualmente.
“Desde hace varios meses, los misioneros recién llamados han completado su capacitación [centro de capacitación misional] en un marco virtual en línea desde sus hogares. La diligencia de los misioneros con el apoyo de sus familias y miembros, combinada con los recursos de la Iglesia, nos bendice para cumplir con la responsabilidad divinamente designada de invitar a todos a recibir el Evangelio. Pertenecer verdaderamente trae bendiciones”.
Cuidar de los necesitados
Debido a la pandemia del COVID-19, dijo, los esfuerzos humanitarios de la Iglesia en 2020 han sido “los más extensos de la historia, compuestos por cientos de proyectos que abarcan 151 países”. Esto incluye la distribución de más de 28 millones de artículos de equipo de protección personal, 1,3 millones de artículos médicos (como ventiladores y termómetros), 2,1 millones de kits de higiene y alimentos para unos 4 millones de personas.
La Iglesia también apoya las campañas de inmunización en todo el mundo, dijo. Esto incluye una asociación reciente con UNICEF para llevar las vacunas del COVID-19 a los más vulnerables del mundo. La Iglesia también ayuda a las poblaciones desplazadas de refugiados del Oriente Medio y África subsahariana. Esta ayuda ha variado, dijo, desde suministros básicos de socorro y de refugio para las crisis emergentes hasta apoyo educativo para situaciones más prolongadas. La Iglesia también ha venido al rescate de otras crisis, incluyendo tormentas e incendios en los Estados Unidos.
“En muchos de estos casos, fueron una vez más nuestros miembros quienes fueron los héroes, vistiendo sus chalecos amarillos -—ahora acompañados frecuentemente de mascaras— y desafiando las condiciones de la pandemia para continuar brindando los esfuerzos desinteresados de socorro posteriores al desastre por los que han llegado a ser conocido”, dijo.
El élder Stevenson concluyó con una invitación para que los estudiantes de BYU “consideren su papel en el cumplimiento de estas responsabilidades divinas y participen ansiosamente en esta obra. Al hacerlo, les prometo que se sentirán honrados y llenos de gozo al reconocer y disfrutar de las bendiciones enviadas por el cielo para que lleven a cabo esta obra”.