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Sarah Jane Weaver: Lo que un nuevo templo y dos misioneras me enseñaron sobre la fe

La hermana Hanid Valdez y la hermana Kathryn Weaver, misioneras de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y compañeras del CCM en casa, en frente del Templo de Bountiful, Utah.
El Templo de Manti, Utah, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es fotografiado en Manti, el viernes, 30 de abril de 2021. Crédito: Spenser Heaps, Deseret News
El Templo de Manti, Utah. Crédito: Scott G. Winterton
El Templo de Manti. Crédito: Spenser Heaps, Deseret News

Mi hija, la hermana Kathryn Weaver, llegó a São Paulo, Brasil, la mañana del 1 de mayo de 2021, después de haber sido reasignada y haber servido como misionera en la Misión Cincinnati Ohio.

Me llamó mientras esperaba pasar la aduana. Aparentemente se encontraba sola en uno de los aeropuertos más concurridos de Sudamérica.

Preguntó qué hacer si no podía encontrar su equipaje.

Escuché mientras hablaba con un empleado de la aerolínea. Había aprendido portugués en el CCM y luego sirvió nueve meses en Ohio y Kentucky en una reasignación. Me di cuenta que el empleado de la aerolínea no había entendido su pregunta.

Oré con mi hija y luego, cuando colgó el teléfono, caí de rodillas y oré de nuevo. Necesitaba encontrar su equipaje, pasar por la aduana, navegar por el aeropuerto, cambiar de aerolínea y volar a Fortaleza, Brasil.

Toda esa lista era abrumadora.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes que recibiera una segunda llamada telefónica muy breve.

“Todo va estar bien”, me informó mi hija.

Había pasado la aduana y acababa de ingresar al área pública del aeropuerto de São Paulo cuando una mujer se dirigió a ella en inglés. “Hermana, ¿dónde está su compañera?”

La mujer era empleada de la oficina de área de la Iglesia en Brasil y estaba en el aeropuerto por asuntos de trabajo. Para mí, su conexión fue un milagro; mi hija ya no estaba sola. La mujer la ayudó con todo lo que tenía que hacer y la acompañó hasta la línea de seguridad en la terminal, diciéndole exactamente adónde ir luego.

La hermana Hanid Valdez y la hermana Kathryn Weaver, misioneras de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y compañeras del CCM en casa, en frente del Templo de Bountiful, Utah.
La hermana Hanid Valdez y la hermana Kathryn Weaver, misioneras de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y compañeras del CCM en casa, en frente del Templo de Bountiful, Utah.

El viaje de nuestra hija a Brasil personifica todo lo que mi familia aprendió en 2021 — el Señor está con nosotros y dirige nuestros caminos, incluso cuando no vemos el camino. El año se puede describir en una palabra: fe.

El Antiguo Testamento registra que los hijos de Israel, llevando el arca del convenio, cruzaron el río Jordán en tierra seca. Sin embargo, el Señor no envió Su milagro y las aguas no se separaron, hasta que sus pies estuvieron mojados.

Asimismo, nuestra hija no experimentó su milagro hasta que entró al área pública del aeropuerto.

Es la historia de servicio misional en todos los tiempos.

También es la historia de su compañera del CCM. Al igual que nuestra hija, la hermana Hanid Valdez fue llamada originalmente para servir en Brasil. Debido a la pandemia, fue reasignada a la Misión Farmington Nuevo México.

No mucho después de que nuestra hija viajara a Brasil, la hermana Valdez recibió noticias de su presidente de misión que su reasignación sería permanente.

Al preparar este artículo, recibí permiso de su presidente de misión para llamar a la hermana Valdez.

Dijo que adaptarse a cosas nuevas y conocer gente nueva siempre había sido un desafío para ella. El primer día de su reasignación fue difícil. Adaptarse a la obra misional fue difícil. Tener nuevos compañeros fue difícil. “Al principio, oré para que nuestro Padre Celestial me ayudara con los ajustes”, dijo ella.

Cada cambio en su misión requería la fe para entrar al río, creyendo que las aguas se separarían.

La hermana Valdez entró al servicio misional hablando con fluidez español e inglés. Aprender portugués fue mucho más fácil para ella que para mi hija y era mucho mejor al hacerlo. Me preguntaba cómo se sentiría al aprender un idioma que no usaría en Brasil.

Pero cuando le pregunté sobre sus habilidades lingüísticas, habló alegremente. La alegría que sintió cuando ayudó a mi hija a aprender portugués, así como la alegría que sintió al usar todas sus habilidades lingüísticas como misionera.

Ella habló específicamente de cómo fue ser la única hermana en la Misión Farmington de Nuevo México que podía enseñar el Evangelio a una mujer en su lengua materna —y su firme creencia de que el Señor había creado esa oportunidad para ambas.

Nuestra hija ha vivido momentos similares en Brasil. En una carta reciente, escribió acerca de una fe que mueve montañas — que convierte a los escépticos, cura a los enfermos y que le ayudó a aprender portugués.

Mi hija y su compañera de CCM son dos misioneras con llamados similares y resultados diferentes — compartiendo una fe definitiva.

El año se puede describir en una palabra: fe.

La hermana Valdez dijo que no es difícil de explicar. “La hermana Weaver necesitaba estar en Brasil y yo necesitaba estar en la Misión Farmington Nuevo México”, dijo ella.

Cuando le pregunté, ella habló de la fe como una acción. “Lo asombroso de las misiones es que todo lo que enseño lo puedo estudiar primero”, dijo ella.

Qué hermosa lección de un misionero guiado por la fe — sirviendo durante un año marcado por una pandemia, tensiones políticas e incertidumbre.

El mismo día que mi hija viajó a Brasil, conduje hasta Manti, Utah, para una conferencia de prensa.

Durante la conferencia general de abril de 2019, el presidente Russell M. Nelson anunció la renovación de varios templos de la era pionera — incluyendo el templo de Manti de 6.948 metros cuadrados que requiere mejoras mecánicas y tecnológicas además de accesibilidad para personas con discapacidades. El proceso requeriría cambios estructurales y la eliminación de algunas obras de arte históricas del templo.

El Templo de Manti, Utah en el sábado, 1º de mayo de 2021.
El Templo de Manti, Utah en el sábado, 1º de mayo de 2021. | Crédito: Spenser Heaps, Deseret News

Sin embargo, mientras los líderes de la Iglesia buscaban la dirección del Señor sobre los planes de renovación, el presidente Nelson dijo que estaban impresionados de preservar la artesanía y las obras de arte pioneras. Para acomodar a las personas con discapacidades, el crecimiento futuro en el área y los estudiantes en el cercano Snow College, el presidente Nelson anunció planes para construir un segundo templo a solo 11 kilómetros de distancia en Ephraim, Utah.

Al igual que con todas las cosas que son una cuestión de fe — y haciendo eco de la obra bíblica de los hijos de Israel que llevaron el arca del convenio — los líderes de la Iglesia habían entrado al agua sabiendo que el Señor revelaría Su voluntad para la construcción de Sus templos.

Y así lo hizo.

El templo de Efraín es uno de los 34 anunciados en el 2021. Al igual que los misioneros que ingresaron al servicio misional sin saber exactamente cómo se desarrollarían sus misiones, cada templo es un poderoso símbolo de fe anunciado durante una época en que los templos de todo el mundo están operando con las limitaciones impuestas por la pandemia del COVID-19.

Cuando se anunció el nuevo templo de Efraín, pensé en mi hija, que iba segura camino a Fortaleza, y en la próxima generación de misioneros en esa ciudad universitaria que aseguraría su fe en el nuevo templo cerca del campus.

“El Evangelio es lo que me da alegría”, dijo la hermana Valdez. La fe, agregó, es “algo simple”.

“Ya sea que alguien tenga una gran fe o una fe pequeña, los milagros pueden suceder”.

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