SANTIAGO, Chile — Cuando el élder Dieter F. Uchtdorf se reunió hace unos días con Church News, se acercaba, en términos de aerolíneas, al tramo final de sus viajes por Uruguay y Chile.
Durante los días previos a esa última noche de su reciente asignación en Sudamérica, había adorado con decenas de hermanos santos de los últimos días; había participado de una entrevista con una destacada periodista chilena; había orado por la paz con el líder católico de alta jerarquía de una ciudad capital de Santiago aún inestable; había testificado junto a un compañerismo de misioneras durante una cita en el humilde hogar de un investigador; e incluso había soportado un pequeño percance dental que le permitió, casualmente, consolar a una familia montevideana en necesidad.
Si es que este miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, de 79 años, estaba comenzando a cansarse, lo ocultaba bien.
El día siguiente fue inolvidable, le dijo a Church News con su entusiasmo característico. El élder Uchtdorf pasó el sábado, 15 de febrero, en un centro de estaca de Santiago lleno de misioneros y líderes locales de la Iglesia que compartían su compromiso de edificar la Iglesia en Chile.
Además, la hermana Harriet Uchtdorf — la mujer a la que él a menudo llama “el sol de mi vida” — estuvo a su lado.
La visita de los Uchtdorf a Uruguay y Chile, del 7 al 16 de febrero, “ha sido una bendición para ambos”. Esta ocasión marcó la primera visita de la pareja a Uruguay y un cálido regreso a Chile — una nación que él ha visitado y llegado a amar durante sus años como piloto y como autoridad general.

“Nos impresiona profundamente la fortaleza que tiene la Iglesia aquí”, dijo él. “Los santos de los últimos días son firmes, dedicados, bien parecidos y muy amigables y abiertos. … Sin ningún miedo, hacen preguntas sobre su propia vida”.
La tecnología, por supuesto, permite la comunicación en tiempo real entre las oficinas de la Iglesia y los rincones más lejanos del mundo. Sin embargo, nada se compara a estar con los santos de los últimos días y los misioneros en sus propios países, dijo el élder Uchtdorf. Nada puede igualar las conexiones que se logran al dar un apretón de manos, compartir “abrazos” y participar en una conversación cara a cara bajo el espíritu de oración.
“Nos gusta acercarnos a las personas y queremos saber sobre su país, sus circunstancias y sus esperanzas”.
Un percance dental ‘bendecido’ trae una oportunidad de ministrar
Debido a que su vida se ha definido, en gran medida, tanto personal como eclesiásticamente, por sus viajes mundiales, el élder Uchtdorf conoce bien la primera lección de viaje: Espera lo inesperado.
“Y tan pronto como llegué a Uruguay”, dijo él, “perdí una incrustación dental”.
Sin embargo, la buena suerte, pues, le sonreía al élder Uchtdorf.
Los líderes locales de Uruguay le presentaron a una dentista santo de los últimos días que operaba su consultorio de Montevideo desde su hogar. Los Uchtdorf pasaron por su oficina entremedio de las reuniones dominicales de dos barrios diferentes.
La dentista y su esposo, según se enteraron, eran padres de seis hijos, entre ellos, una hija de 7 años con necesidades especiales llamada Emma, que estaba internada recuperándose de una cirugía importante.
“Tuvimos una visita maravillosa”, dijo él. “Esa dentista me ministró. Y Harriet y yo tuvimos la oportunidad de ministrar a su familia. Hablamos, tomamos fotografías y disfrutamos del tiempo juntos. Le di una bendición, y pusimos el nombre de Emma en la lista de oraciones del templo”.
Como amantes de la música, los Uchtdorf se emocionaron porque los niños tocaban diferentes instrumentos musicales; dos, el violín; uno, el piano; uno, la guitarra; y uno, la flauta.
Dos días después, los Uchtdorf se enteraron de que Emma se había levantado de su cama en el hospital y había pedido algo de comer.
El élder Mark A. Bragg, setenta autoridad general asignado a la presidencia del Área Sudamérica Sur, dijo que presenció la mano del Señor en acción en ese reciente día de reposo por medio de las acciones de Su siervo apostólico.
“La familia había estado orando por un milagro y de repente tenían a un apóstol ministrándolos personalmente, uno por uno, en su hogar”, dijo el élder Bragg. “Lo que lo hizo más maravilloso es que habíamos recibido una lista de posibles ‘visitas de ministración’, pero esta familia no estaba en esa lista. Fue hermoso ver cómo las oraciones que ofreció una familia fiel fueron contestadas por un amoroso Padre Celestial”.
Aun en medio del dolor, esa generosa familia uruguaya “irradiaba tanta bondad”, añadió el élder Uchtdorf.
“Cuán agradecido estoy de haber perdido mi incrustación dental. De otro modo, no habría conocido a esa familia especial”.
Los Uchtdorf hicieron nuevas amistades y, nuevamente, un líder viajante de la Iglesia presenció el poder combinado “de la guía del cielo y nuestro deseo de servir y hacer cosas los unos por los otros”.
Establecer y fortalecer amistades
El élder Uchtdorf está agradecido por las herramientas cotidianas que le permiten viajar por el mundo.
“Por ejemplo, hoy, usé mi teléfono para controlar y asegurarme de que todo estuviera bien en mi hogar”, dijo él.
Sin embargo, ningún dispositivo ni aplicación puede reemplazar el hermanar directamente a nuestros hermanos santos de los últimos días en sus propios hogares y centros de reuniones.
Luego de llegar a Santiago, el élder Uchtdorf se reunió con la periodista chilena Carolina Méndez. Ella le preguntó por qué estaba viajando lejos de su hogar y por el papel de un apóstol santo de los últimos días. Él explicó su llamamiento apostólico divinamente asignado de enseñar y ministrar a los hijos de Dios en todo el mundo y testificar de Jesucristo.

“Para mí, es terriblemente importante estar aquí y ver cómo es la vida aquí. Personalmente, necesito ese contacto para poder identificarme mejor con las personas y ver cómo puede ayudar la Iglesia de una mejor manera”.
Los viajes del élder Uchtdorf en Uruguay y Chile también demuestran una paradoja del evangelio que a él le encanta: Al actuar para bendecir a los demás, nosotros somos bendecidos por las acciones de los demás.
El 14 de febrero, el élder Uchtdorf se reunió con Celestino Aós Braco, arzobispo de Santiago, en la oficina del clérigo y la catedral cercana. Las barricadas rodeaban el lugar de adoración como un claro recordatorio de los constantes disturbios y protestas que han aflojado las rodillas de esta nación sudamericana reconocida por su estabilidad.
Cuando el arzobispo se enteró de la visita del élder Uchtdorf, “me invitó a venir. Así que, me reuní con él y fue muy abierto y amigable”.
El élder Uchtdorf le prometió a su hermano líder religioso que sus vecinos santos de los últimos días en Chile estaban ansiosos por ayudar con la limpieza de las propiedades católicas que recientemente fueron objeto de vandalismo y por ayudar donde fuera necesario.
Luego, los dos hombres oraron juntos por la paz de Chile.
El amor del élder Uchtdorf por compartir el evangelio se profundizó durante su reciente viaje sudamericano.

En Santiago, acompañó a dos misioneras a una cita en la casa de una familia de seis que estaba aprendiendo sobre la Iglesia restaurada.
“Fue maravilloso”, dijo él. “La casa era humilde, y atrás tenía un jardín pequeño pero pacífico con hermosos árboles”.
La familia recibió a sus invitados con sonrisas y una comida local preparada por ellos mismos. Las misioneras enseñaron acerca de las noches de hogar y su amigo apóstol agregó su testimonio a las enseñanzas de ellas. “La familia participó mucho y pude aprender más sobre las personas de esta área”.
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El élder Benjamín De Hoyos, un setenta autoridad general que preside el Área Sudamérica Sur, se maravilló ante la capacidad del élder Uchtdorf de hacer nuevos amigos dondequiera que fuera durante sus viajes recientes.
“Aprovechaba toda oportunidad para saludar y abrazar tanto a miembros como a no miembros”, dijo el élder De Hoyos.
El élder Uchtdorf aprecia la rica historia que los miembros de los últimos días del Cuórum de los Doce Apóstoles comparten con esta región de Sudamérica.
El élder Parley P. Pratt llegó a Chile a mediados de la década de 1850 para establecer la obra misional en el continente. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que el evangelio no estaba preparado para echar raíces allí. Se necesitaba más preparación, incluida la traducción del Libro de Mormón al español.
El apóstol Pratt se fue de Chile con mucha esperanza por el futuro de la Iglesia. Pero su tiempo en el país también estuvo marcado por la tristeza. El élder Pratt y su esposa, Phebe, perdieron a su hijo pequeño, Omner, mientras servían en el área. El bebé fue enterrado, ignominiosamente, en lo alto de los suburbios de la colina de Valparaíso, en un humilde cementerio relegado a los “disidentes” de la iglesia católica. El cementerio, junto con la tumba del bebé Pratt, permanecen hasta el día de hoy. El 10 de noviembre de 2001, se colocó una placa en la tumba del niño en memoria del trabajo que hicieron los Pratt y de su dolorosa pérdida.
Pasaron décadas antes de que uno de los sucesores apostólicos del élder Pratt, el élder Melvin J. Ballard, dedicara toda Sudamérica para la predicación del evangelio, el día de Navidad de 1925 en la vecina Argentina. Cerca de los terrenos del Templo de Buenos Aires, Argentina, hay una placa que conmemora la oración dedicatoria del élder Ballard y los comienzos de la Iglesia en Sudamérica. Desde esa época, se han dedicado todos los países. El último, Argentina, fue dedicado por el nieto del élder Ballard, el élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, el 21 de febrero de 2014.
Sin embargo, el élder Uchtdorf añade rápidamente que los capítulos más importantes de la historia de la Iglesia en Chile y Uruguay — y en toda Sudamérica — pertenecen al futuro. No serán escritos por visitantes de las oficinas de la Iglesia en Salt Lake City. En su lugar, el potencial de la Iglesia aquí estará determinado por sus líderes locales del sacerdocio y de la Sociedad de Socorro, junto con los jóvenes y los niños.
El crecimiento de la región, advirtió, puede ralentizarse si las personas se adhieren únicamente a viejos hábitos. Muchos se preguntan: “Por qué necesitamos la iglesia? ¿Por qué necesitamos la religión? ¿Qué trae la religión a mi vida y a mi familia?”.
Por medio de su ejemplo y ministración, los santos de los últimos días locales pueden brindar respuestas, dijo el élder Uchtdorf.

“El evangelio permanece igual”, dijo él. “Es el evangelio de Jesucristo, tal como Él lo enseñó. Hay personas aquí que están buscando una vida y un futuro mejores. Las personas de Sudamérica son muy fuertes. Han pasado momentos difíciles que se remontan hasta más allá a la época de los conquistadores españoles”.
Las protestas en Chile de la semana pasada son características de la constante inestabilidad.
“Estamos viviendo en una época donde el punto de inflexión podría llevarlos fácilmente a un lado o al otro”.
La Iglesia y sus miembros, prometió, pueden ofrecer valores estabilizadores en Chile por medio de los principios del evangelio restaurado.
“Entonces, pueden influir en las personas, pueden influir en las comunidades y pueden influir en el país entero. Dondequiera que la Iglesia edifica una capilla, se puede ver cómo el vecindario cambia para bien”.
El élder y la hermana Uchtdorf: Un gran equipo
Church News, por casualidad, se reunió con el élder Uchtdorf el 14 de febrero — el Día de San Valentín en casi todo el mundo, incluido Chile.
El apóstol es conocido por su generosidad y sonrisa acogedora cuando está en compañía de sus hermanos santos de los últimos días en cualquier parte del mundo. Sin embargo, reconoce que hay una energía especial cuando la hermana Uchtdorf está a su lado. Ella sigue siendo una fuente de fortaleza emocional, física y espiritual. Ella es su ejemplo. Ellos viven su ministerio como uno solo.
“Nos cuidamos mutuamente, y admiro tanto cómo se identifica con las personas”, dijo él. “Sin Harriet, me falta una parte de mí”.