Una de las muchas lecciones aprendidas de la experiencia de José Smith en la Arboleda Sagrada es luchar contra las distracciones con una “oración ferviente, urgente” y “con determinación”, dijo el élder Jeffrey R. Holland.
En el último video de #Escúchalo, publicado el domingo, 8 de noviembre, el miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles dijo que orar en voz alta puede fomentar una mayor comunicación con Dios.
“Al igual que José, creo que es importante que oremos en voz alta”, escribió el élder Holland en una publicación de blog que acompaña el video en ChurchofJesusChrist.org. “Es fundamental para lo que Dios dispone para nosotros en nuestra comunicación con Él. Nos invita a una conversación, por así decirlo, y desea mucho ‘escucharnos’”.
“Debemos hacer todo lo posible para que Él nos escuche, literalmente”.
Considera hacer tu oración más temprano en la noche, en lugar de justo antes de meterte en la cama, agregó él. “El momento para orar debe ser un tiempo de calidad, no solo el tiempo que queda cuando ya se ha hecho todo lo demás”.
Además de la oración, el élder Holland escribió que escucha la voz del Señor al leer las escrituras, a través del ejemplo de su esposa y al confiar en sus propios sentimientos.
“Hay una razón por la que la mejor sangre de la historia de la humanidad se ha dedicado a la redacción, conservación y canonización de esos registros. Debemos tratarlos con la reverencia que se merecen”, dijo él sobre leer las escrituras.
La esposa del élder Holland, la hermana Patricia Holland, influyó en su decisión de servir en una misión de tiempo completo antes de que se casaran. “Entonces, mi misión se convirtió en una experiencia fundamental para obtener un testimonio y escucharlo a Él con más claridad a partir de ese momento”, escribió él.
Aunque puede ser difícil discernir de dónde vienen los sentimientos, si la búsqueda de uno es “honorable, verdadera, pura y noble”, entonces deben creer que las intuiciones pueden fundamentarse en la verdad, escribió el élder Holland.
“Dios desea que seamos como Él es. Maduramos y, con esfuerzo, nos volvemos más como Dios. Pensamos más en Sus pensamientos y sentimos más de lo que Él siente. … Si te esfuerzas por vivir en unidad con Él, serás más como Dios y lo ‘escucharás’ y confiarás en Él, incluso cuando confíes en tus propios sentimientos al orarle a Él”.