Las últimas semanas en Centroamérica se han caracterizado por tormentas e inundaciones mortíferas y destructivas que han cobrado más de 100 vidas y han desplazado a muchas más.
En respuesta, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días está ayudando a ofrecer una medida de alivio a aquellos cuyas vidas han sido afectadas por los huracanes Eta y Iota.
La organización benéfica Latter-day Saint Charities y los miembros locales entregaron recientemente un gran envío de suministros de emergencia y más de 120 toneladas de alimentos para ayudar a los muchos afectados por los desastres naturales en varias naciones centroamericanas.
Además de los alimentos más necesarios, otras provisiones donadas incluyeron herramientas y materiales de reconstrucción, agua, mascarillas, mantas y colchones.
En colaboración con líderes de la comunidad local y del gobierno, Latter-day Charities reunió, transportó y distribuyó artículos de ayuda humanitaria, informó la Sala de Prensa.
“Nuestra posición única de fortaleza es el acceso a miles de miembros voluntarios locales dentro de estas comunidades afectadas”, dijo la hermana Sharon Eubank, presidenta de Latter-day Saint Charities y primera consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro.
“Si bien los suministros y los fondos de socorro en casos de desastre provienen de Latter-day Saint Charities, esa ayuda es posible gracias a la generosidad de nuestros miembros y distribuida por miembros voluntarios que viven en estas comunidades. Estamos muy agradecidos por la ayuda tan crítica que han brindado para servir a sus comunidades”.
En respuesta al huracán Eta, los miembros de Nicaragua ayudaron a recolectar y donar 80 toneladas de alimentos, agua y paquetes de higiene para los residentes de Puerto Cabezas, una de las ciudades más afectadas del país. Si bien las inundaciones están disminuyendo allí, varias áreas permanecen aisladas, informó la Sala de Prensa.
Las tormentas también inundaron comunidades en Honduras, dañando hogares y 10 centros de reuniones de la Iglesia. Varios edificios propiedad de la Iglesia que no fueron afectados se utilizaron como refugio para las personas obligadas a abandonar sus hogares.
Mientras tanto, según informes, las lluvias torrenciales provocaron un deslizamiento grave de tierra en San Cristóbal, Guatemala. El peso del suelo saturado finalmente arrasó partes de la ladera de la montaña en San Cristóbal Verapaz. Se cree que decenas de personas han perdido la vida o siguen desaparecidas.
Para ayudar a cuidar a los guatemaltecos necesitados, Latter-Day Saint Charities donó 20 toneladas de alimentos a los sobrevivientes en Cobán, Puerto Barrios y Polochic, informó la Sala de Prensa.
Los miembros de Cobán también apoyaron a los equipos de rescate de sobrevivientes del huracán, organizaron y prepararon alimentos en los centros de reuniones de la Iglesia para las personas afectadas por la tormenta.
La mayoría de los artículos donados por la Iglesia fueron transportados gracias al apoyo de Aeroclub Guatemala, una organización de aeronaves local. Los pilotos donaron 14 vuelos en avión y vuelos en helicóptero, junto con su conocimiento aeronáutico, para transportar los artículos a las áreas más remotas y altamente impactadas, incluyendo Alta Verapaz e Izabal.
“Agradecemos a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días por su valiosa colaboración durante esta emergencia Eta”, dijo Jorge Castellanos, presidente de la junta directiva de Aeroclub Guatemala. “Estamos eternamente agradecidos”.
En la Ciudad de Guatemala, decenas de misioneros socialmente distanciados y otros voluntarios ayudaron recientemente a empacar donaciones tales como alimentos, paquetes de higiene y ropa.
“Cualquier evento de servicio fortalece nuestro amor por Cristo”, dijo el élder William B. Woahn a la Sala de Prensa.
El élder Woahn y su esposa, la hermana Heidi Woahn, están sirviendo como misioneros mayores de tiempo completo. “Nuestros corazones”, agregó él, “se llenaron de gozo por la oportunidad de servir”.
Otros artículos donados incluyen agua, paquetes de higiene, colchones y más de 8.000 mascarillas para ayudar a prevenir la propagación del COVID-19.
Herramientas como palas, azadones, mangueras y carretillas también fueron distribuidos en las comunidades afectadas. Los líderes locales de la Iglesia esperan que más de 11.900 personas se beneficien de los esfuerzos de ayuda organizados.