Todos los misioneros que están sirviendo en Nicaragua se encuentran a salvo y han sido localizados después que el huracán Iota azotara la nación centroamericana el martes, 17 de noviembre.
Los misioneros “estaban bien preparados antes de que la tormenta tocara tierra”, informó Daniel Woodruff, portavoz de la Iglesia.
Ningún reportaje estuvo disponible todavía en cuanto al estado de los miembros, sus hogares o las propiedades de la Iglesia. Los daños sufridos en las regiones costeras no pudieron medirse ya que la tormenta causó una avería en los servicios de electricidad, de teléfono y de internet, según se informó.
Una declaración del gobierno señaló que por lo menos 35 pueblos en el este, así como en el norte, carecían de servicio telefónico.
Reportajes preliminares desde la costa indicaron que había árboles caídos, así como postes de electricidad y techos arrancados de casas y negocios, dijo Guillermo González, director de la agencia del manejo de emergencias de Nicaragua. Más de 40.000 personas estuvieron en refugios, según la Associated Press.
Hubo informes de al menos dos muertes relacionadas con la tormenta en la comunidad La Pinuela de Nicaragua. Otras personas de la región fueron reportadas desaparecidas.

El lunes, Iota se intensificó hasta llegar a ser una tormenta de categoría 5, pero se debilitó a medida que se acercaba a la costa y tocó tierra con vientos sostenidos de un máximo de alrededor de 250 kilómetros por hora. El sistema entró a tierra como huracán de categoría 4 aproximadamente 48 kilómetros al sur de la ciudad de Puerto Cabezas, Nicaragua, que también se conoce como Bilwi, según informó la Associated Press.
Eso fue apenas 24 kilómetros al sur de donde el huracán Eta tocó tierra el 3 de noviembre, también como una tormenta de categoría 4. Los centroamericanos, incluidos muchos santos de los últimos días, todavía se encontraban limpiando después de esa tormenta fatal, que eventualmente llegó a los Estados Unidos.
Nicaragua cuenta con un poco más de 100.000 santos de los últimos días, 12 estacas y dos misiones. La Iglesia ha tenido una presencia en la nación centroamericana desde 1954.