En una comunidad blanqueada por la ceniza del volcán Taal, élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, consoló a miembros locales de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que habían huido del desastre.
Cada uno de ellos reaccionó a la atención del élder Cook con un positivismo que los caracteriza. “Aun con una severa devastación, ellos se cuidan mutuamente”, dijo élder Cook de los miembros filipinos de la Iglesia. “Ellos tienen un sentido espiritual de que las cosas van a estar bien”.
Élder Cook y su esposa, hermana Mary G. Cook, se mudaron a las Filipinas en 1996, después de que él fue llamado como una autoridad general. Durante los siguientes dos años, ellos llegaron a “simplemente amar al pueblo filipino”, dijo la hermana Cook
“Todos ellos son personas tan espirituales”, agregó élder Cook. “Ellos aman al Salvador”.
El viaje del apóstol a las Filipinas fue programado meses antes de que el volcán hiciera erupción el 12 de enero, arrojando al cielo una gran nube de ceniza, vapor y rocas.
Durante su viaje, en la segunda semana de enero, élder Cook y su esposa se reunieron con miembros de la Iglesia, oficiales de gobierno, líderes religiosos y representantes de los medios locales. Acompañado por los miembros de la presidencia del Área Filipinas — élder Evan A. Schmutz y sus consejeros, élder Taniela B. Wakolo y élder Steven R. Bangerter — élder Cook también ministró a las víctimas del desastre.
Élder Cook reconoció la labor de la presidencia de área y de sus esposas — hermanas Cindy Schmutz, Anita Wakolo y Susann Bangerter — por el bien que hacen al país, incluyendo su respuesta al desastre más reciente.
Inmediatamente después de la erupción, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días abrió las capillas en la zona del desastre para proveer refugio temporal, comida y otros suministros para las víctimas. Congregaciones locales de santos de los últimos días han donado ropa, han preparado comida y han alquilado autobuses para ayudar en los esfuerzos continuos de rescate por las personas que se vieron obligadas a salir de las áreas en peligro.
“Sentimos, simplemente, un aprecio enorme por la gente filipina”, dijo el élder Cook. La asignación de los Cook a las Filipinas se dio al mismo tiempo en que la iglesia católica en ese país celebraba el quinto centenario del cristianismo en las Filipinas.
Durante una reunión con prominentes líderes religiosos, el 13 de enero, en Manila, élder Cook habló de la importancia de la religión en la democracia y expresó su preocupación por las víctimas del volcán. La Iglesia tiene “profundas y fuertes relaciones” con la comunidad interreligiosa en las Filipinas, dijo él.
En las Filipinas hay cerca de 800.000 miembros de la Iglesia — casi el 5% del total mundial de la membresía de la Iglesia.
Élder Cook dijo que él no sabe de ningún otro país donde la Iglesia, que empezó sus esfuerzos misionales ahí en 1961, haya crecido tan rápidamente y en tan corto tiempo.
Él se reunió con misioneros en el Centro de Capacitación Misional de Manila y también con misioneros de dos de las 23 misiones que hay en las Filipinas.
Durante el viaje, él también se reunió con Domini Torrevillas, del periódico The Philippine Star, para hablar de los principios fundamentales de la fe, de la familia y de la libertad religiosa. Torrevillas es un columnista del Star, y este tiene una circulación combinada que alcanza a más de un millón de lectores diarios.
Élder Cook también se reunió con el presidente de Filipinas, Rodrigo Roa Duterte, y con otros oficiales de gobierno. Élder Cook presentó en nombre de la Iglesia un donativo de $20.000 USD, y anunció un proyecto humanitario con fondos por $ 100.000 USD. Los fondos proveerán comida, kits de higiene y de dormir, así como mascarillas para las personas afectadas por el volcán Taal.
“La visita fue excepcional. Él fue cálido y amable”, dijo élder Cook, a quien se le unieron en la reunión presidencial, en el Malago Clubhouse del Palacio Malacañan, el élder Schmutz; élder Aretemio C. Maligon, un setenta de área; y Edwin B. Bellen, secretario asistente para la legislación del senado de las Filipinas y miembro de la Iglesia.
Ellos hablaron del volcán Taal, localizado cerca de 56 k al sur de la ciudad capital, y de los esfuerzos de la Iglesia para proveer centros de evacuación en las capillas de la Iglesia, tanto para los santos de los últimos días como para los miembros de la comunidad.
“Aquí hay una historia de inundaciones, tifones, volcanes, pero ellos son fuertes”, dijo la hermana Cook.
“Esta no es la primera vez, y no será la última tampoco en que ustedes verán a las personas cuidar unas de la otras”, explicó élder Schmutz. “Ustedes verán corazones levantados, porque ellos saben que regresarán y retomarán sus vidas”.
Élder Cook dijo que, en las Filipinas, las personas no se detienen en sus desafíos o en sus problemas. “Ellos sonríen, son genuinamente cálidos y amables; y ellos se sienten muy agradecidos por las cosas de la vida. Ellos en verdad son un pueblo único. Es un privilegio estar con los miembros filipinos de la Iglesia”.