En las horas posteriores a que el volcán Taal emitiera una nube grande de ceniza, vapor y rocas en las Filipinas, miembros de la Iglesia llegaron a las capillas cubiertas de ceniza pertenecientes a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
El élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, visitó el 15 de enero a aquellos evacuados en la sede de la Estaca Filipinas Batangas, que son algunos de los 50.000 desplazados por el volcán.
“He visitado a personas en muchas circunstancias en las que han perdido sus hogares por incendios y por otro tipo de tragedias, y honestamente no recuerdo haber visto a unas personas tan fuertes y con una sonrisa, y estar tan felices”, dijo el élder Cook.
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Durante la visita, el élder Cook expresó su aprecio a los líderes locales de la Iglesia y a los miembros por su servicio cristiano a los miembros de la Iglesia y de la comunidad. “Ellos parecen velar los unos a los otros en el sentido espiritual”, dijo el élder Cook. “Las cosas van a estar bien”.
Líderes locales recibieron a las 450 personas que se refugiaron en cinco centros de reuniones en Lipa, Batangas, Tanauan, Darasa y San José.
El élder Evan A. Schmutz, presidente del Área Filipinas, dijo que esta no es la primera vez que los Santos de los Últimos Días se cuidan los unos a los otros. “Ustedes verán corazones levantados, porque ellos saben que regresarán y retomarán sus vidas”.
Congregaciones locales de Santos de los Últimos Días han donado ropa, han preparado comida y han alquilado autobuses para ayudar en los esfuerzos continuos de rescate por las personas que se vieron obligadas a salir de las áreas en peligro. “Ellos están agradecidos por estar en un lugar seguro, poder descansar algo y por tener algo de comida caliente”, dijo Jon Patrick Reyes, presidente de la Estaca Filipinas Batangas”.
Las áreas afectadas todavía tienen la visibilidad limitada, dijo Ronald Dudas, presidente de la Rama Lemery.
“En nuestra área hay cero visibilidad, uno no puede ver nada ahí, solo ceniza”, dijo él. Poco después de que el volcán hiciera erupción, los Santos de los Últimos Días y sus vecinos se reunieron en la capilla, cubiertos de ceniza, para evaluar la situación y entonces abrirse paso a uno de los centros de evacuación.
“Estábamos en la capilla, todos nosotros … Vi el amor de Dios ahí”, recordó Dudas.
El élder Cook se marchó sintiéndose alentado por la resistencia de los filipinos. “No estoy desanimado para nada”, dijo él.
Más temprano ese día, el élder Cook se reunió con el presidente de las Filipinas, Rodrigo Roa Duterte, y con otros oficiales de gobierno. El élder Cook presentó en nombre de la Iglesia un donativo de $20.000 USD y anunció un proyecto humanitario con fondos por $ 100.000 USD. Los fondos proveerán comida, kits de higiene y de dormir, así como mascarillas para las personas afectadas por el volcán Taal.