CHICAGO – Los líderes y miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sienten “una afinidad especial con aquellos que intentan abrirse camino en un nuevo país o comunidad”, dijo el presidente Dallin H. Oaks durante un devocional singular en Chicago, el 23 de noviembre.
“Muchos de nuestros propios antepasados o primeros miembros emigraron a nuevos países para buscar la libertad religiosa y para escapar de la persecución y otras dificultades”, dijo. “Con frecuencia tenían que confiar en la amabilidad de los demás en sus nuevos países para ayudarlos con sus necesidades básicas”.
Es por eso que el presidente Oaks, primer consejero en la Primera Presidencia, buscó la oportunidad de dirigirse a los miembros de habla hispana de ocho estacas en Chicago – ofreciendo parte de sus comentarios en el idioma nativo de ellos y abordando temas de importancia para los inmigrantes para luego pedirles a los Santos de los Últimos Días que confíen en el Señor mientras trabajan por vivir el evangelio de Jesucristo y por fortalecer la próxima generación para hacer lo mismo.
“Queremos que sepan que los líderes de la Iglesia son muy conscientes de las dificultades especiales que muchos de ustedes enfrentan al estar separados de los miembros de su familia que se encuentran en muchos otros países”, dijo el presidente Oaks a los casi 1000 santos de los últimos días de habla hispana que se hallaban en el centro de estaca de Wilmette, Illinois.
Junto a su esposa, la hermana Kristen M. Oaks, el presidente Oaks estuvo acompañado por el élder S. Gifford Nielsen, setenta autoridad general y presidente del Área Norteamérica Centro y el élder K. David Scott, setenta de área.
El élder Nielsen dijo que el presidente y la hermana Oaks se conectaron con la congregación “primero hablando en el idioma nativo de ellos, y luego dándoles grandes consejos sobre cómo abordar los desafíos que enfrentan”.
“Fue gozoso y elevador ver cómo los mensajes inspirados brindaban esperanza a los presentes a medida que el presidente y la hermana Oaks daban poderosos testimonios de Jesucristo y de Su evangelio restaurado”, dijo.
Que el presidente Oaks “se tomara el tiempo de reunirse con los miembros de habla hispana, y que se preocupara por los inmigrantes, tocó mi corazón, y fue una respuesta a mis oraciones”, dijo Rocío Nájera, quien asistió al devocional.
Durante sus comentarios, el presidente Oaks dijo que los programas de la Iglesia — y algunas veces los miembros de la Iglesia — a menudo asumen que los miembros tienen el aliento y la ayuda de los miembros de su familia, dijo. “Pero dado que muchos de ustedes no tienen esa compañía y apoyo, les hacemos llegar nuestra comprensión”.
Además, muchas personas que no hablan inglés tienen obstáculos significativos con el empleo en los Estados Unidos, dijo. También pueden tener dificultades para obtener las certificaciones que los habiliten para obtener un empleo o una licencia de conducir, o lograr otros progresos deseables.
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En los últimos años, la Iglesia y sus miembros han donado fondos humanitarios y productos para apoyar a las agencias que ayudan a los inmigrantes — incluidos los refugiados — a satisfacer sus necesidades básicas de alimento, vivienda, educación y servicios médicos y legales, dijo, señalando que algunas de esas organizaciones están en Chicago.
“Estos servicios son impulsados por nuestra creencia de que, en la familia de Dios, ‘no hay más extranjeros ni advenedizos’, sino que todos somos ‘conciudadanos … de la familia de Dios’” (Efesios 2:19).
El presidente Oaks dijo que una cosa que aprendió gracias a la Iglesia es que “nuestra primera manera de ayudarnos a nosotros mismos y nuestro primer paso para ayudar a los demás es aumentar la fe en Dios el Eterno Padre y en Su Hijo, Jesucristo, y en el Espíritu Santo.
“La fe es la base de todo lo que hacemos”.
A medida que una persona aumente en la fe y en el testimonio de Dios el Eterno Padre, de Su Hijo, Jesucristo, y del Espíritu Santo, recibirá ayuda para hacer todas las otras cosas que se le enseñen.
“La fe significa confiar — confiar en Su voluntad, confiar en Su forma de hacer las cosas, y confiar en Su tiempo”.
A través de la oración, la gratitud y el estudio de las escrituras, la fe aumenta, dijo.
“Luego de aumentar nuestra fe, todavía tenemos muchos otros principios que aprender y mandamientos que guardar”, dijo el presidente Oaks. “Necesitamos ayuda. Necesitamos la inspiración y la guía del Espíritu Santo. Se nos ha conferido el don del Espíritu Santo, pero debemos mantener ese don en buen estado”.
El presidente Oaks le recordó a la congregación que el Señor les ha mandado asistir a la reunión sacramental cada semana para participar de la Santa Cena (Doctrina y Convenios 59:9-12).
“Los cambios que marcan una diferencia respecto de nuestra posición en la senda de los convenios no son los cambios en las prácticas o políticas de la Iglesia, sino los que hacemos en nuestros propios deseos y acciones”.
“Cuando hacemos esto, arrepintiéndonos de nuestros pecados y renovando nuestras promesas de servir al Señor y recordarle siempre y guardar Sus mandamientos, tenemos la preciosa promesa de que ‘siempre tendremos Su Espíritu con nosotros’” (Doctrina y Convenios 20:77).
A medida que los santos de los últimos días sigan adelante, surgirán preguntas, dijo él. “En mis persistentes reflexiones en oración, nunca he encontrado una respuesta mejor y más corta a nuestras muchas preguntas que un profundo conocimiento y una fe total en el amor de nuestro Padre Celestial y de Su plan de salvación para la bendición de todos Sus hijos. La verdad fundamental de ese plan es la Expiación de Su Hijo Unigénito, nuestro Salvador, Jesucristo”.
Confiar en el Señor y en Su plan le dará a una persona la fuerza “para resistir las imitaciones persuasivas y las tentaciones de abandonar nuestra búsqueda de la vida eterna, que es el mayor de todos los dones de Dios” (Doctrina y Convenios 14:7).
Elegir seguir el plan del Padre es la idea clave para la felicidad en esta vida y la vida eterna en el mundo venidero, dijo el presidente Oaks. El aumento de la fe también ayuda con el arrepentimiento.
Al hablar de los cambios recientes en la Iglesia, el presidente Oaks dijo que siente cierta preocupación. “Los cambios que hemos experimentado en nuestras reuniones y políticas de la Iglesia deberían ayudarnos, pero no nos llevarán por sí solos al lugar donde nuestro Padre Celestial quiere que estemos”, explicó. “Los cambios que marcan una diferencia respecto de nuestra posición en la senda de los convenios no son los cambios en las prácticas o políticas de la Iglesia, sino los que hacemos en nuestros propios deseos y acciones”.
El mismo principio se aplica al nuevo programa para el desarrollo de niños y jóvenes, dijo. “El programa es maravilloso, pero solo nos bendecirá si lo usamos. Jóvenes y padres, apréndanlo y úsenlo”.
Otro ejemplo de la necesidad de un cambio personal es el nuevo desafío de ministrar, dijo, señalando el cambio anunciado en la conferencia general de abril del 2018 de que la orientación familiar y las visitas de maestras visitantes serían reemplazadas por la ministración. “Esta acción de la Iglesia cambió el nombre orientación familiar a ministración, pero solo la acción de ministrar a hombres y mujeres logrará un cambio genuino en la manera en que se ayuda a los miembros a aumentar su fe y su cercanía con nuestro Salvador”.
Luego, al dirigirse a los jóvenes, el presidente Oaks habló sobre la tecnología. “Los avances en la tecnología han aumentado la disponibilidad de información y han convertido lo que antes eran solo problemas distantes en una preocupación inmediata para todos nosotros”, dijo. “Eso hace que sea especialmente importante para ustedes recordar que los valores antiguos y el plan del evangelio aún están en plena vigencia para guiarnos. Dios es nuestro Padre. Jesucristo es nuestro Salvador. Y Sus mandamientos y nuestra obediencia siguen siendo esenciales, ya sea que viajemos en un vagón o en una nave espacial, o nos comuniquemos por medio de nuestra voz o por mensajes de texto”.
Los teléfonos celulares, dijo a los jóvenes, “deben ser sus esclavos, no sus amos”.
“Demasiados de ustedes están vendiendo su precioso tiempo a la esclavitud por hablar y enviar mensajes de texto en exceso. Reduzcan ese tiempo, y vuelvan a unirse al mundo de aquellos que hablan cara a cara”.
El presidente Oaks también pidió a los jóvenes que se caractericen como “un hijo o una hija de Dios”.
“Ese hecho anula todas las demás etiquetas, incluyendo raza, ocupación, características físicas, honores, o incluso afiliación religiosa”, dijo.
En un devocional para jóvenes el año pasado, el presidente Nelson desafió a los jóvenes a “destacarse; ser diferentes del mundo”, dijo el presidente Oaks.
“Ustedes deben ser una luz al mundo”, explicó. “Por lo tanto, el Señor necesita que se vean, que hablen, que actúen y que se vistan como verdaderos discípulos de Jesucristo”.
Con el fin de seguir ese llamado, los Santos de los Últimos Días deben orar para que el Señor les ayude a encontrar a personas preparadas para recibir el mensaje del evangelio restaurado de Jesucristo. Para que sean más efectivas, las oraciones por este tipo de inspiración deben estar acompañadas de un compromiso o “verdadera intención”.
“Las oraciones deben prometerle al Señor que, si Él nos inspira a hablar con alguien sobre el evangelio, nosotros lo haremos. Luego recuerden que el éxito al compartir el evangelio consiste en invitar a las personas con amor y una intención genuina de ayudarlos, sin importar su respuesta”.
Finalmente, el presidente Oaks les recordó a los jóvenes que deben asistir al templo.
“Es la Casa del Señor. Su Espíritu está allí. El servir allí, lo cual es posible con una recomendación de su obispo o presidente de rama, les iluminará la mente para comprender Su evangelio y los fortalecerá para guardar Sus mandamientos”.
Elizabeth Escobedo dijo que cuando el presidente Oaks entró en la sala, “todo lo que sentí fue amor”.
“Irradiaba el amor del Salvador y de nuestro Padre Celestial. Cuando habló de la inmigración y de cómo los líderes eran conscientes de nuestras necesidades y querían ayudar, fue una confirmación de que el Señor está al tanto de cada uno de nosotros y de nuestras necesidades. Fue una respuesta a nuestras oraciones”.
Felipe Martínez dijo que aprendió del presidente Oaks “que, si obedezco los mandamientos, asisto a la iglesia semanalmente y asisto al templo, mi fe seguirá creciendo”.