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Élder Tad R. Callister: Cómo la Iglesia arruina a sus miembros para cualquier otra iglesia

Every member of the First Presidency and the Quorum of the Twelve Apostles of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, dressed in white temple clothing, posed for an iconic photograph in the Rome Italy Temple visitors center in Rome, Italy on Monday, March 11, 2019. Front center are President Russell M. Nelson and his counselors in the First Presidency, President Dallin H. Oaks and President Henry B. Eyring. Also included are members of the Quorum of the Twelve Apostles: President M. Russell Ballard, Elder Jeffrey R. Holland, Elder Dieter F. Uchtdorf, Elder David A. Bednar, Elder Quentin L. Cook, Elder D. Todd Christofferson, Elder Neil L. Andersen, Elder Ronald A. Rasband, Elder Gary E. Stevenson, Elder Dale G. Renlund, Elder Gerrit W. Gong and Elder Ulisses Soares. Crédito: Jeffrey D. Allred, Deseret News
Elder Tad R. Callister Crédito: Intellectual Reserve, Inc.

Mientras servía en una asignación en el Pacífico, un presidente de misión me contactó para ver si podía reunirme con un misionero que quería irse a casa antes de que su misión terminara. Evidentemente, el misionero había leído algo de literatura en contra de la Iglesia y sentía que ya no tenía un testimonio suficiente para enseñar el evangelio. Me reuní con el misionero y le pregunté si podía hacerle algunas preguntas. Él aceptó. El cuestionario, esencialmente, fue así:

  • ¿Cree en la existencia premortal — que vivimos con Dios como Sus hijos antes de venir a esta tierra? Él respondió que esa doctrina se enseña en la Biblia y que creía en ella.
  • ¿Cree en la doctrina del mundo de los espíritus — que cada persona tendrá una oportunidad justa de escuchar el evangelio en su plenitud, ya sea en la tierra o en el mundo de los espíritus, antes de ser juzgada? Él dijo que eso le parecía justo y correcto.
  • ¿Entonces, cree en el bautismo por los muertos? “Sí”, contestó. “Eso se encuentra en la Biblia.”
  • En lugar de la doctrina de la Trinidad tal como se enseña en la mayoría del mundo cristiano, ¿cree usted que Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo son dos personajes separados con cuerpos glorificados de carne y huesos? Él respondió afirmativamente.
  • ¿Cree en un cielo y un infierno tal como se enseña en la mayoría del mundo cristiano, o cree que existen tres grados de gloria? Él respondió: “Tres grados de gloria”.
  • ¿Cree en la naturaleza eterna de las familias? Él dijo que siempre había creído en tal doctrina.
  • ¿Cree que la Iglesia de Cristo en la actualidad debería tener apóstoles tal como existieron durante el ministerio mortal de Cristo? Él dijo que eso le parecía correcto.
  • ¿Cree que existe revelación continua hoy en día, o cree que cesó en los tiempos de la Biblia y por lo tanto Dios nos ha dejado solos? “No”, dijo él. “Creo que deberíamos tener revelación en la actualidad”.

En total, conversamos acerca de unas 10-12 preguntas. Luego le pregunté a este buen joven misionero: “¿Puede pensar en alguna iglesia que enseñe uno, por no mencionar todos estos principios doctrinales?”.

Nunca olvidaré su respuesta: “Nunca había pensado en eso”. 

En verdad, esta Iglesia arruina a sus miembros para cualquier otra iglesia, porque, tal como este misionero, ellos saben demasiado. Si las personas abandonan esta Iglesia, en general, terminan tomando uno de dos caminos — o se convierten en su propia iglesia (porque nunca hallarán otra iglesia que tenga más verdad de la que ya conocen) o toman el sendero del agnosticismo. Reconociendo esto, le pregunté al misionero: “¿Está dispuesto a abandonar todas estas doctrinas que usted sabe que son verdaderas, y a desecharlas, debido a que tiene algunas preguntas que no puede responder?”.

Esto me recuerda a un comentario: “No pierdas fe en las muchas cosas que sabes debido a algunas pocas que no sabes”.

Ninguno puede abrazar la doctrina de la Iglesia con una mano y luego rechazar a los profetas y las escrituras por los cuales vino esa doctrina con la otra, así como nadie puede afirmar que un buen fruto proviene de un árbol malo. El Salvador enseñó que, si el fruto es bueno, el árbol es bueno. Por consiguiente, si la doctrina es verdadera, entonces, los profetas por los cuales vino son verdaderos.

Una vez que cruzamos la línea de la duda y llegamos a saber que las enseñanzas doctrinales de la Iglesia son verdaderas, entonces, no necesitamos agonizar con cada declaración de los profetas ni analizarla excesivamente. No debemos sopesarlas con base en nuestras normas finitas de justicia ni nuestro entendimiento limitado de la eternidad — en lugar de ello, podemos aceptarlas como la voluntad de Dios y avanzar de una forma positiva y constructiva. Las enseñanzas doctrinales profundas de la Iglesia son un testimonio poderoso de que nuestros profetas son inspirados y, por ello, podemos confiar en su consejo. 

— El élder Tad R. Callister es un setenta autoridad general emérito y fue presidente general de la Escuela Dominical.

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