Pocodespués de que el élder Ulisses Sores se mudara con su familia de su paísnatal, Brasil, a Utah, ellos experimentaron una época Navideña que nuncaolvidarán.
Unade las tormentas de nieve más fuertes de los últimos años en Utah azotó el áreade Bountiful, donde ellos vivían. Cuando empezó a nevar, su esposa, la hermanaRosana Soares, intentó limpiar la nieve de la entrada al garaje y de la aceracon una quitanieves por primera vez en su vida. Élder Soares se había resbaladoen el hielo días atrás y se había fracturado una muñeca, que resultó en unacirugía y en un yeso grande en su brazo.
Perola hermana Soares no sabía que tenía que cambiar de dirección después delimpiar un lado de la entrada al garaje. “Una y otra vez lo intentó sin éxito alguno.¡Qué desastre!”, dijo el élder Soares, del Cuórum de los Doce Apóstoles, alrelatar la historia durante el Devocional de Navidad de la Primera Presidencia,el domingo 8 de diciembre.

Debidoa que se expuso por largo tiempo al frío, la hermana Soares tuvo una infecciónen los dos oídos, que la dejó casi completamente sorda por dos meses. El hijode ellos, de 16 años, estaba postrado en cama por una lesión en la espalda quese hizo al deslizarse en su trineo.
“Asíque ahí estábamos — uno postrado en cama, otra sorda y otro enyesado, y todoscongelándose. Estoy seguro de que éramos un espectáculo digno de admiraciónpara nuestros vecinos”, dijo con una sonrisa.
Alas 5:00 a.m., en una de esas congelantes mañanas que siguieron, élder Soaresdespertó por el sonido de una quitanieves. Mirando por la ventana, pudoobservar a su vecino, Blain Williams, que tenía casi 70 años, limpiando laentrada al garaje del élder Soares y también la acera.
Otrovecino, Daniel Almeida, ofreció llevar al élder Soares al centro de Salt LakeCity para su trabajo, ya que él no podía manejar su auto debido al yeso.
“Ellos, bondadosa y silenciosamente, estaban ahí para mí cada mañana hasta que mi familia sanara y pudiéramos otra vez hacer las cosas por nosotros mismos”, dijo élder Soares. “Durante esa fría época de Navidad de 2003, esos hermanos angelicales fueron enviados a nosotros tal como los ángeles ministrantes que fueron enviados a los humildes pastores de la antigüedad. Esos dos hermanos siguieron el ejemplo de nuestro Salvador y pensaron en nuestras necesidades antes que en las de ellos”.
ÉlderSoares prometió a los miembros de la Iglesia que, si ellos vuelven su corazónhacia su entorno, como lo hizo el Salvador, podrán experimentar el verdaderosignificado de la Navidad y encontrarán oportunidades sin fin paraservir.
Como lo narra la historia del nacimiento de Cristo, el Evangelio de Lucas comparte algunos ejemplos de consuelo, paz y gozo que se dieron a los necesitados. Algunas de esas ocasiones son: cuando ángeles visitan a los “pastores aislados de los demás” y cuando los pastores a su vez visitan a María y José “quienes cuidaban al recién nacido lejos de su hogar en Galilea”.
“Vemosque nuestro Padre Celestial estaba muy al pendiente, e involucrado, en cadadetalle que rodeaba el nacimiento de Su Hijo Unigénito”, dijo élder Soares.
Laaparición de ángeles a los pastores trajo “el consuelo necesario de que Dios estabaal tanto de ellos y de que los tenía en alta estima como para escogerlos comolos primeros testigos del nacimiento del Cordero de Dios”.
Ylos pastores trajeron a María y José “el muy necesario consuelo de que otros sabíandel milagro divino del que eran parte”.
ÉlderSoares continuó, diciendo: “Ciertamente entre nosotros hay pastores modernos —hombres y mujeres que trabajan hasta muy tarde y desde muy temprano paraganarse el sustento”, que incluye al personal de hospitales y de emergencias,equipos de noticieros, guardias de seguridad y empleados de tiendas deconveniencia y estaciones de gasolina. Algunos tal vez se sientan aislados delos demás debido a su horario de trabajo.
“Al seguir los pasos de nuestro Salvador, que podamos escuchar el sonido del paso de las sandalias y alcanzar la firme mano del Carpintero”.
Losmodernos Josés y Marías incluyen a los que se han mudado de su país natal yestán tratando de acomodarse a una nueva vida, como le pasó a la familiaSoares.
“Al acercarnos a la Navidad, me pregunto si podríamos llegar a ser más como la hueste angelical, visitando a pastores modernos para darles las buenas nuevas de Cristo, paz y consuelo”, dijo él. “Y me pregunto si podemos llegar a ser más como los pastores al responder al llamado para visitar y ministrar a los Josés y Marías modernos en nuestros vecindarios y en nuestras comunidades para darles la confirmación, una vez más, de que Dios los ama, los vigila y los cuida”.
Dartiempo a los demás, y dar silenciosa y bondadosamente, hará que las personaslleguen a conocer mejor al Salvador, y a que encuentren “en la tierra paz,buena voluntad para con los hombres”.
“Al seguir los pasos de nuestro Salvador, que podamos escuchar el sonido del paso de las sandalias y alcanzar la firme mano del Carpintero”, dijo élder Soares. “Al buscar al Salvador en todo lo que hacemos, que la Navidad no sea solo un día o una temporada, sino que sea un estado del corazón y de la mente, y que el gozo y el amor que se siente en la Navidad esté siempre cerca”.