La felicidad es lo que el gran filósofo Aristóteles dijo que las personas buscan por encima de todo lo demás. Y 2.400 años después, la búsqueda de la felicidad todavía está en pie.
“Pero, ¿qué tan exitosos somos en encontrarla?”, preguntó el élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, a los jóvenes adultos durante un devocional multi-regional en Palo Alto, California, el 27 de octubre.
A pesar de los avances en las condiciones de vida, el transporte, la atención médica, la tecnología y el entretenimiento desde la época de Aristóteles, cada año se publican nuevos estudios sobre la infelicidad y la desesperación que existe en los días modernos.
“Con demasiada frecuencia, la gente, hoy en día, confunde la felicidad con el hecho de experimentar placer. Publicamos imágenes de Pueblos de Potemkin sobre nuestras vidas en las redes sociales que ofrecen impresiones despreocupadas de una existencia idílica de sol interminable, risas y felicidad eufórica”, dijo el élder Uchtdorf, refiriéndose a su discurso sobre ser genuinos de la conferencia general de abril del 2015.
Miles de jóvenes adultos se reunieron el 27 de octubre en la Iglesia Memorial de Stanford para la reunión, patrocinada por la Asociación de Estudiantes Santos de los Últimos Días de la Universidad de Stanford. En 1981, el élder Uchtdorf sirvió en un grupo de trabajo presidencial que lo llevó al área. Él dijo: “Fue agradable regresar de una manera diferente y estar en la histórica Iglesia Memorial de Stanford, con su hermosa arquitectura y su mosaico dorado que brilla a la luz de la tarde”.
Además del élder Uchtdorf, hablaron Margaret Ivory y Alejandra Aldridge, ambas de la Asociación de Estudiantes Santos de los Últimos Días.
Durante el devocional, el élder Uchtdorf habló sobre descubrir la verdadera felicidad que viene de recorrer el camino del discipulado y compartir experiencias como seguidores de Jesucristo.
Al contrario de la felicidad falsificada que se encuentra hoy en día en las redes sociales, Aristóteles describió la felicidad utilizando el término “Eudaimonia”, que significa “florecimiento humano”. Esta definición implica que la felicidad viene del “esfuerzo diario por convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos”, en lugar de venir de los momentos de placer, dijo.
El Padre Celestial también ha ofrecido sabiduría sobre cómo hallar gozo. Él se preocupa de la felicidad de cada uno de Sus hijos. ¿Por qué? “Porque ustedes son Sus hijos. Él los conoce. Él los escucha. Él desea que tengan éxito. Él quiere que ustedes sepan lo que significa llenar sus almas con la luz incomprensible de la gloria eterna.
“Si ustedes realmente entienden e internalizan esto, nunca volverán a ser los mismos”, dijo el élder Uchtdorf.
Además, citó la “declaración de misión” de Dios que se encuentra en Moisés 1:39 sobre Su obra y gloria de llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna de Sus hijos e hijas.
“Imaginen eso – el Ser más poderoso del universo – el Ser que creó las estrellas, las nebulosas, y las galaxias considera la felicidad eterna de ustedes como Su mayor prioridad”, dijo el élder Uchtdorf
Para ayudar a Sus hijos a volver a salvo a casa, el Padre Celestial tiene preparado un plan de felicidad – un plan basado en el albedrío que permite a Sus hijos alcanzar su potencial como “seres de luz y gloria”.
Parte de este plan incluye cometer errores y aprender de ellos. “No queremos cometer errores. Pero cuando lo hacemos, debido al sacrificio eterno de nuestro Salvador, podemos ser perdonados y comenzar de nuevo”, dijo él.
Además, el élder Uchtdorf sugirió tres cosas que podemos hacer para comenzar nuestro viaje de discipulado:
- Conozcan el manual. Estudien las palabras de Dios. “Busquen conocer a su Padre Celestial y a Su Hijo, Jesucristo. … Aprendan a comunicarse con los cielos”.
- Alineen sus corazones, mentes y acciones con los mandamientos y las enseñanzas de Dios. “Practiquen para convertirse en verdaderos discípulos de Jesucristo. Recuerden, la misma palabra, ‘práctica’, implica un grado de imperfección. Dios comprende eso. Y ustedes también deberían comprenderlo”.
- Comprendan que los discípulos de Jesucristo son conocidos por su amor por otros. “Tiendan una mano de compasión a aquellos con los cuales entren en contacto. Lloren con ellos. Alégrense con ellos. Minístrenles. Cuanto más amen y sirvan a otros, más estarán en el servicio de su Dios”.
“Pero esto no es todo”, dijo el élder Uchtdorf.
El mandamiento del Salvador de “I[r] y hace[r] discípulos a todas las naciones…” (Mateo 28:19) no era solamente para Sus apóstoles originales. “La gran comisión de Jesucristo se aplica a nosotros en nuestros días”, dijo él.
Llegar a conocer al Padre Celestial y comprender la Expiación de Jesucristo traerá un mayor deseo de compartir el evangelio.
Mientras hablaba sobre el hecho de que la Iglesia puede ser fácil para algunos, el élder Uchtdorf les dijo a aquellos que puedan tener dificultades: “No todo está perdido. Ustedes todavía pueden desempeñar un papel necesario y decisivo en el cumplimiento de la gran comisión de Jesucristo” al usar las conversaciones diarias para hablar sobre lo que está sucediendo en sus vidas como miembros de la Iglesia.
“Imaginen eso — el Ser más poderoso del universo — el Ser que creó las estrellas, las nebulosas, y las galaxias considera la felicidad eterna de ustedes como Su mayor prioridad”.
Algunos conocidos querrán aprender más, y otros no. “Eso es entre ellos y Dios”, dijo el élder Uchtdorf.
“Permitan que su Padre Celestial obre Sus milagros. Él puede tomar una simple publicación en las redes sociales o un breve comentario a un amigo y transformarlo en una luz que arda en el alma de otra persona”.
Ministrar y elevar a otros cuanta como un éxito, no solo cuando alguien se une a la Iglesia. El éxito llega a través de actos simples de bondad y amistad.
El élder Uchtdorf también enfatizó el poder que existe en estas tres invitaciones: “Vengan y vean”, “Vengan y ayuden” y “Vengan y quédense”. El evangelio de Jesucristo es la mayor esperanza que existe para un mundo mejor y más pacífico – un mundo donde las personas inclinen sus corazones a Dios y sirvan a su prójimo.
“Como discípulos de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, ustedes son necesarios para desempeñar su papel en la transformación de este sueño a la realidad. Ustedes son los agentes de Dios. Sus representantes a todos aquellos con quienes ustedes entren en contacto. Son ejemplos del gozo y de la satisfacción que trae el evangelio.
“Su misión es, primero, hacer estos cambios dentro de sus propios corazones y luego, ser ejemplos y servir a los demás a medida que ayuden a otros a hacer lo mismo”, dijo él.
Sigan la guía que se encuentra en “Para la Fortaleza de la Juventud”. Tomen la decisión de siempre tener una recomendación del templo vigente. Internalicen los principios de “Ven, sígueme” al utilizarlo como una guía diaria. Oren al Padre Celestial cada día y confíen en Él.
“Hagan estas cosas todos los días y verán frutos emocionantes, prácticos, espirituales y emocionales en sus vidas”, dijo él.
Dios utilizará cada esfuerzo de compartir el evangelio para obrar Sus milagros. “Con cada acto de bondad, cada palabra de testimonio, cada oración que ofrezcan, este mundo se convierte en un lugar mejor, más puro y más pacífico”.
El élder Uchtdorf cerró su discurso en el devocional extendiendo una bendición apostólica e instando a los jóvenes adultos a permitir que el Espíritu trabaje en sus corazones y a compartir esa luz con los demás. “Al hacerlo, estarán en el camino hacia el descubrimiento del verdadero significado, la paz y la felicidad en esta gran aventura y en la vida venidera”.
Luego del devocional, el élder Uchtdorf y la hermana Harriet Uchtdorf se mezclaron con la audiencia para estrechar la mano y conversar con los jóvenes adultos. El élder Uchtdorf dijo: “Pudimos ver cuánto se aman unos a otros, cuánto aman a la Iglesia, y cuán singularmente aman al Padre Celestial y a Su Hijo, Jesucristo”.