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Élder Holland explica cómo BYU-Hawái es parte de un experimento para establecer Sion

De izquierda a derecha, el presidente John S. Tanner, presidente de BYU-Hawái; el élder Jeffrey R. Holland; la hermana Patricia Holland; y la hermana Susan W. Tanner caminan en el campus de BYU-Hawái el 22 de octubre.
Élder Jeffrey R. Holland y su esposa, la hermana Patricia Holland, caminan en el campus de BYU-Hawái el 22 de octubre. Crédito: Trisha Panzo
Élder Jeffrey R. Holland habla durante un devocional en BYU-Hawái el 22 de octubre. Crédito: Monique Saenz, BYU-Hawai
Élder Jeffrey R. Holland saluda a una joven dama después del discurso de él en el devocional en BYU-Hawái el 22 de octubre.
Élder Jeffrey R. Holland saluda a las personas después del discurso de él en el devocional en BYU-Hawái el 22 de octubre.
Élder Jeffrey R. Holland saluda a los estudiantes después del discurso de él en el devocional en BYU-Hawái el 22 de octubre. Crédito: Monique Saenz, BYU-Hawai
Élder Jeffrey R. Holland saluda a los estudiantes después del discurso de él en el devocional en BYU-Hawái el 22 de octubre. Crédito: Monique Saenz, BYU-Hawai
Élder Jeffrey R. Holland y su esposa, hermana Patricia Holland, son fotografiados con el presidente de BYU-Hawái, el presidente John S. Tanner y su esposa, hermana Susan W. Tanner, junto con un grupo de estudiantes. Crédito: Monique Saenz, BYU-Hawai
De izquierda a derecha, presidente John S. Tanner, presidente de BYU-Hawái; élder Jeffrey R. Holland; hermana Patricia Holland; y hermana Susan W. Tanner. Crédito: Monique Saenz, BYU-Hawai

Los primeros Santos sacrificaron dinero, tiempo, trabajo y aun lágrimas para construir los templos de Kirtland y Nauvoo. Ambos templos fueron abandonados poco después de su construcción.

Dos días después de que los primeros Santos llegaran al valle de Salt Lake, el presidente Brigham Young declaró que otro templo sería construido. Para algunos Santos, el doloroso recuerdo de lo que pasó en Ohio, Misuri, y en Illinois, era un recuerdo aún fresco.

Brigham Young no sabía cómo luciría el Templo de Salt Lake, ni cuánto tiempo se tardaría su construcción, o que él moriría 15 años antes de que se terminara su construcción. Pero sabía que Dios quería que la tarea se hiciera con fe.

La diligencia y actitud de Brigham Young se refleja en esta declaración que siguió al anuncio del templo: “Nunca me preocupó nada excepto una cosa, y eso es sencillamente saber que soy recto ahora ante mi Padre Celestial”.

“Su preocupación no era una futura vindicación, o el ‘arco de la historia’. Su preocupación era con el deber en ese momento”, dijo el élder Jeffrey R. Holland del Cuórum de los Doce Apóstoles.

“Él sabía que la jornada de miles de kilómetros, o de diez miles de kilómetros, empieza con un paso, y él puso su pala en la tierra para una vez más edificar un ancla a la ciudad de Sion”.

Semanas antes del centenario de la dedicación del Templo de Laie Hawái, élder Holland habló a los estudiantes de BYU-Hawái, en su discurso del 22 de octubre, acerca del singular privilegio de ellos de aprender tanto del templo como de la universidad sobre la profética meta del establecimiento de Sion.

Élder Jeffrey R. Holland habla durante un devocional en BYU-Hawái el 22 de octubre.
Élder Jeffrey R. Holland habla durante un devocional en BYU-Hawái el 22 de octubre. | Crédito: Monique Saenz, BYU-Hawai

Como se evidencia en sus planes para Nauvoo, Illinois, el profeta José Smith concibió que la ciudad ideal de Sion iba a estar anclada por un templo y una universidad — por una casa de fe y por una casa de aprendizaje.

BYU-Hawái es una de solo cuatro “estancias experimentales en la creación de Sion”, donde un templo y una universidad armonizan entre sí como una continuación de la búsqueda del sueño de José Smith. BYU, BYU-Idaho y el LDS Business College son las otras estancias.

“Si ustedes perseveran a través de sus vidas como han comenzado en sus programas de estudios aquí, y si ustedes son fieles a lo que los templos Santos de los Últimos Días y universidades son — para lo que Sion está — yo les prometo en el nombre del Señor que su futuro se desplegará como Él lo destinó antes de la fundación del mundo”, dijo élder Holland a los estudiantes de BYU-Hawái.

Al igual que los templos de Kirtland, Nauvoo y Salt Lake, la construcción del templo en Laie fue también una historia de fe — una historia que comenzó con una impresión en 1864 de construir el templo y continuar trabajando por más de 50 años hasta que fue dedicado en el Día de Acción de Gracias, el 27 de noviembre de 1919.

El Templo de Laie Hawái hoy en día sirve a los fieles Santos de Oahu, Kauai (el Templo de Kona Hawái ha servido al resto de Hawái desde el año 2000) y a las Islas Marshall en el Pacífico Occidental. Cuando fue abierto por primera vez en 1919, sirvió a todo Hawái, a las islas del Pacífico Sur y a Asia.
El Templo de Laie Hawái hoy en día sirve a los fieles Santos de Oahu, Kauai (el Templo de Kona Hawái ha servido al resto de Hawái desde el año 2000) y a las Islas Marshall en el Pacífico Occidental. Cuando fue abierto por primera vez en 1919, sirvió a todo Hawái, a las islas del Pacífico Sur y a Asia. | Crédito: Mike Foley

Y la misma determinación y esfuerzo ha marcado la historia de BYU-Hawái, que empezó en 1955 como el colegio universitario de Hawái de la Iglesia, con 153 estudiantes aprendiendo acerca de estructuras sobrantes de la guerra.

“La historia de ustedes ha sido desafiante, aun angustiosa en algunas décadas, dándoles una muestra de cómo fue el camino para Kirtland, el Condado de Jackson y Nauvoo”, dijo el élder Holland. “Pero están aquí, y su éxito es obviamente gracias a su tenacidad.

“No todos los aspectos del futuro están claros… pero todo acerca del experimento de BYU-Hawái es justo como todo lo que ese templo en la cima de la colina, al oeste de nosotros, es: una declaración de fe, una declaración de sacrificio, una declaración de profecía y de pureza y milagros”.

El éxito de BYU-Hawái y de sus estudiantes seguirá requiriendo fe y dirección divina, dijo él.

Élder Holland encargó a los estudiantes declarar en la lejanía y extensamente la historia de ellos en BYU-Hawái — lo que han hecho “centrado en la búsqueda de una manera única para aprender y, fundamentalmente, para vivir; una manera que combinó la razón y la revelación, la fe y el intelecto; exaltando a la mujer y al hombre totalmente en todo el proceso”.

Élder Jeffrey R. Holland y su esposa, la hermana Patricia Holland, caminan en el campus de BYU-Hawái el 22 de octubre.
Élder Jeffrey R. Holland y su esposa, la hermana Patricia Holland, caminan en el campus de BYU-Hawái el 22 de octubre. | Crédito: Trisha Panzo

Y entonces agregó: “Testifiquen a sus amigos, vecinos, empleadores y empleados que ustedes aún están procurando ser ‘rectos antes su Padre Celestial’… una lección que aprendieron en la Universidad Brigham Young de Hawái”.

Sean fieles, confíen en Dios y sigan adelante. “Su futuro es brillante y las promesas de Dios a ustedes son firmes”, declaró el élder Holland.

Terminó su discurso parafraseando a Brigham Young: “‘No sé dónde estaré mañana, ni cuándo esta (experiencia universitaria sea totalmente realizada, pero) esto es lo que sé: habrá (una gran universidad) construida aquí. Sé que este es el deber de este pueblo’, el construir una gran universidad para el Señor’”.

Antes de hablar en el devocional de BYU-Hawái, el élder Holland presidió una conferencia de estaca en la Estaca Hawái Waipahu, con el élder Voi R. Taeoalii, setenta de área, los días 19 y 20 de octubre.

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